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lunes, 20 de abril de 2015

Los profesionales son importantes, pero el buen gobierno también








Los profesionales de los servicios sanitarios son importantes porque sin su dedicación y entusiasmo los pacientes no recibirían los cuidados necesarios, especialmente en tiempos de recortes. Ahora bien, este hecho no debería obviar que para que estos profesionales puedan trabajar apropiadamente necesitan que sus organizaciones estén bien gobernadas, y para hablar de ello me remito a dos publicaciones, la primera de ellas es el último libro del veterano profesor de McGill University de Montreal, Henry Mintzberg, y el segundo es un artículo sobre este asunto en el New York Times.

Una de las lecciones más conocidas del profesor Mintzberg ha sido la conceptualización del tercer sector como un elemento equilibrado de las sociedades democráticas. Un sector, dice él, llamado a servir de contrapeso entre la esfera pública y la privada. Su clave diferenciadora es la propiedad que o bien es colectiva, como las cooperativas, o bien es difusa, como las fundaciones o asociaciones, al margen, claro, de sus fines altruistas y su espacio natural: los servicios a la comunidad. Todo esto hace que el tercer sector esté especialmente dotado para gestionar servicios sanitarios de manera ponderada entre las tentaciones despóticas del poder político y los intereses particulares de las empresas privadas.


Un par de evoluciones conceptuales relevantes

Mintzberg prefiere ahora pasar a nombrar el tercer sector como el sector plural, y así le quita de encima el estigma de ser menos importante que los otros dos y, además, su esquema clásico que antes era un triángulo, con un ángulo para cada sector, ahora se ha convertido en una elipse, como pueden ver en la portada del libro, en la que los tres sectores tienen un papel clave en lo que les es propio (la defensa de derechos para el público, el trabajo y el consumo para el privado y la gestión de servicios comunitarios para el plural).

La importancia del buen gobierno


The New York Times, en un artículo de Austin Frack: "In hospital, board rooms are as important as operating rooms", recopila varios estudios que demuestran que, tanto la implicación de los órganos de gobierno en las políticas de calidad como la aplicación de estrategias y operaciones por parte de los gerentes, mejoran indicadores tan sensibles como la mortalidad por infarto de miocardio. Frack dice que es imprescindible que los médicos, las enfermeras y todo el personal implicado haga bien su trabajo, pero que ahora la investigación está avisando que en los resultados clínicos también pesa el clima de trabajo y los modelos organizativos en los que estos profesionales se mueven. "Si no se fomenta la calidad desde los órganos de gobierno y las gerencias, afirma el periodista, podría ocurrir que los mejores médicos y enfermeras no ofrecieran la mejor actuación clínica de la que son capaces."

Mintzberg dice que cuando en una comunidad hay una organización del sector plural que hace su trabajo con responsabilidad y efectividad, lo que cabría esperar es que el sector público le delegara los servicios que le son propios, mientras que el sector privado debería dar el apoyo financiero adecuado para la buena marcha de dichos servicios.

Ah! Un consejo importante para los seguidores mintzberguianos: no se pierdan este nuevo libro del veterano profesor. No les decepcionará. En él encontrarán el Mintzberg más luchador y radical que no se deja nada en el tintero: ni las limitaciones del poder público, ni las tentaciones populistas del sector plural; pero sobre todo, pienso que no les dejará indiferentes su grito firme contra el capitalismo depredador. Como dice él mismo, una economía no debería medirse por el crecimiento sino por el valor que es capaz de aportar a los ciudadanos, y para que ello sea posible debe haber un compromiso de cada uno de los tres sectores  para hacer su trabajo con responsabilidad e independencia.


Jordi Varela

Editor

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