Andante presto
Los principales objetivos del plan son la mejora de la accesibilidad, la desburocratización y resolución más eficiente de los procesos, una adecuada atención de la cronicidad, una reorganización de funciones y la incorporación de nuevos perfiles profesionales; en definitiva, la implementación de un nuevo modelo asistencial. Nada nuevo para la atención primaria –de hecho, el plan surge de las demandas del territorio–, que desde hace años le da vueltas a diferentes soluciones y planes de acción que, por distintos motivos que ahora no es necesario analizar, no han tenido el éxito de implementación esperado.
La intención del plan es posicionar la atención primaria como referente y pieza clave de nuestro sistema de salud, pero tendremos que estar atentos al curso de una operativa nada fácil que no solo supone una importante inyección de recursos (sean o no suficientes), sino sobre todo un cambio cultural urgente. Además, esta transformación ‒no nos engañemos‒, la tendremos que desarrollar con unos equipos agotados, “quemados” y psicológicamente debilitados por los efectos de la pandemia y de la gestión de la misma, que en muchas ocasiones ha mostrado aspectos claramente mejorables.
Los nuevos perfiles profesionales en la atención primaria
Además de los nuevos perfiles COVID (gestores COVID, referentes escolares COVID, equipos de cribado) y la incorporación de nuevos trabajadores sociales, nutricionistas, especialistas en salud mental y otros, el plan se centra en la incorporación de tres perfiles clave: los administrativos asistenciales, que han de apoyar al usuario centrándose en una gestión eficiente de la demanda a través de la programación por motivos; los técnicos en cuidados auxiliares de enfermería (TCAE), cuya principal función es dar el soporte al personal de enfermería en el seguimiento de pacientes y en la promoción de la salud, y los denominados asistentes clínicos o asistentes de equipo, que se erigen como apoyo de los médicos y de las enfermeras para descargarlos de trabajos administrativos de modo que estos profesionales puedan centrarse en las funciones para las que se han preparado: la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades.
El objetivo final de las nuevas incorporaciones es alcanzar una combinación adecuada de trabajadores sanitarios con habilidades adecuadas para responder a las necesidades cada vez más cambiantes de los pacientes. En definitiva, que cada profesional pueda dedicarse a maximizar su valor añadido (top-of-license practice).
A medida que reviso literatura sobre el nuevo perfil de asistente clínico, no dejo de pensar que estamos perdiendo una oportunidad de oro al enfocar este perfil como “asistente de los clínicos” y no como “asistente del paciente”. Parece mentira, pero aunque se trate de una cuestión de terminología, es importante que, si realmente queremos fijar las bases para una asistencia centrada en el paciente, empecemos a cambiar un poco el concepto.
Actualmente, el asistente clínico ya se ha implementado en algunos centros. Concretamente, el Hospital Sant Joan de Déu ha puesto en marcha una prueba piloto en las áreas de oncología, cirugía general, cirugía ortopédica y traumatología que ha dado resultados muy positivos de satisfacción tanto de los profesionales como de los pacientes. El asistente clínico que, como figura de apoyo a médicos y enfermeras, después de la visita se dedica a la gestión administrativa para programar visitas, analíticas y otras gestiones bajo protocolo clínico, resuelve dudas del paciente y se convierte en su referente durante todo el proceso asistencial.
Es evidente que este perfil descarga a médicos y enfermeras de todas las tareas administrativas asociadas a la gestión y cuidado del paciente, pero creo que sería conveniente plantear esta figura desde una perspectiva de apoyo al paciente. La de aquel profesional que se asegura de que el paciente tiene todo lo que necesita en términos de trámites relacionados con el proceso asistencial, pero también que entiende bien lo que le han explicado los médicos y las enfermeras y, sobre todo, tiene claros los objetivos terapéuticos de su tratamiento ‒parece mentira, pero mucho más a menudo de lo que pensamos, el paciente no sabe exactamente qué es lo que estamos intentando conseguir con las instrucciones que le damos.
Ahora es un buen momento para reflexionar activamente sobre una figura que no es nueva, que existe desde hace años en otros países y que, pese a no estar del todo estandarizada en Europa, puesto que hay muchas diferencias en cuanto a reembolso (cómo se reembolsan las visitas, si asociadas a la visita del médico o como otro acto assistencial), formación, nivel salarial, labores que desarrolla, etc., de acuerdo con la legislación de cada país, ha ido cogiendo fuerza en los últimos años.
