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viernes, 2 de marzo de 2018

Blockchain y la criptogestión









Se acaba una edición más del Mobile World Congress. Entre las diferentes tecnologías expuestas esta semana en la feria del móvil, la cadena de bloques o blockchain ha aparecido de forma tangencial. Anunciada como la nueva revolución del mundo digital —que algunos la consideran tan disruptiva como internet—, la cadena de bloques es la tecnología que permite funcionar a la popular criptomoneda bitcóin cuyo valor ha alcanzado cuotas inimaginables (superó los 18.000 dólares el pasado diciembre).

¿Pero qué es realmente la cadena de bloques y por qué puede ser de interés para los lectores de Avances en Gestión Clínica?


Blockchain es un sistema de base de datos distribuida que permite que las transacciones entre agentes sean al mismo tiempo seguras y anónimas mediante un sellado de tiempo fiable (trusted timestamp) en el registro público distribuido (distributed ledger). Aunque su aplicación más conocida sea la de realizar operaciones con criptomonedas como bitcóin o ethereum, la cadena de bloques también puede servir para gestionar elementos de valor como certificados, seguros o votos, y está siendo ampliamente experimentada en diferentes sectores como el financiero, el logístico o el alimentario. 

En el sector sanitario la cadena de bloques puede tener diferentes aplicaciones, aunque se encuentran todas en estado embrionario. La aplicación más previsible es la de facilitar el intercambio de datos entre diferentes sistemas de información sanitaria (historia clínica electrónica), a la vez que proporcionar al paciente mayor control sobre sus datos y resolver el persistente problema del identificador único. La iniciativa MedRec del MIT Media Lab representa un buen ejemplo tanto de su potencial como de su estado incipiente.

Hacia la criptogestión


¿Podrían trasladarse las características de la cadena de bloques (intercambiar valor de forma segura, anónima y distribuida, sin que nadie ejerza un control central) al mundo de la gestión? 

Desde una perspectiva teórica o basada en la experiencia en la gestión de organizaciones sanitarias tradicionales, parece bastante difícil y transgresor, salvo que se apliquen a pequeños grupos autoorganizados dentro de estructuras jerárquicas. 

Sin embargo, Jordi Varela nos puso sobre la pista del espléndido libro de Frédéric Laloux Reinventar las organizaciones, que fundamenta formalmente la posibilidad de gestionar organizaciones con liderazgos distribuidos y lo ilustra con diferentes experiencias entre las que sobresale Buurtzorg, la organización holandesa especializada en atención domiciliaria

El imperativo de la colaboración entre organizaciones como fuente de innovación, que se expuso en varias ponencias en el Mobile World Congress, y la aplicación y el desarrollo de la cadena de bloques para facilitar la coordinación en ecosistemas con múltiples agentes prometen ser caldo de cultivo para nuevos modos de organización donde el mando central ya no es ni central ni mando, y la gestión está oculta en el sistema. 

Si te ha sabido a poco y quieres saber más:

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