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lunes, 29 de noviembre de 2021

Los programas de cribado carentes de evaluación independiente

Jordi Varela
Editor





Un grupo de expertos en programas de cribado han publicado un artículo en el BMJ, "Health screening needs independent regular re-evaluation", en el que reclaman establecer nuevos criterios para evaluar la prevención secundaria de forma independiente. Afirman que estos programas nacieron en determinadas circunstancias y que ahora muchas de ellas, como la incidencia de las enfermedades cribadas, los avances diagnósticos o los nuevos tratamientos han cambiado bastante, lo que hace que el balance entre efectos positivos y negativos de los cribados ya no es lo mismo. Los autores del artículo dicen también que los estudios que justificaron la creación de determinados programas no tuvieron en cuenta el impacto del sobrediagnóstico y del sobretratamiento, lo que, en el mundo real, ha empeorado las estimaciones en mortalidad y en años de vida ganados.

La percepción (y la realidad) del sobrediagnóstico

Las personas que son sobrediagnosticadas en un cribado tienen tendencia a verlo por el lado positivo, en el sentido de "qué suerte que me lo han cogido a tiempo", pero cuando se evalúa el impacto del fenómeno en términos poblacionales, las datos son preocupantes puesto que la cascada terapéutica (cirugía + radiación + quimioterapia) no está exenta de complicaciones. El impacto negativo del sobrediagnóstico ya ha provocado la retirada del cribado del cáncer de próstata y del cáncer de tiroides y está generando una gran preocupación en la valoración del cribado del cáncer de mama, especialmente teniendo en cuenta que un estudio de cohorte publicado en Cochrane Denmark ha estimado que una de cada tres mujeres diagnosticadas en los cribados podrían sufrir de sobrediagnóstico.

No confundir prevención primaria con secundaria

Los sistemas sanitarios han vendido el mensaje de que es mejor prevenir que curar, y la población lo ha comprado. Pero ahora muchas personas no distinguen lo suficientemente bien entre las dos vertientes de la prevención, una es la de evitar las enfermedades a base de cuidar de sí mismos: comer sano, practicar hábitos higiénicos, evitar tóxicos, estar en forma, etc., y la otra es ir en busca de enfermedades antes de que se manifiesten. La primera, llamada primaria es muy efectiva, mientras que la segunda descubre patologías antes de tiempo, a veces incluso las que no serían necesarias, y sus resultados no son tan buenos como sus defensores querrían.

Una propuesta basada en el rigor evaluativo

Dada la popularidad de los cribados y el sentimiento extendido de que los males cuanto antes se traten mejor, los expertos proponen un método riguroso de evaluación de los cribados. La receta está clara: un comité independiente con profesionales no vinculados a los programas evaluados, unas recomendaciones basadas en la mejor evidencia disponible y un proceso deliberativo implicando a la ciudadanía, con una estrategia comunicativa clara y transparente.

Si queremos reducir los excesos de la práctica clínica, los profesionales debemos empezar a explicar que más no siempre es mejor, y que antes quizás tampoco. Fácil no será.

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