lunes, 16 de mayo de 2022

La nueva pirámide sanitaria

Salvador Casado
Salud, narrativa y consciencia



Las civilizaciones mesoamericanas construían templos en forma de pirámide escalonada que tenían uso durante un ciclo de 52 años y, pasado este tiempo, solían construir una nueva pirámide encima de la anterior. Quizá haya llegado la hora de reconocer que el tiempo de la anterior atención primaria ha terminado y tengamos que ponernos manos a la obra de nuevo y levantar un nuevo marco teórico con su correspondiente narrativa. Esta misión requerirá el esfuerzo y la creatividad de muchos, la búsqueda de consensos, diálogo, que nos atrevamos a hacer propuestas que beneficien a todos y que aceptemos las posibles limitaciones que el marco de decrecimiento pueda imponer. 

Lo que está claro es que la sanidad tipo barra libre que disfrutamos en España no puede mantenerse durante más tiempo dado que estamos viviendo una caída en picado que, a base de echar agua en el café, la está diluyendo hasta perder su esencia. El modelo económico que la sostiene no es viable, lo que obligará a cambiarlo teniendo en cuenta lo que se hace en Europa.      

La hiperespecialización seguirá afectando a los profesionales sanitarios y el aumento de precios de los fármacos contra el cáncer y las enfermedades raras, así como el resto de tecnologías sanitarias, absorben cada vez más presupuesto hacia el hospital. La dilución de la atención primaria ha hecho que la totalidad del sistema roce la obsolescencia. Si todo acaba en el hospital, el gasto es inasumible y la lista de espera insoportable. Velar porque los centros de salud tengan capacidad real de absorber el 90% de los problemas de salud es la única garantía posible para que un sistema sanitario moderno sea capaz de ofrecer un servicio adecuado. Pero, más allá de reconocer algo sabido desde siempre, quizá precisemos una nueva visión de conjunto que considere el sistema como un holograma y no como una mera yuxtaposición de órganos como esos modelos de plástico con los que nuestros hijos juegan.

Lo más complejo, sin embargo, no será solucionar el modelo económico ni el ajuste presupuestario entre primaria y hospital, lo más difícil será definir el rol de los profesionales. Reconvertir a los médicos de familia y a las enfermeras de primaria en consultores de salud personalizados con capacidad para guiar a los pacientes complejos por los laberintos sanitarios así como por los recursos comunitarios que tengan disponibles en sus barrios. Crear agentes de salud que devuelvan a los pacientes la capacidad de autocuidado y los ayuden a encontrar en sus comunidades aquellos elementos que puedan ayudarlos o aliviarlos. En pocas palabras: sustituir el viejo meme "más sanidad es mejor" por "sanidad personalizada (ajustada, ponderada, apropiada) es mejor".

Por supuesto que el trabajo en equipo será básico, pero no como ocurre ahora con equipos meramente nominales sino como una forma de acoger la dificultad del paciente y darle una respuesta más completa e integrada. Esto implicará obligatoriamente un mayor nivel de autogestión e independencia y un refuerzo del rol de enfermería para que aumente su capacidad de acción incluyendo prescripción enfermera, manejo de patología no complicada e intervención coordinada en los casos complejos, algo que hoy es excepcional y que mañana será prioritario. Veremos a enfermeras atender consultas a demanda generales en las que podrán solucionar un enorme porcentaje de situaciones, lo que hoy es tristemente anecdótico.

El cuidado de los profesionales por parte de la organización también tendrá que cambiar 180 grados. La estabilidad laboral, la protección contra la sobrecarga, la promoción profesional, la fidelización que permita longitudinalidad y estabilidad con los pacientes… serán variables fundamentales para evitar una huida de profesionales que amenaza la viabilidad del sistema. 

Y, en cuanto a la gestión, también será necesario transformar la estructura de vigilancia y control actual basada en cartera de servicios y contrato programa por otra que favorezca el desempeño de los profesionales aportando consultoría, apoyo técnico, formación continuada, motivación y comunicación. 

No se trata de montar una nueva comisión que se ponga a redactar otro libro blanco que quede olvidado en cualquier anaquel, sino de invitar a absolutamente toda la organización a sumarse a un proceso constituyente para reformar la totalidad del sistema. ¿Es esto viable? ¿No sería más fácil crear una reforma de despacho que luego se instaure por decreto? Me temo que con el nivel de complejidad actual no seremos capaces de meter en un despacho suficiente inteligencia que pueda ofrecernos las respuestas necesarias. 

En cualquier caso, es posible generar una nueva narrativa sugiriendo líneas de acción verosímiles que podamos ir implementando entre todos los actores. Nos enfrentamos a un campo de creatividad sin límites, aprovechémoslo y pongámonos a generar ideas, aún estamos a tiempo.


@doctorCasado

1 comentario:

  1. Estoy convencido que la reforma de atencion primaria de 1984 ha llegado a su cenit.
    Pero echo en falta:
    * Eficiencia , debemos implementar un nuevo servicio que sea eficiente , teniendo en cuenta la ecuacion coste/valor
    *incentivos a los profesionales , para favorecer que los resultados impòrten a los profesionales ( medicos y enfermeras)
    * favorecer la autogestion
    * favorecer que realmente sea la atencion primaria la puerta de entrada al sistema

    Saludos

    ResponderEliminar