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viernes, 3 de mayo de 2019

Innovación exponencial, o ir tirando








La sostenibilidad de los servicios de salud está asociada a su desarrollo racional. El elemento clave es la generación de empleo intensivo en conocimiento, que solo puede ser fruto de la innovación. 
En términos generales, la innovación en salud ha de tener dimensión exponencial y basarse en: 
  • La generación de demanda inteligente por parte de los profesionales de la salud. 
  • La participación de los ciudadanos y de todos los agentes sociales y económicos.
  • La promoción de modelos de negocio basados en el valor para los usuarios.



1. El sector salud podría ser muy pronto el filón de ocupación más importante

La Commission for Health Employment and Economic Growth de Naciones Unidas afirma que el sector de la salud liderará la creación de puestos de trabajo a partir de 2020. Ya es el sector más activo en creación de ocupación en Estados Unidos en 2018 (uno de cada siete nuevos trabajos). Según la London Health Commission, en la ciudad de Londres (8 millones de habitantes) se pueden crear unos 50.000 puestos de trabajo vinculados al despliegue del e-salud. Empieza a haber estudios e informes similares referidos a países de la OCDE. Recomiendo dar un vistazo a la lista de los empleos en servicios de salud que realiza el Bureau of Labour Statistics de Estados Unidos, en el que aparecen más de 40 tipos de profesionales sanitarios (con la media de los sueldos correspondientes), esto sin contar los diferentes empleos posibles en la actividad social y económica asociada a la salud: ingenieros, matemáticos, químicos, diseñadores, economistas, gestores, etc. Destacan el déficit en atención primaria y preventiva y el de trabajadores no sanitarios. Por cada dos empleos de profesionales de salud puede haber un empleo en el sector salud para un no sanitario.

2. Generar oportunidades de empleo sostenible dependerá en gran parte de la capacidad de innovación exponencial

El grueso de la demanda de servicios de salud está dominado por las enfermedades crónicas de una población que envejece y necesita tratamiento y atención continuada. Esto puede ser una pesadilla, o todo un filón de oportunidades si se entiende que hay que innovar y, más todavía, que hay que innovar exponencialmente para ofrecer más y mejores servicios con menos costes relativos. Es la única salida. ¿Por qué exponencialmente? La respuesta es muy simple, el conocimiento –y todo en nuestro entorno– crece aceleradamente y en un contexto globalizado.

3. Para innovar en salud, los profesionales del sistema han de poder crear demanda inteligente

El proceso de innovar se inicia si los profesionales del sector dedican su talento y experiencia a definir correctamente lo que es susceptible de mejorar. Llamémoslo demanda inteligente. Si se pueden identificar bien los problemas y las mejoras, las soluciones caen por su propio peso. 

El sistema de salud parece un mar de islas de excelencia científica con isleños preparados y diligentes, pero que apenas se hablan de una isla a otra. Más que reorganizar el sistema, parece que habría que empezar desde cero. ¿Por qué hay start-ups de pocos años que aventajan a las empresas más antiguas? Pues porque las nuevas no arrastran ningún lastre, han nacido lean y digitales. Quizá la innovación podría ser la estrategia del troyano para transformar el sistema de salud desde dentro. Cada vez que se inicia un proyecto de innovación en un centro de salud, al cabo de muy poco rato ya hay algún principio inamovible que se tambalea. 

4. Los pacientes tienen que formar parte de la ecuación 

Mantener y mejorar los niveles de bienestar, tanto de las personas como de los colectivos, pasa inexorablemente por entender que la salud es una responsabilidad de todos y cada uno de los usuarios y no solo del sector profesional de la salud. El compromiso con la salud debe ser compartido por todos los agentes sociales y por los ciudadanos, que tienen que implicarse a fondo en su salud. 

Hemos de ser conscientes de que el punto de partida es el que es. Hasta un 45% del gasto en salud podría estar comprometido por el coste derivado de los errores. Si los pacientes tuvieran que intervenir en la toma de las decisiones que les afectan, tanto los profesionales como los pacientes se verían obligados a entenderse entre ellos, al igual que los profesionales. Solo esto ya supondría un gran adelanto, considerando que la mayor parte de los errores en diagnósticos y tratamientos podrían estar asociados a déficits de comunicación (1).

5. Hay que ensayar y promover modelos de negocio basados en la creación de valor para el paciente

Hablar de la dimensión económica de la salud es tabú. La palabra negocio, para no pocos, es sinónimo de atentado contra la equidad. Se confunden quien paga y quien presta el servicio, y no se tiene prácticamente conciencia de cómo se estructuran ni el ingreso ni el gasto. Esta visión, limitadora en mi opinión, es consecuencia de varios factores. Por un lado, la cultura funcionarial y, por otro, también, el considerar la salud como un coste en vez de entender que es una inversión. Uno de los retornos más importantes de la inversión en salud –después del bienestar de los usuarios– es la creación de puestos de trabajo intensivos en conocimiento y, por lo tanto, sostenibles. 

Todos tenemos una parte de la responsabilidad de explicarlo claramente y no nos podemos dormir.



Bibliografía

(1) Vermeir, P., Vandijck, D., Degroote, S., Peleman, R., Verhaeghe, R., Mortier, E., ... & Vogelaers, D. (2015). Communication in healthcare: a narrative review of the literature and practical recommendations. International journal of clinical practice.

3 comentarios:

  1. Creo que un aspecto clave es la orientación a la salud que se desprendre de la lectura del post, el segundo e igual de importante además de la participación clave de las personas atendidas en el sistema, es que los profesionales desarrollen al máximo sus competencias, por lo tanto además de innovar en lo que hacemos se debe innovar en quién lo hace.

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  2. La participación del paciente es clave, pero no debe ser un mantra (como humanización, empatía...). Participación implicas transferencia de poder y esto cambia muchas cosas (status profesional, prioridades...)

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  3. El punto 5 resume perfectamente la raiz del problema que viven todos los sistemas sanitarios, si no damos el salto y cambiamos el paradigma entraremos lastrados en el openmind and fastmind al que nos estamos adentrando

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