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miércoles, 8 de octubre de 2014

Política sanitaria: la tercera revolución




"Estamos a las puertas de una revolución en la política sanitaria que cambiará para siempre nuestra forma de pensar sobre la salud y la atención sanitaria. En unos cuantos años, nuestra visión de la organización y de la administración de los servicios sanitarios será transformada."

Con un comienzo como este, no es de extrañar que me enganchara este artículo pillado a través de Twitter. Se trata de un editorial del Internacional Journal of Health Policy and Management firmado por Pierre-Gerlier Forest (@pgfor), director del Johns Hopkins Institute for Health and Social Policy. El autor plantea que nos encontramos ante una nueva revolución en política sanitaria, según él, la tercera de esta magnitud, después de las dos que la han precedido:

1era revolución: Años 70s con la introducción de un gran cambio conceptual: las necesidades de salud de la población como vector principal para ajustar la oferta de servicios sanitarios (Aspects of Medical Care de Avedis Donabedian).
2ª revolución: Años 90s hasta la actualidad con la constatación de que la atención sanitaria, lejos de estar basada en la evidencia, está llena de derroche, errores y paternalismo. Prima el paradigma de la seguridad de los pacientes (To Err is Human) y la "voluntad" de los pacientes (Don Berwick).

La 3ra revolución anunciada por Forest se estaría gestando porque la política sanitaria aún no ha integrado algunos de los avances más notables que se han producido durante la última década:

1. El énfasis en la perspectiva biosocial

De siempre es sabido que las condiciones sociales tienen influencia sobre la salud, pero esto no ha tenido demasiado impacto en la distribución de recursos. La investigación en los últimos años ha dado lugar a robustos modelos científicos que describen recorridos biológicos a través de los cuales las condiciones sociales pueden alterar la salud física y mental de los individuos y que podrían ser tenidos en cuenta por parte de los profesionales sanitarios.

2. Economía conductual (behavioral economics)

Los avances en el estudio de la economía y en la psicología de las decisiones es una oportunidad para repensar numerosas asunciones sobre cómo las personas eligen (incluyendo las que tienen que ver con profesionales bien informados y bien preparados). También es una buena ocasión para diseñar marcos institucionales más efectivos y respetuosos con la amplia variedad de incentivos a los que las personas reaccionan.

3. Nuevas herramientas de gobierno

Desde los años 80 la ciencia de la administración se ha interesado por los instrumentos que pueden utilizar los gobiernos, más allá de la legislación o los impuestos, con el fin de conseguir sus objetivos (contratos, vouchers, etc). Esta tendencia será cada vez más presente, no sólo en el sector público sino también en el sector privado lucrativo y no lucrativo, y se necesitarán "cajas de herramientas" que permitan que el desarrollo de políticas no dependa sólo de un Estado más grande e invasivo .

4. Efectos de sistema de segundo orden (second-order system effects)

Una de las mayores contribuciones de John E. Wennberg es haber observado y documentado estos efectos: si una determinada política no tiene en cuenta las posibles implicaciones a nivel de sistema, está destinada al fracaso. El análisis de ese fenómeno será más fácil gracias a las mejoras en la recogida y tratamiento de la información, pero la dificultad está en pasar del discurso a la práctica: ¿cómo explicar a la población que limitar el acceso a procedimientos de alta complejidad puede mejorar su salud?

5. Análisis de los grandes volúmenes de datos (Big data analysis)

Aunque es difícil predecir el impacto a largo plazo sobre la investigación sanitaria y, aún más, sobre la política sanitaria. Es evidente que nos cambiará la manera de abordar los problemas: podremos crear modelos o observar el impacto de una medida de salud pública en tiempo real y para toda la población.

Pierre-Gerlier Forest termina el editorial repasando la importancia de estos 5 aspectos que pueden ayudar a responder preguntas clave:
  • ¿Dónde deberíamos destinar los recursos para obtener el mejor impacto posible sobre la salud de la población?
  • ¿Dónde se debería invertir el dólar o el euro marginal?
  • ¿Cómo se podría gastar mejor?
No sabemos si se producirá o no esta nueva revolución, pero con toda probabilidad estos temas serán determinantes en la política sanitaria del futuro.

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