Primera reflexión
La
confianza ciega en la medicina hospitalaria no funciona para los enfermos
crónicos
Se considera que
Medicare gasta el 18% de su presupuesto en las facturas de los ingresos
hospitalarios durante los dos últimos años de vida de los pacientes crónicos.
Si bien es cierto que esta sobreactuación de los hospitales puede añadir
algunos días de vida a los pacientes crónicos, la pregunta es con qué calidad y
con qué sufrimiento... y a qué coste.
Segunda reflexión
La ley
de Sutton: si están interesados en ahorrar dinero, no tengan ninguna duda de
que es en los hospitales donde los encontrarán
Willie Sutton era
un ladrón de bancos, y cuando le preguntaron que porque lo hacía contestó:
"Es allí donde está el dinero, ¿no?". Wennberg propone una estrategia
para aplicar la ley de Sutton de manera poco "sangrante": el
benchmarking. Es decir, si se consiguiera que los hospitales que ingresan más
pacientes crónicos redujeran estas tasas a las de los niveles de los que
ingresan menos, ya se podría recoger el dinero suficiente para programas
comunitarios más ajustados a las necesidades de estos enfermos , y además se
podría ahorrar de verdad.
Tercera reflexión
Es la
cantidad, estúpido!
"It's the
economy, stupid" es una frase que tiene 57 millones de resultados en
Google. Según wikipedia, cabe atribuir la sentencia a James Carville, un asesor
de la campaña electoral de Bill Clinton para las presidenciales de 1992. Es
curioso que la misma fuente wikipediana dice que esa campaña tuvo también otro
lema: "Don't forget health care". Wennberg tunea la frase de Carville para destacar que la cantidad de camas
hospitalarias instaladas en un territorio es el principal atractivo para las
admisiones potencialmente evitables (En el post
de 3 de septiembre mostré un gráfico de Wennberg donde se explica claramente la
correlación: más camas, más admisiones). Por tanto, el consejo es claro:
cierren tantas camas hospitalarias como puedan.
Cuarta reflexión
Más
recursos sociosanitarios, más primaria y más atención domiciliaria, por sí
mismos, no lograrán reducir los ingresos potencialmente evitables
La elevada
prevalencia de las enfermedades crónicas hace que los recursos que se pongan a
disposición, sean del tipo que sean, se usen. Por tanto, si se invierte en
recursos comunitarios con intencionalidad alternativa, no duden que se
utilizarán, en cambio, de manera complementaria, pero no de manera
sustitutoria. Según Wennberg la única fórmula para avanzar no es invertir en
más recursos, sino alinear objetivos asistenciales entre hospitales y servicios
comunitarios, y esto sólo se puede conseguir mediante la coordinación o la
integración de servicios (esta última acción mucho más recomendable que la
primera).
Quinta reflexión
Si no se
hace nada, la tendencia a aumentar los ingresos hospitalarios es imparable
Las estadísticas
americanas avisan que las tendencias para aumentar la atención hospitalaria a
los pacientes crónicos y para tecnificar los episodios de final de vida son
imparables, y lo que es aún más preocupante es que en los territorios donde las
cifras son más altas, lejos de moderarse, continúan aumentando aún más que las
tendencias estándares.
En el post del próximo lunes 12 de noviembre
hablaré de las otras 5 reflexiones wennbergianes sobre cómo se afronta en EEUU
la atención a los pacientes crónicos, pero de momento ya lo ven: la situación
allí es mala, y tiende a empeorar.
Por aquí las cosas
no van tan mal (esto no es difícil tratándose de la comparativa con un modelo
tan profundamente descoordinado como el norteamericano), aunque debemos admitir
que el asunto aquí también lo tenemos bastante empantanado.
De momento, pues,
en esta primera entrega del decálogo de Wennberg, ya ven: integración de
servicios y alineamiento de objetivos. Ah! y la buena noticia: en los
presupuestos de los hospitales es donde parece que se encuentra el granero
necesario para alimentar los programas comunitarios orientados a ofrecer
servicios más adecuados a los pacientes crónicos.
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