viernes, 5 de diciembre de 2014

¿Innovar? Pero si no tenemos tiempo






Scott Anthony, Gerente de Innosight, es el primer autor de este artículo del blog de Harvard Business Review, donde se explican las bases de la "innovative factory" mediante un sistema mínimo de innovación viable (MVIS) basado en procesos que no deberían durar más de tres meses, de acuerdo con el siguiente esquema:

  1. Primer mes. Hay que definir si se trata de innovar en el cor business (mejorar lo que hacemos), o de ideas que van de hacer cosas nuevas (abrir mercados).
  2. Segundo mes. Focalizar esfuerzos para realizar pequeñas pruebas piloto.
  3. Tercer mes (primera parte). Generar un equipo pequeño y entusiasta para desplegar la innovación.
  4. Tercer mes (segunda parte). Crear mecanismos para proteger la implementación de los nuevos proyectos.
Los equipos profesionales suelen tener una capacidad innovadora innata, y el asunto es como favorecer que estas cualidades se conviertan en proyectos transformadores, y según los autores del artículo, hay que generar una "innovative factory" de tipo fast-track (90 días de prueba) que permita que las buenas ideas sean alentadas, identificadas, compartidas, revisadas, priorizadas, presupuestadas, implementadas, recompensadas y celebradas.

Alfons Cornella, Gerente de Infonomia, en la conferencia inaugural de la última Jornada del Plan de Salud de Cataluña, decía, en la línea de Scott Anthony, que eso de la innovación va de probar muchas cosas, porque de vez en cuando hay una, probablemente la que menos te esperas, que será exitosa, o incluso disruptiva, y que lo más difícil es generar el clima de trabajo en el que los profesionales no se vean bloqueados por las rutinas y las tensiones del trabajo diario y, en cambio, sean capaces de levantar la mirada y pensar: ¿lo podríamos hacer mejor? Y si no vean en el gráfico que Cornella proyectó en su conferencia, donde se ve que los que conducen el carro de la rueda cuadrada le dicen al que les ofrece ruedas redondas que están demasiado ocupados para poder atenderlo.





La mayoría de los profesionales sanitarios tenemos incorporada de serie la capacidad innovadora y, entonces, se preguntarán, ¿por qué en algunos equipos es tan difícil cambiar las cosas? Pues, la respuesta, muchas veces es cultural, o de clima laboral. Cuántas veces ante una buena idea no hemos oído aquello de: "Esto aquí ya hace tiempo que lo hacemos", o bien "Estamos demasiado ocupados para pensar en innovaciones", como les ocurre a los legos que empujan el carro con las ruedas cuadradas. 



Jordi Varela
Editor

1 comentario:

  1. Desde una idea disruptiva a la consolidación de un proyecto siempre hay un largo y duro camino. Tener un método, una hoja de ruta realista, y unos objetivos intermedios sobre los cuales evaluar si vamos bien, es fundamental.
    Pero también lo es que el grupo de trabajo (en un hospital podría ser esta "innovative factory") sea entusiasta y esté cohesionada.

    En mi opinión la Organización tendría que identificar a estas personas que tienen espíritu autocrítico, mentalidad innovadora y ganas. A ellos tendría que darles tiempo (dejar de hacer otras cosas), y no desmotivar su entusiasmo innato.
    También tendría que promocionar un clima laboral y una cultura de empresa que favorezcan las propuestas de ideas de mejora, borrar del diccionario frases como “siempre lo hemos hecho así”, “ya lo hemos probado todo”, “no podemos hacer más con los recursos que tenemos”, etc.

    Un instrumento necesario para generar el cambio en positivo es conocer cómo lo hacen en otros centros, más allá de saber cuál es su posicionamiento en un ranquin, participar en una red de verdadero benchmarking sanitario, que permita la interacción directa entre proveedores de salud, para contextualizar el resultado de un indicador con los aspectos organizativos internos que lo explican, y a partir de ahí favorecer el aprendizaje mutuo. Nadie sabe más que todos juntos.

    Hay que ser realistas, pero nada va a mejorar si seguimos haciendo las cosas como siempre.

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