viernes, 15 de abril de 2016

¿Y a nosotros cuándo nos toca?


“Nosotros”, de Yevgueni Zamiatin, describe de forma magistral una sociedad de precisión matemática, perfectamente ordenada y sin fisuras. Todos los individuos tienen una conciencia clara de su cometido y cada minuto de su vida está sincronizado como si se tratase del engranaje de un reloj, bajo la tutela de un sistema férreo curiosamente llamado “Benefactor”. Los derechos de estas personas quedan reducidos a los famosos términos de eficiencia y producción para un ficticio Estado Único.

Afortunadamente nuestra realidad es más diversa, y como cualquier sistema tiende a la entropía. Por otro lado no estamos exentos de intentos de homogeneización de la población y de eliminar lo "desviado de la norma".

De manera simbólica en "La barca de los locos", del Bosco, podemos identificar unos personajes insanos, desde un punto de vista moral, que parten hacia el exilio hacia una supuesta tierra prometida, pero que realmente los excluye del resto de la sociedad, claro ejemplo vivido en el trastorno mental grave con los manicomios.


Siguiendo este hilo histórico, la atención a la salud mental se enfrenta a nuevos retos y oportunidades. La decisión compartida en personas que padecen esquizofrenia ha demostrado efectividad y mejora en la calidad de las decisiones, basadas en el aumento del conocimiento y la participación, observándose una mayor congruencia con los valores y preferencias del paciente, así como una cierta satisfacción del usuario (JM Villagran, Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq. 2014). Esta toma de decisiones compartidas debe verse como un proceso dinámico, donde se comparte la información, se reflexiona sobre ella y se oferta apoyo.

Un trastorno mental grave puede limitar de forma temporal y transitoria la capacidad de decisión de la persona, pero es un error inasumible identificar la enfermedad mental con la incapacidad. Al contrario, se trata de una situación de especial vulnerabilidad donde los derechos del sujeto podrían no ser respetados.

A pesar de las evidencias, la toma de decisiones compartidas puede verse amenazada por actitudes paternalistas y sobreprotectoras, similar a la figura del Gran Benefactor de Nosotros, cuyo principal objetivo, recordemos, era igualar a la población en torno a un patrón común, que puede ser incluso construido a nivel artificial con argucias que utilizan el idioma científico con intereses propios.

Estamos en una sociedad en permanente cambio, pero estas tendencias siempre han estado presentes y existen muchos ejemplos previos de esta tensión entre las dos posturas. 

Nos encontramos en este momento con la necesidad de abordar este debate de forma abierta y de actualizarlo en el caso de la Salud Mental al mismo nivel que se encuentra en el resto de procesos de atención sanitaria.

2 comentarios:

  1. En Gorizia, inicialmente, y en numerosos hospitales psiquiátricos en procesos de reforma a lo largo de los años 70 y 80 se realizaban asambleas de pacientes y personal en donde ya se tomaban auténticas decisiones compartidas.
    El movimiento antipsiquiátrico que las sustentaba hizo mucho por los derechos humanos en el trato hacia los pacientes y su futuro social, pero, lamentablemente, sirvió de muy poco para el pronóstico de su "enfermedad" (las comillas intercalan la discutida conceptualización de la misma en la época).
    Espero sinceramente no suceda lo mismo con la bienintencionada decisión compartida.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias Jose Miguel Pena por introducir este interesante debate. El movimiento de lucha por la libertad de las personas que sufren una enfermedad mental que se inició en aquella decisiva época sigue vigente hoy en día. Los ideales permanecen, pero los tiempos han cambiado. Si bien se consiguió cambiar el eje de la atención a los pacientes que sufren un trastorno mental desde un modelo hospitalario y terriblemente excluyente a uno comunitario, siguen otros muchos frentes abiertos.
    Mientras que el modelo de decisión compartida en otros procesos sanitarios tiene una mejor aceptabilidad, en Salud Mental se produce a un ritmo más lento y con una penetración peor de la esperada, como demuestran Dawn y cols
    La decisión compartida en Salud Mental se basa en el principio de autodeterminación del paciente y se le atribuyen altas expectativas en la mejora del cumplimiento del tratamiento, pero se siguen precisando estudios que determinen su verdadero impacto sobre resultados clínicos y sobre la organización de servicios de salud, a la vez que una firme apuesta por este modelo.
    El proceso de decisión compartida en salud realmente se nutre de la misma corriente de pensamiento que cerró aquellos manicomios, citando al mismo F. Basaglia: “La libertad es lo que sana”.

    ResponderEliminar