viernes, 4 de junio de 2021

QualityLand

Mª Luisa de la Puente
Promoviendo confianza




En el mundo de la atención sanitaria, la calidad es cosa de todos y lo comprende todo. Esta aseveración, cierta con carácter genérico pero muy poco operativa, se está haciendo realidad a marchas forzadas en los últimos años.  Esta concreción a un contexto determinado se ve impulsada por la necesaria adaptación a la escalada de costes sanitarios, al contexto económico, a la influencia del mundo empresarial para obtener más rendimiento de los recursos, a las exigencias de sus clientes o al malestar profesional por el poco reconocimiento de que es objeto.

Viendo Nomadland pensé en este titular llamativo para expresar mi percepción de la evolución que están teniendo el concepto y la organización de la calidad en el mundo sanitario. Es evidente que, si queremos dar más calidad, más excelencia, a los servicios que ofrecemos, y si queremos valorar en su justa medida el trabajo profesional, hemos de saber de qué estamos hablando. Hemos de ver cómo se vive en el territorio actual de la calidad, cómo es QualityLand.

El trabajo de calidad se sustenta en la identificación de las buenas prácticas, la seguridad del paciente, las guías de evidencia, la protocolización, la formación académica y, sin dejar todo esto de lado, progresa hacia la orientación a resultados, el reconocimiento de la experiencia de pacientes y cuidadores, el right time, right place, right people, la formación en servicio y la transformación digital. Y todo ello contando con la implicación y liderazgo profesional como motor fundamental del cambio.

¿Cómo podemos llevar a cabo esta transformación tan radical, que, además, debe hacerse específicamente desde la realidad de cada uno y de cada institución, ya que solo existe transformación cuando se parte del propio contexto? Por mucha consultoría que incorpores, por mucho que leas o mires lo que hacen otros, te has de poner manos a la obra. Nadie lo puede hacer por ti.

Hay bastante acuerdo, y en este mismo blog se ha escrito mucho sobre ello, en que los nuevos objetivos para la mejora de la calidad en las instituciones sanitarias, sean de atención hospitalaria, primaria, salud mental o intermedia (sociosanitaria), deberían centrarse en:

  • Adoptar normas y protocolos de atención basados en la evidencia para obtener los mejores resultados para los pacientes.
  • Eliminar o reducir los eventos adversos, es decir, errores en la atención sanitaria que provocan daños al paciente.
  • Mejorar la experiencia de los pacientes y cuidadores.
  • Mejorar la satisfacción profesional.
  • Reducir los costes de la actividad derivados de técnicas o tratamientos innecesarios.
  • Aumentar la transparencia de los resultados de los puntos anteriores para ciudadanos y profesionales.

El nuevo concepto de calidad asistencial implica orientarse a estos objetivos. Para ello, según la experiencia descrita hasta ahora, las instituciones deberían gestionar internamente los siguientes aspectos (excluimos aquí los medios externos de financiación y contratación, fundamentales, pero en los que no entramos):

  • Dotarse de las nuevas figuras capaces de trabajar con los nuevos instrumentos y tecnologías (recogida de experiencia, gestión de procesos, ingeniería informática, liderazgo de equipos, estadística, tecnología de ayuda a la toma de decisiones y a las alertas de seguridad…) que complementen los perfiles más tradicionales que sigan siendo necesarios. Hay bastante literatura al respecto y citamos un ejemplo.
  • Construir equipos transversales interdisciplinares de trabajo constituidos con los técnicos descritos anteriormente y con los profesionales asistenciales y directivos implicados.
  • Contar con los profesionales asistenciales como líderes en la gestión del cambio. 
  • Incluir pacientes en la toma de decisiones.
  • Formar en los nuevos conceptos e instrumentos de calidad a los técnicos expertos pero también a los profesionales asistenciales y directivos.(1) 
  • Crear redes entre centros similares para aprender unos de otros. 
  • Construir indicadores de seguimiento del cambio en calidad, como la mortalidad, las complicaciones, la seguridad, la experiencia de pacientes y profesionales, la disminución de las prácticas de poco valor… 
  • Tener apoyo de instituciones y consultorías externas experimentadas durante el camino de transformación. El que otros no lo puedan hacer por ti no quiere decir que no sea muy bueno tenerlos acompañándote (véase en este sentido el apoyo de Virginia Mason a hospitales del NHS como ejemplo en este video).


Esta innovación conceptual y organizativa, la nueva QualityLand, solo puede surgir desde una apuesta firme de la dirección de los centros dotándola del apoyo organizativo y económico necesario. Porque, no nos engañemos, si no existe este impulso, será muy difícil poder realizar las transformaciones necesarias que tanto nos gustan  pero que tanto nos cuestan. Actuar con decisión no implica hacerlo todo y enseguida, sino que hay que moverse lento pero seguro en la mejora continua de la atención sanitaria.


1. En este sentido, en nuestro entorno están apareciendo en los últimos años múltiples cursos e instrumentos formativos como, entre otros: Gestión Clínica, Seguretat i Qualitat Assistencial i Legal, Evaluación y mejora de la calidad en el sector salud, Innovació en processos assitencials amb orientació a resultats, Experiencias de pacientes.

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