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lunes, 9 de diciembre de 2019

Por una red integrada de atención primaria








Cuando pensamos en atención primaria tenemos tendencia a ceñirnos a los servicios que se prestan en los centros de salud, pero demasiado a menudo nos olvidamos que en el territorio, por suerte, trabajan otros actores, como los dispositivos de atención continuada y urgente, los servicios sociales comunitarios de base, los equipos de salud mental y de adicciones, los de atención a la salud sexual y reproductiva, los de salud pública, los de rehabilitación, los de cuidados paliativos, y otros que puede haber de manera específica en algunos lugares.


Hace años que se piensa que las organizaciones sanitarias integrales (OSI), también denominadas gerencias territoriales, son el modelo de gobernanza que debe facilitar la tan ansiada integración de procesos, pero en la realidad los avances son escasos y lentos y, además, una de las quejas de la atención primaria es que, en las OSI, con demasiada frecuencia se disuelve en los complejos organigramas de los hospitales, ocupando direcciones poco relevantes y perdiendo muchas batallas presupuestarias.

Ahora, una iniciativa de los ingleses (NHS Long-term Plan 2019), promueve la gobernanza de la red de servicios sanitarios y sociales de cada territorio, mediante los primary care networks, unas estructuras organizativas que permitirían que la atención primaria tuviera mucha más fuerza, ya que gestionarían, bajo un mismo paraguas, todos los servicios sanitarios y sociales que actúan en una misma comunidad, los cuales se convertirían en más eficientes, más atractivos para los profesionales implicados y, además, podrían abordar de manera más coral las actividades de salud comunitaria.

Históricamente, los hospitales han tenido mucha voz, gracias a la cual han obtenido generosas partidas presupuestarias y han conseguido grandes hitos en resultados clínicos, especialmente en pacientes que padecen enfermedades agudas, pero ahora que el paradigma ha virado hacia la cronicidad y la fragilidad, las voces de la atención primaria y la del trabajo comunitario deben abrirse paso en los organigramas, mediante la potenciación de una red integrada de atención primaria, modelo organizativo que, como hacen los ingleses, debe permitir, en el marco de las OSI, que los diferentes servicios que actúan en el mismo territorio dispongan de un proyecto compartido y de un equipo directivo unificado que ayude a combatir la fragmentación y que sepa defender unos presupuestos justos para unos servicios valiosos.

Jordi Varela
Editor


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