viernes, 20 de noviembre de 2020

Los "gaps" de la atención primaria: ¿qué está fallando y cómo podemos solventarlo?

Pere Vivó




La crisis sanitaria está suponiendo una tensión sin precedentes para el sistema de salud y en particular para la atención primaria. Agendas saturadas, demanda desorganizada y abandono forzoso de algunas funciones para asumir nuevas competencias, todo ello sumado a la crisis social y al plus de exigencia por parte de algunos usuarios, tiene como resultado un desánimo generalizado y un agotamiento psicológico de los profesionales.

Pero, ¿cómo hemos llegado hasta este punto? Analicemos los cinco principales "gaps", sus causas y,  lo más importante, cuál puede ser la vía para mejorarlos. ¡Comencemos!

1. Gap de accesibilidad

¿Era accesible la atención primaria en la era pre-COVID?  Como señalábamos en el post “El médico me da para tres semanas. ¿Me apunta de urgencias?”,  la accesibilidad ya presentaba serias dificultades. Pese a ello, cualquier usuario podía solicitar cita presencial con su profesional de referencia a través de diversas vías como call centers externos, webs de programación de visitas o, en caso de necesidad de atención inmediata, directamente en los centros de salud. Todas estas vías han sido prácticamente canceladas de forma abrupta debido a la pandemia

Y entonces, ¿qué puede hacer un usuario que quiera acceder ahora a su equipo de salud? Las alternativas pasan por el arduo contacto telefónico con los centros, por la consulta electrónica dirigida directamente al profesional sanitario o bien por escribir la necesidad del usuario en un formulario web abierto que el centro de salud resolverá en diferido.

Este nuevo escenario en el que, por desbordamiento, la demanda del usuario no se resuelve con agilidad, es interpretado como una barrera y transmite una sensación de atención primaria bunkerizada e inaccesible que contribuye a la tensión colectiva.

Para superar este "gap", ¿por qué no aprovechamos este momento para implementar un sistema de programación por motivos, capaz de diferenciar las consultas burocráticas de las sanitarias? ¿Por qué no integramos en la plataforma de programación de visitas nuestra cartera de servicios diferenciada por categorías profesionales? ¿Por qué no estipulamos los tiempos de respuesta razonables para cada demanda y modulamos así las expectativas? 

2. Gap tecnológico

¿Estamos preparados para las consultas electrónicas y las videoconsultas? La respuesta es que probablemente no. Además de los equipos tecnológicos obsoletos, los profesionales sanitarios no tenemos aún incorporados los códigos de conducta o de redacción necesarios para manejar este nuevo medio y preservar la conexión humana en la consulta virtual tal como apuntaba Anna Sant en el post “Decálogo para una consulta virtual más humana, ¿por dónde empiezo?”.

Además, no toda la población tiene acceso a los elementos tecnológicos necesarios para que este sistema funcione correctamente, por lo que este cambio acelerado de modelo podría estar generando problemas de equidad en la atención sanitaria

¿Y si, para poder solventarlo, dotamos a los equipos de salud de los medios tecnológicos necesarios? ¿Por qué no iniciamos un programa de formación en habilidades comunicativas y uso de nuevas tecnologías? ¿Qué tal si implicamos también a los profesionales de atención al usuario y a otros agentes de la comunidad en la formación de estas herramientas?

3. Gap de seguridad de paciente 

Pese a la tendencia a tecnificar la atención sanitaria, las herramientas fundamentales para cualquier médico son la anamnesis y la exploración física. Observar al paciente, interaccionar con él, valorar sus cambios físicos y psicológicos, analizar su expresión verbal y no verbal o el conocimiento de su entorno familiar son elementos necesarios para un diagnóstico acertado. 

Entonces, si las visitas presenciales actualmente son marginales, ¿como podemos diagnosticar correctamente? Es posible que en algunos casos se esté comprometiendo el potencial del facultativo limitando su sensibilidad diagnóstica y aumentando así la brecha de seguridad del sistema. 

Para poder mejorarlo, ¿por qué no buscamos un equilibrio más acertado entre el modelo no presencial y el presencial? ¿Y si especificamos qué tipo de demandas se pueden resolver telemáticamente? ¿Por qué no eliminamos la carga burocrática inadecuada e incrementamos los espacios asistenciales presenciales?

4. Gap por ausencia de valor 

¿Todas las actividades que realiza un sanitario aportan valor al paciente? Sin duda, no. Tenemos identificadas aquellas prácticas que, por su aval científico, conllevan un beneficio directo a la salud del paciente  y también aquellas prácticas de escaso valor que constituyen ineficientes inercias históricas. Estas últimas, desgraciadamente, las hemos transmitido a los pacientes y se han consolidado como nuevas necesidades que incluso colonizan ya nuestras consultas electrónicas.

¿Y si realizamos un abordaje clínico contundente y estructurado en el sistema para eliminar definitivamente estas prácticas? ¿Por qué no implicamos a más miembros de un equipo sanitario en el seguimiento de procesos crónicos estables?

5. Gap vocacional

La medicina de familia no resulta ya atractiva y atraviesa una crisis de reconocimiento que empieza en la propia facultad donde ni tan siquiera existe como disciplina específica. Tampoco existe una apuesta estratégica y presupuestaria que garantice un modelo primarista, como recomienda la OMS. A esto se suma el que el médico de familia es visto por muchos usuarios como un simple gatekeeper necesario para llegar a otros espacios asistenciales.

¿Y cómo están los profesionales? Pues muchos de ellos estancados, y otros avanzan resignados cohabitando con la desmotivación y, ahora, debido a la pandemia, conviviendo con la incertidumbre en forma de decisiones organizativas volátiles y en ocasiones contradictorias. Este escenario nos aleja de nuestro verdadero propósito y pone en marcha una peligrosa máquina de centrifugar talento de consecuencias impredecibles.

Estos "gaps" y otros muchos son demostrativos de que la atención primaria está debilitada y las ineficiencias de siempre están ahora más presentes que nunca. El futuro, aunque incierto, está lleno de oportunidades, pero para aprovecharlas y tener éxito alguien debería percatarse de que, mientras falle la primaria, estará enfermo todo el sistema.

2 comentarios:

  1. Y la falta de auto
    gestion, libertad y creatividad no se podria considerar otro gap?
    Y la precariedad e inestabilidad laboral no se podria considerar otro gap?
    Enhorabuena y gracias por este trabajo, reflexion en voz alta y que ojala sirviera como punto de partida para iniciar mejoras, en verdaderos ciclos, que mejoren, detecten y sugieran ... Y asi avanzar
    Muchas gracias

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  2. Buen articulo, hace poco empece esta fp atención sociosanitaria, pero me gustaría saber sus opiniones de estos cursos a distancia.

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