My take on CMS release of payment to physicians. It's like raining cataracts. @THCBstaff http://t.co/mI3fe9iqtz
— Saurabh Jha (@RogueRad) abril 13, 2014
Saurabh Jha es un profesor de la Universidad de Pennsylvania muy activo en las redes y en "The Health Care Blog" comenta el último informe de los pagos que Medicare ha hecho a los médicos el año 2012.
La cuestión es que "the winner is Dr. Salomon Melgen", un oftalmólogo de Florida, que cobró 21 millones de dólares de la aseguradora pública norteamericana. A partir de este dato, el Dr. Jha hace hincapié en el tipo de oftalmología que se practica en los Estados Unidos, donde los oftalmólogos, en su conjunto, están cobrando 5.600 millones de dólares de Medicare (cifra superior a la del producto interior bruto de Burundi), y no olviden que estas cantidades proceden sólo de las facturas que estos profesionales emiten al erario público.
Aprovechando la ocasión de las facturas absolutamente desorbitadas de los oftalmólogos, el Dr. Jha, en su post, se hace algunas preguntas en torno a la sobreactuación en la atención ocular, especialmente la quirúrgica; pero también hace una, muy oportuna, sobre la relación entre la administración y la industria, en la que el autor se plantea que cómo es que la única indicación permitida para el tratamiento de la degeneración macular es ranibizumab (2.000$) cuando hay otro producto competitivo en eficacia clínica que es el bevacizumab (50$), pero que no se puede indicar para oftalmología debido a que es off-label. ¿Cómo se puede entender -pregunta Jha- que la aseguradora pública más importante del mundo no tenga capacidad para abrir el mercado y reducir costes en base a la competitividad entre productos clínicamente equivalentes? ¿Cómo puede ser que esto ocurra en el país cuna del liberalismo económico?
Ceñir la práctica clínica a las actuaciones que aportan valor a la salud de las personas en medio de un mundo donde el dinero corre en direcciones contrarias, es una tarea titánica. Y en nuestra casa, con unas cifras claramente más reducidas, se da la circunstancia de que las cartas del tablero curiosamente se parecen mucho a las americanas.
La cuestión es que "the winner is Dr. Salomon Melgen", un oftalmólogo de Florida, que cobró 21 millones de dólares de la aseguradora pública norteamericana. A partir de este dato, el Dr. Jha hace hincapié en el tipo de oftalmología que se practica en los Estados Unidos, donde los oftalmólogos, en su conjunto, están cobrando 5.600 millones de dólares de Medicare (cifra superior a la del producto interior bruto de Burundi), y no olviden que estas cantidades proceden sólo de las facturas que estos profesionales emiten al erario público.
Aprovechando la ocasión de las facturas absolutamente desorbitadas de los oftalmólogos, el Dr. Jha, en su post, se hace algunas preguntas en torno a la sobreactuación en la atención ocular, especialmente la quirúrgica; pero también hace una, muy oportuna, sobre la relación entre la administración y la industria, en la que el autor se plantea que cómo es que la única indicación permitida para el tratamiento de la degeneración macular es ranibizumab (2.000$) cuando hay otro producto competitivo en eficacia clínica que es el bevacizumab (50$), pero que no se puede indicar para oftalmología debido a que es off-label. ¿Cómo se puede entender -pregunta Jha- que la aseguradora pública más importante del mundo no tenga capacidad para abrir el mercado y reducir costes en base a la competitividad entre productos clínicamente equivalentes? ¿Cómo puede ser que esto ocurra en el país cuna del liberalismo económico?
Ceñir la práctica clínica a las actuaciones que aportan valor a la salud de las personas en medio de un mundo donde el dinero corre en direcciones contrarias, es una tarea titánica. Y en nuestra casa, con unas cifras claramente más reducidas, se da la circunstancia de que las cartas del tablero curiosamente se parecen mucho a las americanas.
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