lunes, 30 de mayo de 2016

A propósito de la 16th International Conference on Integrated Care





La semana pasada tuvo lugar en Barcelona la 16th International Conference on Integrated Care que reunió a más de mil profesionales sanitarios y sociales con el objetivo de debatir sobre la integración de servicios como respuesta a la práctica fragmentada. Nick Goodwin, el Presidente de la International Foundation for Integrated Care (IFIC), en el video de presentación de la Conference, afirma que a menudo se piensa en la integración de servicios como un mecanismo para reducir hospitalizaciones innecesarias, o incluso para disminuir los costes del derroche provocado por las descoordinaciones y las actuaciones inapropiadas, pero que nadie se equivoque -dice Goodwin-, el objetivo fundamental de este movimiento va dirigido a generar oportunidades de coordinación asistencial para mejorar la experiencia y la calidad de la vida de los pacientes, especialmente de los que tienen necesidad de atenciones sanitarias y sociales complejas.

La experiencia del paciente, el gran reto

Hace unas semanas, en el post "¿Qué quieren los pacientes crónicos?" escribí que la fragmentación de la práctica asistencial es una desgracia para todos, pero especialmente para las personas mayores y, por este motivo, la mayoría de los gobiernos están inmersos en iniciativas de integración de servicios. Sin embargo, los avances son lentos y los resultados decepcionantes, debido a que los sistemas están demasiado parcelados: en presupuestos, en derechos de acceso, en circuitos, en culturas profesionales, en instituciones, en proveedores públicos y privados, etc. En aquel momento me pareció oportuno presentar la evaluación del segundo año del Pioneering Program de los ingleses, haciendo especial mención a la lista del "Yo declaro" elaborada a partir de las experiencias de muchos pacientes.

Relacionado con esta iniciativa, en la Conference de Barcelona, tuvimos la oportunidad de escuchar Don Redding, de National Voices, una coalición de las charities sanitarias y sociales inglesas que promueve la atención centrada en las personas, explicando la valiosa iniciativa del Pioneering Program. También habló Angela Coulter, de Nuffield Trust, una autoridad en la evaluación de la perspectiva de los pacientes (de ella no se pierdan el documento "Building the House of Care").

¿Hemos encontrado el modelo ideal?

En la Conference se presentaron más de 500 experiencias de todo el mundo (afortunadamente muchas de ellas locales), espectro que es tan amplio que no hace más que confirmar que, si bien todo el mundo lo está intentando, nadie ha encontrado aún el santo grial. Cada una de las presentaciones (la simultaneidad me impidió estar en todas, pero espero que me permitan la licencia) demostró que la fuerza de la implicación de los pacientes y la de la coordinación de profesionales y recursos siempre es positiva, al menos en lo referente a la percepción de los actores, incluidos los enfermos. A pesar del aire positivo que los líderes de los proyectos suelen irradiar cuando comparan los datos de sus proyectos con la situación previa, tal como explica John Wennberg en "Tracking Medicine", ni las mejores experiencias de integración de servicios han logrado ser lo suficientemente consistentes y estables como para poder ser replicadas fuera del clima que las ha visto nacer. Quizá por ello, a pesar de que los mil congresistas han buscado el modelo ideal, la realidad es que lo que hemos confirmado es que hay casi tantos modelos como experiencias.

¿Hemos aprendido algo?

Como esta pregunta es más modesta que la anterior, la respuesta es discretamente optimista, ya que de una lectura transversal de mis notas, me atrevo a destacar algunos puntos que creo que, si los proyectos los tienen presentes, las cosas les pueden ir mejor que si no lo hacen.

a) Pacientes y profesionales:
  • Convendría definir los proyectos después de haber preguntado a los pacientes como ven las cosas que les afectan y cómo preferirían vivir su enfermedad.
  • La clave del éxito es más una cuestión de tacto y de dignidad, que de circuitos y tecnologías.
  • La atención primaria y los servicios comunitarios deben ser los líderes de unos equipos multidisciplinares con funciones bien asignadas, cargas justamente distribuidas y recursos suficientes de acuerdo con los objetivos propuestos.
  • Los planes individualizados elaborados de manera conjunta por todos los actores, incluidos los pacientes, son el instrumento que deben facilitar la coordinación de los servicios asistenciales.
  • Uno de los profesionales, a menudo la enfermera, debe ser el referente del paciente, dando el servicio de puerta única, y así debería ser percibido por los propios enfermos.
  • La enfermera comunitaria, a menudo con el apoyo del trabajador social, es la pieza que liga desde el domicilio la promoción del autocuidado, la obtención de los niveles más altos de independencia posible, la prevención de situaciones de riesgo y la coordinación de todos los profesionales implicados en el plan individualizado.
b) Modelos organizativos:
  • Habría que resolver las diferencias de equiparación de derechos y accesos entre los servicios sociales y los sanitarios.
  • Las iniciativas más exitosas son las que proceden de profesionales entusiastas y luego reciben el reconocimiento de los de arriba. Por este motivo, los políticos y los gestores deberían estar atentos a apoyar y facilitar recursos a las iniciativas planteadas con rigor desde el lado de los profesionales sanitarios y sociales.
  • Los proyectos que empiezan desde arriba, con integraciones o fusiones, suelen ser poco exitosos, especialmente si se olvidan de contar con la complicidad de profesionales y pacientes.
  • La financiación debe buscar modelos de cápita ajustada a la complejidad.
  • Se deben integrar totalmente los sistemas de información clínica y social.
  • Se debe avanzar a ritmo de maratón evitando las carreras de velocidad.
A pesar de no haber encontrado el santo grial, al menos, después de tantos esfuerzos y de tantas iniciativas, hemos aprendido que hay tres ingredientes imprescindibles para la cocina de la integración de servicios: a) la experiencia de los pacientes como eje trazador de los procesos, b) el liderazgo de profesionales entusiastas que saben trabajar en equipo, y c) la priorización de las experiencias integradoras a la hora de distribuir recursos.

Jordi Varela
Editor

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