El ser humano ha logrado colonizar todas las regiones habitables de nuestro planeta gracias a las migraciones. Debido a movimientos culturales, económicos, políticos o geográficos, la población se ha desplazado en masa desde la prehistoria hasta nuestros días, siendo estos movimientos en algunos casos espontáneos y en otros forzados. Se trata, por consiguiente, de un proceso de movilidad íntimamente ligado a nosotros como especie.
En la actualidad existe una percepción generalizada de la migración como un fenómeno reciente, cuando los datos nos indican lo contrario. Aunque los flujos migratorios internacionales han aumentado de manera considerable en términos absolutos (de un total acumulado de 75 millones en el año 1960 a 214 millones en 2010) según estimaciones de las Naciones Unidas, su porcentaje sobre el total de la población mundial prácticamente no se ha alterado (2,5 % en 1960, 2,9 % en 1990 y 3,1 % en 2010).