lunes, 25 de julio de 2022

Las consultas remotas también funcionan

Tino Martí
Ex Machina



Después de la eclosión del uso de la telemedicina durante la pandemia, muchos nos preguntamos si se mantendrá, disminuirá suavemente o caerá drásticamente. La experiencia ganada tanto por los profesionales como por los pacientes debería llevar a un uso de la misma más adecuado y a medida de las necesidades de ambos colectivos. 

En Avances en Gestión Clínica nos hemos interesado por el fenómeno de la virtualización de la consulta desde hace tiempo. Anna Sant y Gloria Gálvez nos han dado pistas para hacer más humana la consulta virtual y valorar si es siempre la mejor opción. Josep M. Picas nos ha dejado reflexiones prácticas para su futura consolidación y, más recientemente, Marco Inzitari ha puesto el foco en las desigualdades de acceso.  

Aunque la teleconsulta es aplicable a cualquier ámbito de la atención sanitaria, su uso en la atención primaria es de especial relevancia dado que la consulta es el principal método de actuación, su volumen de actuaciones es muy importante y, además, alcanza a usuarios de todas las edades y condiciones. A su vez, es conveniente seguir de cerca su evolución en diversos contextos internacionales para aprender y mejorar.

El estudio “Remoto por defecto”

Recientemente, Nuffield Trust ha publicado los resultados de la investigación del proyecto “Remoto por defecto”, dirigida por Rebeca Rosen y Claudia Leone. El análisis se ha valido de una mezcla de grupos focales, estudio de casos y ejercicios de consenso Delphi como soporte metodológico sobre los principios éticos que debían fundamentar las decisiones sobre la modalidad de consulta a emplear. 

 En el concepto de consulta remota se incluían tanto la consulta telefónica como la videoconsulta y la consulta asíncrona online. Los resultados de la investigación fueron revisados y discutidos en una serie de talleres virtuales con expertos de los ámbitos académico, clínico, político y de gestión, así como con pacientes. 

Principales resultados

La eficiencia en la gestión del tiempo que ofrece la consulta remota, tanto para pacientes como para profesionales, es el principal resultado positivo destacado por los autores.  

Como elemento negativo, destacan la reducción de la accesibilidad para ciertos pacientes y grupos vulnerables, así como los riesgos clínicos asociados a la falta de exploración física y al exceso de demanda de pruebas diagnósticas o derivaciones que la atención virtual puede llevar asociados. 

Desde un punto de vista organizativo, el proceso de adaptación a la consulta virtual fue variable en función del tamaño del centro, las necesidades poblacionales y las habilidades digitales y de comunicación de los profesionales. Un sistema de triaje (asignación de tipo de consulta) claro y bien articulado resulta fundamental para el buen funcionamiento de las consultas virtuales y presenciales y la buena receptividad por parte de los pacientes. 

Muchos pacientes aún valoran los elementos personales de la atención presencial, como la continuidad relacional y la confidencialidad, ya que no siempre se dispone de un espacio con suficiente privacidad en casa. 

Muchos profesionales encuentran más difícil la generación de confianza, la relación y la comprensión holística de las necesidades de los pacientes mediante la consulta virtual. 

Recomendaciones

A partir de los resultados obtenidos, los autores establecen una serie de recomendaciones en tres áreas temáticas para mejorar la implantación y extensión de la teleconsulta. 

Área organizativa

  • Los centros de salud deberían codiseñar las rutas de acceso, los procesos de triaje y los servicios digitales con un grupo diverso de pacientes para asegurar la equidad en el acceso y minimizar la exclusión digital. 
  • Los centros de salud deberían monitorizar y minimizar el impacto físico y psicológico de una excesiva actividad de consultas virtuales mediante el análisis de la experiencia del profesional y las necesidades de soporte individual. 
  • Los tipos de citas a ofrecer deberían hacer coincidir las necesidades clínicas de cada paciente con sus preferencias personales y su capacidad de utilizar los servicios digitales.  
  • Los centros de salud y sus clínicos deben organizar la oferta de consultas virtuales y presenciales de manera que se preserven los principios de la medicina de familia: continuidad, evaluación holística y atención proactiva.

Área formativa

  • La formación es fundamental. Hay que asegurar la disponibilidad de las herramientas necesarias para el uso de servicios digitales y el desarrollo de habilidades de todos los participantes, incluyendo en primer lugar a los administrativos sanitarios que desempeñan un papel capital en la conducción del flujo de demanda. 
  • La formación dirigida a clínicos debe incluir cómo realizar consultas virtuales efectivas e identificar y mitigar los riesgos clínicos asociados a la consulta remota.
  • La formación de residentes de medicina de familia y comunitaria tiene que asegurar la práctica de la consulta en su modalidad virtual y suficiente exposición a los valores fundamentales de la medicina de familia. 

Área tecnológica 

  • No se debería optar por una solución única en la programación de consultas de atención primaria. Por lo tanto, no hay que ser prescriptivo en el tipo de citas ni en la tecnología a usar. 
  • Se deben priorizar y mejorar las infraestructuras de telecomunicaciones del NHS.  

A la vista de los resultados y conclusiones del estudio “Remoto por defecto”, está claro que es necesario recopilar evidencias para ajustar la oferta de consultas virtuales de modo que se aproveche su eficiencia y se minimicen los riesgos clínicos y de equidad que lleva aparejados. No es de extrañar que los autores concluyan que se requieren más fondos estatales para investigar el impacto de los diferentes modos de triaje y consulta virtual en la efectividad, la seguridad y la equidad.

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