lunes, 27 de octubre de 2014

¿No se podrían explicar mejor los números de cáncer?








Cristina Roure nos explicaba en un post de su serie "Pantone", en este blog, una experiencia que Gerd Gigerenzer, Director del Max Planck Institute for Human Development de Berlín, escribió en el libro "How to know when numbers deceive you", en la que más de la mitad de los ginecólogos encuestados no acertaron, después de haber visto los datos científicos publicados, cuál era la probabilidad de tener cáncer de una mujer asintomática con una mamografía preventiva positiva. De hecho el error de la mayoría de los colegas fue monumental: dijeron que era de un 90% cuando en realidad era de un 10%.

En un post reciente comenté el libro de Peter Ubel "Critical Decisions", en el que el autor demuestra cuál es la fuerza emocional de los números, tanto para los pacientes como para los médicos. En esta línea, ciertamente preocupante, les quiero presentar una brizna de esperanza. Hay maneras de presentar los números para reducir el desconcierto reinante. Muchos expertos nos vienen avisando que debemos huir de los porcentajes, los inefables quesitos y los riesgos relativos, y nos tenemos que acostumbrar a hablar a los pacientes de números reales, pictogramas con personas y riesgos absolutos. Para hacerme entender les presento un par de gráficos del Harding Center for Risk Literacy, centro que está en la órbita de Gigerenzer y del Max Planck. El primero de ellos es un pictograma sobre la evaluación de los programas preventivos de cáncer de próstata a base de controles de PSA y tacto anal de la glándula.


Estarán de acuerdo conmigo en que el pictograma se expresa de manera suficientemente clara y que su grafismo consigue una visión poblacional muy oportuna. De un vistazo, o con un poco de ayuda, cualquier persona puede ver que el cribaje de cáncer de próstata conlleva más problemas que beneficios.

El segundo gráfico va de evaluación del cribaje de cáncer de mama mediante mamografías. Observen que, en la tabla del Harding Center, el programa preventivo consigue reducir, a 10 años, el número de mujeres muertas de 5 a 4 por cada mil. La reducción relativa es del 20%, pero esto, aunque cierto, es engañoso. Los números puestos en contexto dicen que el beneficio poblacional del programa es de una muerte menos por cada mil mujeres, reducción que, por cierto, queda diluida cuando se analiza el total de mujeres muertas por cáncer. Pero lo que seguro que no se ahorran las mujeres del programa preventivo es que habrá 100 (sobre mil) que sufrirán el terremoto de un falso positivo, y que 5 serán intervenidas innecesariamente.


Con estos datos resulta incomprensible la falta de clarificación de los programas oficiales de prevención del cáncer de mama que, aún hoy, continúan haciendo llamadas personalizadas a las mujeres de más de 50 años, sin ofrecerles ninguna explicación sobre beneficios reales y efectos secundarios de dichos programas.


Jordi Varela
Editor

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