Hace dos años y medio incluí en un artículo de este blog, ¿Más tiempo para generar conversaciones de calidad con los pacientes?, la descripción de la figura del medical assistant de Estados Unidos, país que por cierto realizó una proyección del crecimiento de estos profesionales en el periodo 2019-29 del 19%, cifra superior al crecimiento previsto para los otros perfiles sanitarios según el U.S Bureau of Labor Statistics.
El medical assistant, según la American Medical Association, ve al paciente:
- Antes de la consulta con el médico para definir el motivo de la visita y establecer prioridades, preparar las posibles dudas que puedan surgir, conciliar la medicación, revisar alergias, actualizar screenings, realizar seguimiento de los síntomas de cronicidad, dar pautas de autocuidado y prevención...
- Después de la visita con el médico para programar y gestionar todos los trámites administrativos que se deriven de la visita como, por ejemplo, la actualización del plan de medicación y la programación de nuevas visitas y analíticas, fomentar el conocimiento de las nuevas herramientas no presenciales por parte del paciente, entregarle materiales de apoyo, explicitarle datos de contacto por si le surge alguna duda, así como resolver todo lo que el paciente no ha entendido en la consulta con el profesional.
Esta sería claramente una figura de "preparador sanitario", término ya utilizado en algunos países y que me gusta especialmente.
Es cierto que este planteamiento supone una reorganización de procesos y que todavía existe mucha reticencia en cuanto a que el asistente clínico complemente con más trabajo la asistencia en lugar de asumir el trabajo administrativo de médicos y enfermeras. Pero, ¿se imaginan a un profesional que le diga al paciente que tiene como función ayudarlo a detectar sus prioridades de salud, asegurarse de que está entendiendo todo lo que los diferentes profesionales de la atención primaria le están explicando y ayudarle en todos los trámites que pueda necesitar? Quizás es demasiado pedir, pero si cambiamos el concepto de “asistente clínico” por el de “asistente del paciente” quizá podremos empezar a enfocarnos hacia aquí.
Estimada Anna Sant,
ResponderEliminarEs cierto que nuestro sistema de salud debe modificar algunas cosas y colocar (de verdad) al paciente en el centro de su atención; pero discrepo en algunas cosas que usted comenta.
La persona responsable de hacer el seguimiento de pacientes en la promoción de la salud en A. Primaria es la enfermera, profesional universitaria con competencias formativas y legales para desarrollarlas, sin olvidar que han realizado una especialidad, el EIR que las faculta como los profesionales idoneos para llevarlas a cabo. Decir que un TCAE puede hacer esa función es saltarse muchos años y grados universitarios...
Por otro lado, una figura que descargue de trabajo administrativo no es lo mismo que una figura que se ocupa de todo un proceso asistencial en el que se analizan síntomas, se planifican cuidados, se detectan necesidades.... eso es parte del trabajo que realizan las ENFERMERAS. En nuestro país se llaman enfermeras gestoras de casos, enfermeras de enlace...
Creo que antes de "copiar" los modelos americanos o de otros países con sistemas sanitarios completamente diferentes alnuestro, deberíamos conocer exactamente qué roles profesionales tenemos y cómo podemos hacer para que sean más eficientes y eficaces siempre en miras a aumentar la calidad de la atención sanitaria a nuestros ciudadanos. Implementar nuevos profesionales sin sacar lo mejor de los que tenemos creo que es malgastar recursos humanos, y copiar literalmente a otros países no siempre resulta lo más adecuado.
Estimada Nuria,
EliminarPrimero de todo gracias por tus comentarios sobre este articulo y te doy la razón en un tema clave: a la frase “los técnicos en cuidados auxiliares de enfermería (TCAE), cuya principal función es el seguimiento de pacientes en la promoción de la salud” le falta un matiz importante: “dar soporte al personal de enfermería en el seguimiento de pacientes en la promoción de la salud”, de hecho tal como repito varias veces en el artículo.
Conozco bien el trabajo que realiza enfermería y la formación que requiere este perfil, que evidentemente no es la misma que requiere el rol de TCAE. Sin embargo, una vez corregido este matiz, mi intención en este artículo principalmente enfocado a la figura del “asistente clínico”, es aprovechar que se está creando la formación específica en Catalunya para reforzar las tareas de soporte al paciente.
