En materia de gestión clínica son muchos los que intentan innovar, y es lógico que sea así, porque la manera como se establece la relación entre pacientes y clínicos siempre tiene márgenes para la mejora. A pesar de ello, se debe precisar que la mayoría de estos proyectos o no prosperan o quedan reducidas a experiencias de pequeños grupos de entusiastas, y es por ese motivo que debemos celebrar la aparición de iniciativas fosbury*, como en su día lo fueron la laparoscopia, la angioplastia, la cirugía sin ingreso o el modelo buurtzorg de atención enfermera a domicilio. Todas ellas han desplegado técnicas instrumentales o modelos organizativos que han cambiado, de manera significativa, el rumbo de cómo se practica la clínica.
Los consultorios deben ser asignados a los pacientes y no a los médicos
Este preámbulo era para advertir que tras la propuesta de Dell Medical School (Universidad de Texas) de hacer desaparecer las salas de espera de los hospitales, se huele un fosbury, y por eso creo que hay que prestarle mucha atención. Desde que Dell comenzó, hace poco más de un año, a sacar adelante este proyecto, que ya han puesto en marcha varios módulos de consultorios sin salas de espera en áreas como ortopedia, reumatología, oncología, ginecología o trastorno bipolar, en base a una idea disruptiva: los consultorios deben ser reservados a los pacientes en vez de asignados a los médicos o a las enfermeras. Para hacerlo efectivo, los promotores de la idea creen que se necesitan dos requisitos, el primero es que los clínicos implicados (médicos, enfermeras, psicólogos, farmacéuticos, fisioterapeutas, etc.) demuestren que son capaces de gestionar los procesos clínicos de manera colaborativa y, si esto se cumple, después empieza una fase de remodelación de las consultas externas, en la que se destinan los espacios que ocupan las salas de espera a áreas asistenciales, se analizan los nuevos circuitos, tanto para los pacientes como para los clínicos, se prevén áreas profesionales que favorezcan las dinámicas integradoras, además de contemplar, obviamente, los requerimientos técnicos y de suministros de aparatos y de instrumentos relacionados con los procesos clínicos específicos de cada módulo.
¿Cómo funciona en la práctica un modelo sin salas de espera?
El modelo vigente de las consultas externas de los hospitales funciona de la siguiente manera: el día concertado el paciente acude a una recepción donde le indican una sala de espera y ahí, en un momento u otro, oirá que alguien lo llama para entrar en un despacho donde lo recibirá su médico. En este formato, el consultorio está asignado a un profesional, mientras que la sala de espera hace la función de un almacén que garantiza que el clínico tendrá un abastecimiento continuado de enfermos, los que, si por ejemplo sufren procesos complejos, deberán peregrinar de sala de espera en sala de espera tantas veces como sea necesario, de acuerdo con el número de especialistas requeridos o de pruebas prescritas.
En el modelo propuesto por Dell Medical School, cuando un paciente pide hora, los equipos clínicos realizan una previsión de la duración de la atención ambulatoria y del número de profesionales que se estima que se pueden ver implicados y, de esta manera, cuando llega el día y la hora prevista, el paciente ya tiene a punto un consultorio donde recibirá las atenciones por parte de los profesionales más adecuados para sus necesidades. En las fotografías, facilitadas por Dell a NEJM Catalyst, se observan unas habitaciones con un confort superior al de un dispensario estándar, un entorno que recuerda a los pacientes que se sientan tan cómodos como les sea posible, ya que ese espacio será suyo durante el tiempo necesario para atenderlo adecuadamente.
¿Y si a pesar de todo el paciente debe esperar?
El sistema de Dell tiene válvulas de escape, porque, como bien dicen, puede ocurrir que haya personas que llegan antes del tiempo asignado, o al revés, llegan tarde y se les debe reprogramar la visita, o bien alguna asistencia se alarga más de lo previsto afectando las reservas posteriores. Por este motivo han previsto unos pequeños espacios, estratégicamente distribuidos, con café, luz natural y decoración amable que, lejos del clima de sala de espera, son concebidos como lugares de descanso mientras se resuelve el problema aparecido en la planificación.
Si de verdad creemos que el paciente es el centro de la práctica clínica, deberíamos ser consecuentes y, siguiendo la estela de Dell, reconvertir salas de espera en áreas asistenciales, asignando los consultorios a los pacientes durante el tiempo que sea necesario para proveerlos, en un solo espacio, de una atención integrada. Pero no olviden que, para que esto sea factible, los profesionales deben demostrar, previamente, que son capaces de trabajar en equipo multidisciplinar, si no el invento, sin lugar a dudas, será una chapuza.
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*Dick Fosbury es un atleta estadounidense que en los Juegos Olímpicos de México de 1968, inopinadamente, saltó de espalda, una técnica desconocida hasta entonces. Batió el récord olímpico, pero lo más importante es que cambió para siempre la forma en que los atletas practicaban el salto de altura.
Jordi Varela
Editor
No habia visto este blog hasta ahora pero me parece muy interesante. Los que hemos estado en hospitales en USA vemos como , con las diferencias que hay entre nuestra práctica y la de ellos, es el paciente el que entra en la consulta donde la enfermera-auxiliar le toma constantes y hace preguntas de protocolo. En una pantalla se sabe en cada momento la ubicación y estado del paciente. Los médicos están en una sala donde pueden comentar los casos y van a la consulta donde está el paciente. Es un sistema que me parece más personalizado sin la mesa y ordenador por enmedio que es una especie de barrera que separa al paciente del medico. Es un concepto totalmente diferente y que debería cambiar las estructuras de las CCEE pero tiene puntos buenos a aplicar en nuestro medio.
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