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miércoles, 30 de julio de 2014

Aspiración, excelencia, moderación, confianza







Joan Escarrabill nos ha ofrecido esta temporada cuatro miradas laterales que podrían bien representar cuatro virtudes profesionales: aspiración, excelencia, moderación y confianza.

La inaugural “Queremos ir a la luna” afirma las razones por las que ahora debemos prestar especial atención al reto social de la cronicidad.

En la emotiva “Nunca tocaré el violoncelo como lo hacía Jacqueline du Pré” se cubre entre melodías la aspiración por dar lo mejor de sí en nuestro quehacer diario y de la mano de Gladwell se nos desvela un secreto para lograrlo.

La tercera mirada vino inspirada por la poetisa Maria Mercè Marçal. En “Incubaba el huevo de la muerte blanca” se abordan los límites de la digitalización en la profesión de cuidar.

Finalmente, en “Los hombres (de mi generación) no lloramos” se trata con cierta ironía intergeneracional del irresoluble debate entre privacidad y transparencia.
Para los que les gusta llevarse una buena lectura para el descanso estival, estas son las cuatro referencias bibliográficas que nos han dejado las miradas laterales de Joan Escarrabill:  
  • Start with a why de Simon Sinek
  • Outliers de Malcolm Gladwell
  • Sociofobia de César Rendueles
  • La sociedad de la transparencia de Byung-Chul Han 

Tino Martí


Queremos ir a la luna
Demasiado a menudo tengo la impresión de que el ritmo trepidante que imprimimos a las cosas que hacemos nos hace discutir casi exclusivamente el qué y el cómo...
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Nunca tocaré el violoncelo como lo hacía Jacqueline du Pré
Para ser franco, debo reconocer que soy un buen ejemplo de "muldideficiencias". No tolero la lactosa (no soy consciente de haber bebido nunca un vaso de leche), mi gusto...
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Incubaba el huevo de la muerte blanca 
Maria Mercè Marçal (1952-1998) era una mujer polifacética y una poetisa extraordinaria, muy especialmente para mí. Murió a los 46 años...
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Los hombres (de mi generación) no lloramos
La formación emocional ha cambiado a lo largo del tiempo. A una parte de los hombres de mi generación nos educaron en la contención de las emociones...
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