El objetivo es preparar mejor al paciente para su visita y su post visita con el personal clínico, siempre en relación con la gestión de dudas y trámites. El asistente clínico no ha de responder a cuestiones clínicas sino gestionar esas dudas a través de su relación estrecha con su equipo clínico que le supervisará en todo. Se trata de un complemento de gestión administrativa y acompañamiento al paciente, justamente para que el personal clínico pueda hacer mejor su trabajo de prevención, diagnóstico y tratamiento para el que está largamente formado.
Y sí, quizás he sido un poco temeraria con la propuesta de hablar de cambiar la terminología a “asistente al paciente”, pero mi intención simplemente es poner foco en la necesidad de dar más soporte al paciente en su periplo asistencial.
Gracias por tus comentarios que nos permiten aclarar conceptos y añadir matices importantes.
Entiendo las propuestas de Ana Sant como valientes e imaginativas y, ¡¡Por fin!! poniendo en la agenda fórmulas concretas de cambio de modelo asistencial pues "pone el dedo en la llaga" del fenómeno de la desburocratización. Éste es, en mi opinión, algo mucho más esencial en nuestra labor asistencial que un asunto de sobrecarga de trabajo. Es potenciar nuestro valor añadido asistencial y dignificar nuestro papel en el sistema. En tanto en cuanto un porcentaje significativo de pacientes acuda a nuestras consultas a trámites burocráticos, lastra nuestra dignidad profesional, nos relega a un papel subalterno de oficinista del sistema y, lo que es muy grave, limita nuestro tiempo de dedicación al paciente que requiere nuestra atención, con su complejidad y donde verdaderamente podemos ser resolutivos. Es un asunto de dignidad. Bienvenidas sean estas propuestas pues introducen en la agenda estos temas pues dignifican nuestro trabajo, algo que llevan haciendo otros paises, aunque sea Norte América
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ResponderEliminarSi, estoy de acuerdo con este " nuevo" perfil, pero no debemos olvidar que para que pueda ejercer mejor su función, es importante definir un paso previo y son las rutas asistenciales de cada paciente, que todos los profesionales que estemos coordinados y tengamos claro cuáles son los objetivos de atencion que el paciente necesita
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, para que todo ello funcione es necesario estar alineados en los objetivos terapéuticos, rutas asistenciales y necesidades del paciente, y de esta manera asegurar que podamos dar asistencia con total calidad y seguirdad.
ResponderEliminarMuy de acuerdo con esta figuraAna, y de acuerdo tambien con los otros doscomentarios. La enfermeria tiene su funcion y las nuevas figuras otra, que como dicendeberia quedar bien establecida en las rutas, sin que eso sea un mueblo fijo e infelxible. La gestion de diversos pasos por parte de un soporte a paciente y medico aportaria seguridad, evitar duplicidades y repeticion de tareas y perdida de tiempo que debe usarse en otras actividades. pero el problema de este pais nuestro es que la dinamica sea todo "Low cost"; la misma gente, haciendo más cosas, sin preparación específica, y con el minimo sueldo posible, y así no llegamos nunca a ningun sitio. saludos
ResponderEliminarApreciada Anna,
ResponderEliminarMuy interesante la observación del “asistente del paciente” mejor que “asistente de los clínicos”. Bienvenido sea todo lo que pueda ayudar a que el paciente reciba una mejor atención y a la desburocratización la atención médica. Mi duda es que me parece que la lógica de estos cambios sigue centrada en términos de rendimiento económico, en un contexto de progresiva industrialización de la medicina. Una progresión que acaba por reducir la actuación médica a una “máquina” de diagnóstico y prescripción, retirándole cualquier otro elemento. Así el dedicar tiempo a la conversación con el paciente, de establecer una relación de confianza, adecuar pruebas y tratamiento con él, atendiendo a sus valores y circunstancias, y la capacidad de sanar (no solo curar) a través de esta relación, queda cada vez fragmentada y comprometida. En este blog se ha hablado de Victor Montori y su revolución por una atención con tiempo para escuchar, comprender e implicar. Apostemos por ello y, por supuesto, por una simplificación de los elementos administrativos que nos permita centrar efectivamente nuestra atención en el paciente. También por procesos más ágiles para los enfermos. Pero no creo que sea beneficioso renunciar a la relación asistencial con el paciente.