lunes, 14 de diciembre de 2015

+ Implicación de los profesionales = + Seguridad para los pacientes








"Si los checklists han demostrado que salvan vidas, ¿por qué está siendo tan difícil su implantación?" Con este titular, Nature se hace eco de una contradicción que, para entenderla, convendría ir a los orígenes de la corta historia de los programas de la seguridad del paciente, donde encontraremos dos referentes míticos. El primero es un estudio llevado a cabo en 108 UCI de Michigan (Pronovost 2006) que demostró que un simple checklist que comprobaba, entre otras acciones, que los profesionales que tenían que insertar una vía se habían lavado las manos apropiadamente y que la piel de alrededor de la incisión estaba correctamente desinfectada, casi hacía desaparecer las bacteriemias (de ahí la denominación de los programas de bacteriemia cero). El otro referente es un estudio piloto de 8 hospitales (Haynes 2009) que demostró que un checklist quirúrgico reducía complicaciones y mortalidad de manera significativa. Estos resultados animaron al cirujano Atul Gawande a escribir "The Checklist Manifesto".

A partir de este excelente punto de partida, la mayoría de gobiernos, y la misma OMS, regularon los checklists como un instrumento para garantizar la seguridad de los pacientes, pero la segunda oleada de estudios no confirmó el optimismo inicial. Por poner dos ejemplos: una iniciativa británica que quiso replicar los resultados de Pronovost con el checklist para evitar bacteriemias (Matching Michigan, Bion 2013) no consiguió replicar resultados, y un estudio en Ontario (Urbach 2014) tampoco obtuvo las reducciones de complicaciones y mortalidad del trabajo inicial del checklist quirúrgico de Haynes y Gawande (ver post "Checklist quirúrgico, una garantía cuestionada").



Con todo ello, el Imperial College de Londres lanzó un estudio para ver el grado de implantación real del checklist quirúrgico en 5 hospitales públicos ingleses y descubrió que, si bien la aplicación formal era del 97%, la calidad de los formularios era muy mejorable. Vean en el infográfico la raíz del problema: entre un 29% y un 34% de los profesionales piensan que el checklist es una burocracia más (una pérdida de tiempo) o que a pesar de admitir que la intención es buena, los formularios les parecen inapropiados. El resultado es que la mitad de los profesionales de los quirófanos, al menos en Inglaterra, no se acaban de tomar en serio la metodología checklist.

¿Qué ha pasado entre los primeros estudios tan positivos y los segundos tan decepcionantes? La encuesta de los ingleses lo dice bien claro: la implicación de los profesionales. En los primeros trabajos la iniciativa era estimulante y la participación voluntaria, en los segundos los programas los habían decretado los gobiernos y el cumplimiento era obligatorio.


A pesar de las dificultades, Atul Gawande defiende que no hay marcha atrás, los checklists mejoran la seguridad del paciente, siempre que seamos capaces de implicar a los líderes clínicos y que les permitamos que adapten los formularios a sus entornos específicos. En conclusión: de poco sirven las regulaciones si los profesionales no se toman como suyas las iniciativas.

Posted by Jordi Varela, editor

2 comentarios:

  1. Hola, el tema del Listado de verificación de seguridad quirúrgica (LVSQ) es la gran oportunidad que los profesionales esperábamos pero representa también un reto... un reto de participación, un reto de autorganización, un reto de respeto mutuo.
    Los datos de mi centro NO coinciden con los expuestos del estudio del NHS... tanto durante la fase de diseño-pilotaje (hasta 10 versiones del LVSQ) como tras 3 años de uso la totalidad de los profesionales que respondieron a nuestra encuesta encontraron gran potencialidad en la herramienta para evitar eventos adversos (ver resumen de comunicación página 234 http://www.isciii.es/ISCIII/es/contenidos/fd-el-instituto/fd-organizacion/fd-estructura-directiva/fd-subdireccion-general-servicios-aplicados-formacion-investigacion/fd-centros-unidades/fd-investen-isciii-2/docus/2015_XIX_encuentro_Investen_Cuenca.pdf ) El caso es que entre las barreras que los mismos profesionales identificaron se encuentra "la falta de implicación" de algunos profesionales... y ahí empieza el problema; los menosprecios, las incoherencias de querer correr para luego pasar bastante tiempo en tareas o conversaciones improductivas, las respuestas inapropiadas...
    Mi recomendación: Hacer una "manifestación por los pasillos" cada vez que el uso del LVSQ evita un evento adverso... y focalizar el seguimiento de la cumplimentación no en las cifras sino en los "porqués".
    Previo a todo ello es la participación de todo el equipo en la confección del LVSQ pues este ha de ser adaptado a las circunstancias locales.

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  2. Xose Manuel,
    Felicidades por el trabajo. Estáis en línea: participación, implicación, adaptación local... Muy buena la recomendación de la manifestación por los pasillos cada vez que se evite un efecto adverso.

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