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lunes, 12 de noviembre de 2018

La mala ciencia, una losa para la práctica clínica de valor








@varelalaf
Andy Brunning es un profesor británico editor de un blog de gran impacto, "Compound Interest", que produce materiales gráficos para la mejor comprensión de la química. Brunning, después de una experiencia compartida con investigadores biomédicos, se dio cuenta de las tensiones existentes en esta campo y editó un post excelente sobre cuáles son, según su entender, los ejes que caracterizan la mala ciencia, de los que me gustaría destacar los siguientes: titulares sensacionalistas, lenguaje especulativo, conflictos de intereses, confusión entre correlación y causalidad, resultados no reproducibles y, con demasiada frecuencia, muestras no representativas, ausencia de grupo control, ausencia de doble ciego y presentación de resultados parciales.

Valgan como ejemplo de lo que explica Brunning las confusas evaluaciones de tres terapéuticas de gran impacto en la práctica clínica moderna: los nuevos anticoagulantes para disminuir el riesgo de embolismo cerebral de las personas con fibrilación auricular, las estatinas para la prevención primaria del riesgo cardiovascular y las vertebroplastias para reducir el dolor de las personas que han sufrido fracturas vertebrales.

Irregularidades y lagunas en la aprobación de los nuevos anticoagulantes

Juan Erviti, investigador de Osasunbidea (Navarra), publicó en 2016 un informe sobre la calidad de los ensayos clínicos que los laboratorios promotores de nuevos anticoagulantes (dabigatran, rivaroxaban, apixaban y edoxaban) habían presentado a las agencias reguladoras para su autorización. En su revisión, Erviti concluyó que se habían detectado numerosas irregularidades graves, incluidas la ocultación y la falsificación de datos. Según el autor, las agencias reguladoras, tanto la americana FDA como la europea AME, han mostrado falta de rigor con la aprobación de estos medicamentos de uso tan frecuente, al no haber tenido en cuenta los defectos metodológicos de los ensayos clínicos que sustentaban su eficacia.

Deficiencias en la evaluación de la efectividad de las estatinas

Desde hace medio siglo que se ha considerado el colesterol (LDL) como una causa mayor de arteriosclerosis y, por tanto, de riesgo cardiovascular y, de acuerdo con ello, las estatinas, un medicamento que reduce efectivamente los niveles de colesterol en sangre, se consideran el tratamiento farmacológico más indicado para evitar los infartos de miocardio. En un entorno de fuerte presión para la estatinització masiva de la población de riesgo, cada vez hay más voces que advierten que la simple reducción química del colesterol sanguíneo no es una acción suficiente para interferir de manera efectiva los mecanismos fisiopatológicos de la arterioesclerosis coronaria. En esta línea, en un artículo reciente, un equipo internacional de investigadores concluye que las revisiones publicadas por los defensores de las estatinas vienen repletas de errores y de falsificaciones, de las que destacan dos: la exclusión de los ensayos con resultados desfavorables y la ocultación de numerosas observaciones contradictorias. A pesar de esta persistente evidencia (ver post "¿Debemos estatinitzar la sociedad?") Sorprende que, con fecha de hoy, las guías de práctica clínica, tanto de NICE como de Cochrane, continúen recomendando el uso de estatinas para la prevención primaria del riesgo cardiovascular.

La batalla por la efectividad de las vertebroplastias

Hace poco comenté, en este mismo blog, los resultados de un ensayo clínico multicéntrico elaborado con cirugía falsa para evaluar la efectividad de las vertebroplastias, un trabajo que concluyó que, a un mes vista de la intervención, las mejoras en el dolor, las limitaciones funcionales y la calidad de vida fueron comparables tanto en los pacientes intervenidos como en los del grupo control. Un lector, sin embargo, me hizo notar que había una revisión sistemática y un meta-análisis posteriores a aquel trabajo, que concluían lo contrario, es decir, que las vertebroplastias eran efectivas, y por eso me apresuré a publicar un post de rectificación. El asunto es que ahora tengo en las manos una nueva revisión sistemática, esta de Cochrane, más actual y con más del doble de estudios que la revisión favorable, que afirma que las vertebroplastias no aportan beneficios clínicos a los pacientes, mientras que pueden someterlos, en cambio, a riesgos post-quirúrgicos nada despreciables.

Un número muy grande de personas se ven lanzadas a tratamientos de efectividad dudosa que sangran los presupuestos sanitarios y que pueden generar efectos secundarios. Teniendo en cuenta este escenario, parece mentira que, en los tres tratamientos analizados, la investigación biomédica se muestre tan tendenciosa y esté dando tantos motivos de confusión y de preocupación para el ejercicio de una práctica clínica de valor.


Jordi Varela
Editor

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