lunes, 1 de julio de 2019

Con Amazon no hay vuelta atrás








Una sobremesa de invierno. Tertulia del autor del post con amigos.
- “El futuro de la medicina está cambiando a diario, pero el punto de no retorno será cuando Amazon se introduzca en el mercado sanitario…”

Notaba la sonrisa en la cara de mis amigos cuando les hacía estos comentarios. No tengo la suficiente relevancia científica para prodigarme en charlas divulgativas, por lo que mis comentarios quedaban en opiniones del mismo nivel que las referidas a lo que hará el Atleti si no se clasifica para la Champions. Pensaban que era una exageración y que efectivamente la medicina estaba cambiando mucho, pero que me había “pasado de vueltas”.


Hace unos días los CEO de Amazon, J.P. Morgan y Berkshire Hathaway anunciaron que ya han comenzado la andadura en el mercado sanitario con la creación de Haven. Ha sido la culminación de un acuerdo que cerraron en enero de 2018 para enfrentarse al incremento de los costes de la atención sanitaria. Al frente de este proyecto se sitúa Atul Gawande, prestigioso cirujano, autor de libros como Ser mortal, texto que todo médico/estudiante de medicina debería leer, especialmente si se encuentra en su periodo de formación. Gawande ha hecho una verdadera declaración de intenciones en sus primeras palabras hablando del objetivo de la compañía: “Queremos cambiar la forma como las personas experimentan el cuidado de la salud para que este sea más simple, mejor y a menor costo”. Un buen resumen de lo que podría considerarse la medicina que aporta valor

Ha crecido en los últimos años la bibliografía que empareja el futuro de la medicina con el desarrollo de las diferentes ciencias con el sufijo "ómica": genómica, metabolómica, metagenómica, proteómica... Todas ellas gracias al desarrollo tecnológico en diversos campos. Tal ha sido el crecimiento de estas materias que han surgido paginas wiki para recopilar información sobre las mismas. Es innegable la importancia de estas disciplinas que conjugan conocimientos biológicos con la ingeniería en los tiempos venideros, pero creo que la auténtica revolución vendrá de la mano de la “datosómica”.

Algunos sectores han sido unos visionarios en estas materias y esto les ha aportado una clara ventaja competitiva. El manejo de los datos fue la clave de la victoria de Obama en las elecciones americanas. Mediante el análisis de big data, un grupo de expertos encerrados en lo que se llamó "la cueva" fueron capaces de recaudar más fondos, de predecir la participación y de realizar modelos predictivos para la toma de decisiones basadas en miles de millones de datos. ¡Se cumplió el objetivo!

La implantación del análisis de big data en el mundo de la medicina está siendo más lenta que en  otros sectores como la banca o el comercio. La medicina ha tenido un crecimiento del conocimiento basado en su propio cuerpo de doctrina. Los médicos somos reacios –y a veces obstruccionistas– en cuanto a aceptar mejoras provenientes de otras áreas. Por ejemplo, algunos modelos de ingeniería, a pesar de haber demostrado optimizar muchas organizaciones, los rechazamos aduciendo que lo nuestro no es una empresa manufacturera y que se trata de modas pasajeras. ¡Cómo alguien que no es médico nos va a enseñar a nosotros a organizar el sistema sanitario!

Esta resistencia, no ya a salir de nuestra zona de confort sino también a dejar entrar a extraños, ¿qué es? ¿Una muestra de autosuficiencia? ¿Falta de humildad intelectual? ¿Actitud defensiva ante lo desconocido? Conviene reconocer que, en el mejor de los casos, sabemos mucho de poco porque nuestro teórico campo de conocimiento es inabarcable. Nos cuesta aprender una ciencia cada vez más extensa, donde hay que integrar los conocimientos científicos, la tecnología y el humanismo.

Por nuestro modelo formativo y cultura nos cuesta aceptar que una empresa de coches como Toyota haya diseñado un modelo de gestión, Lean Healthcare que, aplicado a la sanidad, mejora los procesos sanitarios y la satisfacción de los pacientes. Nos es difícil admitir que los sistemas de inteligencia artificial sean capaces de disminuir un 11% los falsos positivos (lesiones clasificadas como tumores cuando en realidad no lo son) frente a seis radiólogos expertos en el screening de cáncer de pulmón mediante TAC, tal como se ha publicado recientemente en Nature. Miramos con recelo modelos de asistencia virtual como Proyecto KRISTINA, en el que mediante un chatbot disponemos de un asistente social multilingüe. 



En los últimos años, la mayoría de los avances en medicina están relacionados con la mejora en la captación y análisis de datos, como lo refleja perfectamente Jordi Varela en su post sobre la machine learning. A menudo hablo con compañeros clínicos, que generan y manejan miles de datos, de la utilidad de los mismos y de la sensación de pérdida de oportunidad por no explotarlos. Todos están de acuerdo. Sin embargo, prácticamente ninguno me secunda cuando les propongo su estudio sistemático a fin de conocer mejor nuestros comportamientos y los de nuestros pacientes. En el fondo creen que este tema es más de gestores. Muchos se amparan en que al no ser su recogida sistematizada y prospectiva carece en alguna medida de valor. No es del todo cierto y creo que corresponde a efectos negativos de la cultura de la medicina basada en la evidencia, que ya ha sido superada por distintos modelos de extracción de información a partir de la historia clínica, como muestra el proyecto Savana.

Estos y otros muchos ejemplos me hacen pensar que en realidad nos estamos haciendo trampas en el solitario. Lo que nos cuesta trabajo no es aprender, sino desaprender. Adaptarnos a un cambio en el nuevo paradigma asistencial nos obliga a borrar parte de nuestro disco duro y a aceptar procedimientos que hasta ahora correspondían a otros. Debemos acostumbrarnos a la irrupción de nuevos stakeholders en el entorno sanitario y a una flexibilidad de la que carece la profesión médica en muchas ocasiones.

La irrupción de una empresa experta en el manejo de datos, como Amazon, apoyada en una capacidad de financiación prácticamente inagotable y por un holding asegurador, abre un nuevo horizonte en la medicina. Amazon no solo ha cambiado el mercado on line y el minorista sino que ha cambiado la economía mundial. Dispone de información de sus clientes que le permite conocer más allá de los datos de su cuenta. Es capaz de averiguar cuántos hijos tiene un cliente determinado y de qué edades son. Si practica deporte, si come sano –es propietaria de la cadena de supermercados Whole Foods–, si está obeso y si se preocupa por su salud entre otras cosas. Con la compra reciente de PillPacks, compañía farmacéutica encargada de empaquetar de forma personalizada los fármacos del comprador y llevarlos a su domicilio, comenzará a conocer datos de nuestros tratamientos, de los médicos prescriptores, acerca de la tasa de adherencia de los pacientes, de las posibles interacciones farmacológicas. Puede ser que una empresa sin estructura sanitaria ni hospitales (por ahora), se acabe convirtiendo en el mejor sistema de conocimiento sobre nuestra salud y nuestros modelos de enfermedad. Ojalá sea el empujón definitivo para impulsar la medicina de valor.

Quién sabe, quizás el día de mañana se estudie medicina por Amazon. Puestos a ser disruptivos...

Enlace al Blog Doctor Miralles

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