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miércoles, 7 de marzo de 2018

¿Es posible diseñar un sistema sanitario sin base narrativa?








Una de las cuestiones más complejas en el mundo de la salud es diseñar estructuras y procesos que conjuguen calidad, efectividad y satisfacción del usuario. De momento nadie ha dado con el santo grial del bueno, bonito y barato en sanidad. Donde me gustaría que nos detuviéramos un instante es en el análisis del hecho fundante de todo sistema de salud: el acto clínico. El punto de contacto entre pacientes y profesionales de la salud es el encuentro clínico que dará lugar a una relación terapéutica.

El problema es que hoy en día esto sale muy caro y de momento nadie se atreve a automatizarlo usando tecnología, algoritmos o inteligencia artificial. Cuando uno está enfermo quiere que le trate una persona y no un robot.

Por eso los sistemas llevan años tratando de generar más servicio obligando a que sus recursos humanos rindan más al mismo coste. Pero los sufridos profesionales de la salud no son máquinas por muy altas que sean sus capacidades. Pocos se dan cuenta de que hemos llegado al límite, de hecho, lo hemos cruzado. 

Si sobrecargamos las agendas, se resentirá el encuentro clínico y, si este no es de calidad, las cascadas de gasto en procesos diagnósticos y terapéuticos se incrementarán progresivamente. La persona en situación de enfermedad, crisis vital o situación estresante necesita ser escuchada, comprendida y acompañada. Si en lugar de esto la empujamos a una máquina de pinball sanitario de alta tecnología, rebotará de médico a enfermera y de prueba en prueba hasta ser despedida por el sistema sin haber resuelto el problema de fondo en muchos casos. Las reentradas son cada vez más frecuentes y el paciente acumulará episodios en su historia clínica y nuevas incursiones que empeorarán los maltrechos indicadores de gasto en los diferentes niveles.

En atención primaria llevamos décadas defendiendo la importancia de la medicina narrativa, pero no lo hemos sabido explicar bien ni a la ciudadanía ni a los gestores y políticos. La mayor parte del sufrimiento humano que llega al sistema sanitario es producto del devenir normal de la vida. Problemas de pareja, laborales y sociales diversos terminan en la consulta del médico de familia por no tener otro sitio mejor donde acudir. La destrucción de redes familiares y personales de convivencia y los ritmos de vida urbanos, rápidos y centrados en el trabajo, hacen que la persona en tiempo de enfermar experimente de primera mano lo que es la vulnerabilidad.

Ayudar a que la persona sufriente pueda elaborar su propia narrativa ante su situación sería el curso de acción más humano, menos intervencionista y más eficiente en un gran número de casos. Para ello hay que dotar al profesional de la salud de formación, capacitación, sensibilidad y tiempo suficiente. 

Permitir que cada ciudadano pueda reconocer los malestares que experimente inherentes al hecho de vivir y pueda responsabilizarse de su manejo y atención es una prioridad que no está hoy atendida y que está poniendo en riego el sostenimiento de los sistemas sanitarios. Además del problema de la mayor cronicidad y complejidad, tenemos sobre la mesa el del aumento de solicitudes de atención por personas sanas que saturan desde servicios de urgencia hasta centros de salud y consultas de hospital. 

Es llamativo que nadie hable de ello y no se propongan medidas correctoras, pero —pueden creerme— el exceso de consultas por motivos susceptibles de ser manejados por el ciudadano está reduciendo el tiempo que se debería dedicar al verdaderamente enfermo.

¿Será posible proteger el encuentro clínico para que tenga un mínimo de tiempo y calidad? Puedo imaginar que es posible, pero permitir que sea norma el que un médico de familia dedique cinco o seis minutos por paciente es incompatible con edificar procesos narrativos de calidad. Con buena voluntad no se sostienen estructuras tan pesadas como las sanitarias.



@doctorCasado


Bibliografia:
  • CHARON, Rita. Narrative medicine: a model for empathy, reflection, profession, and trust. Jama, 2001, vol. 286, no 15, p. 1897-1902.
  • CHARON, Rita. Narrative medicine: Honoring the stories of illness. Oxford University Press, 2008.
  • Mann K, Gordon J, MacLeod A. Reflection and reflective practice in health professions education: a systematic review. Adv Health Sci Educ Theory Pract 2009;14(4):595-621.
  • 
Shapiro J. Narrative Medicine and Narrative Writing. Fam Med 2012;44(5):309-11.



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