viernes, 16 de diciembre de 2016

Toma de decisiones impopulares


Están por ver los efectos y la magnitud que tendrá la ola de populismos que se alza a ambos lados del Atlántico y del eje político derecha-izquierda. El ministro de salud griego fumando en rueda de prensa o el prometido "repeal and replace" de Trump con el Obamacare son breves muestras de lo que está por venir.

Según Wikipedia, el concepto de populismo deriva de pueblo y literalmente denomina a la estrategia de las corrientes políticas que buscan el apoyo de las clases populares. A pesar de la tendencia huidiza (casi enfermiza) a afrontar la realidad, tarde o temprano, populistas de derechas y de izquierdas se verán obligados a tomar decisiones que no resultaran simpáticas al pueblo.

Premonitoriamente, la OMS publicó en 2005 el resultado de la deliberación de expertos en política sanitaria sobre las lecciones aprendidas en la implantación de reformas impopulares en salud pública justo antes de la severa irrupción de la crisis económica de 2008. Cerrar camas y hospitales en Austria y Holanda, prohibir o restringir el consumo de alcohol y tabaco en Bélgica, Irlanda, Malta, Noruega y Finlandia o introducir y ampliar copagos en Eslovenia fueron las experiencias de las que se extrajeron los aprendizajes. Se reconoce que las razones que justifican estas decisiones no son comparables. No es lo mismo reducir la oferta sanitaria para disminuir el gasto, que prohibir fumar en bares y restaurantes. Sin embargo, la similitud en los efectos negativos que tienen sobre la opinión pública justifica que sean analizados conjuntamente.  
  

El informe recomienda aplicar alguno de los siguientes consejos cuando haya que tomar una decisión impopular:

  1. Argumentar con mejoras en la salud y la calidad y huir de explicaciones económicas.
  2. Ofrecer compensación. Explicar lo que la gente recibirá a cambio de lo que se va a perder.
  3. Ser transparente. Quien toma la decisión? Como afecta a los implicados?
  4. Evitar las decisiones que se toman de una sola vez. Diseñar y proponer las decisiones como parte de un plan o estrategia más amplia.
  5. El manejo de los tiempos es esencial. Dedicar suficiente tiempo al diseño de un buen plan y a la hora de implementar, hacerlo rápido.
  6. Implicar a todos los grupos, tanto afectados como beneficiados.
  7. No esperar el halago de los medios de comunicación por solidos que sean los argumentos sanitarios. La prensa no es siempre neutral y puede estar influenciada por la oposición a la reforma.
  8. Algo de modestia ayuda. Reconocer incertezas y ofrecerse a regular la implantación en función de los resultados mejora la aceptabilidad de la decisión.
  9. Estar preparado para cambios rápidos. El sentir popular cambia rápido a veces y lo que se veía como oposición puede tornarse aceptación. 
  10. Estar preparado para afrontar crisis y efectos secundarios inesperados.
  11. Asirse a la buena evidencia. Los datos objetivos resisten mejor el debate y evitan resistencias.
  12. Utilizar ejemplos de otros países ayuda a argumentar de forma más aceptable en el propio país.  
  13. Implicar a los profesionales sanitarios.
  14. Ser valientes.
Aunque extraídas de un análisis macro de política sanitaria, estas recomendaciones también resultan prácticas para el mesogestor sanitario. En resumidas cuentas, si se tienen que hacer el harakiri político, hagánlo evidence-based y, sobre todo, que no les falte el coraje.

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