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lunes, 30 de noviembre de 2015

La cesárea como bien de consumo








En la medicina privada de Brasil, la práctica de la cesárea ha llegado al 90% de los nacimientos. En aquel país, los ginecólogos y las matronas, si es que quedan, han perdido el oficio de ayudar las mujeres a parir, y algunas clínicas obstétricas sólo trabajan de forma programada y en horarios de oficina. La mala investigación tampoco ha ayudado. En el año 2000, un equipo de investigadores liderados por la Dra. Mary Hannah revelaron que la cesárea era una práctica más segura en las presentaciones de nalgas, información que tuvo un impacto casi inmediato en la clínica. Cuatro años más tarde se vio que aquella investigación había estado mal hecha y que sus conclusiones eran erróneas, pero los ginecólogos ya habían perdido las habilidades (nada fáciles) de practicar los partos vaginales en este tipo de presentaciones. El resultado es que hoy en día la posición fetal de nalgas equivale, de manera indefectible, a cesárea, a pesar de la falta de evidencia que sustente la indicación.

Debido al incremento constante de esta práctica, The Economist ha elaborado un reportaje que destaca que la cesárea se ha convertido en un bien de consumo ligado al bienestar económico y a la expansión de las clases medias. Con los datos actuales, uno de cada tres niños que nacen en los países desarrollados lo hace por cesárea (uno de cada cuatro en España), cifra que no hace más que aumentar cada día que pasa. Pero lo que es más sorprendente de este indicador es la enorme variabilidad que hay en la comparación entre centros. En EEUU el rango va del 7% al 70%, y en Cataluña, gracias a los datos en abierto de la Central de Resultados, sabemos que hay un centro que practica la cesárea a dos de cada tres nacimientos, aproximando sus estándares a los brasileños.

De acuerdo con estudios conocidos, la cesárea está relacionada con la reducción de la mortalidad maternal hasta la cifra del 10-15%, y a partir de entonces, esta práctica quirúrgica, no sólo ya no aporta más valor, sino que empiezan a pesar, sin aportar beneficios, las complicaciones esperables en todas las intervenciones quirúrgicas, además de algunas circunstancias específicas incentivadas por la cesárea como son la mayor probabilidad de sufrir depresión puerperal o de cursar con placentas previas en los embarazos posteriores.

Cuando los profesionales de la clínica se dejan vencer por el consumismo y por los intereses ilícitos, aparecen las prácticas excesivas, las complicaciones evitables y los malos resultados. El caso de las cesárea es un ejemplo, pero por desgracia no es el único.

Posted by Jordi Varela, editor

1 comentario:

  1. Excelente reflexión... El animo de lucro es tóxico para la medicina moderna...

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