At 2 conferences in Spain. They have excellent system and yet suffer from overuse, esp at end of life; PCPs don't have enough time for pts.
— Shannon Brownlee (@ShannonBrownlee) abril 16, 2014
Shannon Brownlee, autora del libro "Overtreated" y Vicepresidenta de "Lown Institute" ha dictado recientemente una conferencia en Barcelona, en el marco de la Jornada "Alianza profesional para una práctica clínica de más valor" organizada por la Societat Catalana de Gestió Sanitària, y otra en Madrid en el "Seminario internacional de seguridad del paciente y excelencia clínica" organizado por idcsalud. Y de vuelta, en su cuenta de twitter ha aparecido este mensaje (que traduzco y pesplego acrónimos):
"Después de las dos conferencias, he aprendido que en España tienen un excelente sistema sanitario y, sin embargo, también sufren el fenómeno de la sobreactuación clínica, especialmente en los episodios de final de vida, y además los médicos de familia no tienen tiempo suficiente para atender a los pacientes."
Cuando se oyen las cifras de consumo de recursos o de variaciones de la práctica clínica norteamericanas, algunos piensan que nosotros no tenemos estos problemas. Esto es verdad, pero sólo en parte, porque en un sistema como el nuestro, muy ordenado e infinitamente más justo y accesible que el de ellos, la esencia del trabajo profesional de médicos y de enfermeras, en cambio, muestra unas formas de actuar y unas contradicciones que son universales. "Se respiran en el aire", como dijo Shannon Brownlee.
Después de las reuniones, me gustaría citar, además de las dos ideas que Brownlee ha escrito en el tweet (sobreactuación de final de vida y escaso tiempo para escuchar a los pacientes en la atención primaria), algunos ejemplos que ilustran el impacto que las prácticas clínicas de poco valor también tienen en nuestro sistema:
"Después de las dos conferencias, he aprendido que en España tienen un excelente sistema sanitario y, sin embargo, también sufren el fenómeno de la sobreactuación clínica, especialmente en los episodios de final de vida, y además los médicos de familia no tienen tiempo suficiente para atender a los pacientes."
Cuando se oyen las cifras de consumo de recursos o de variaciones de la práctica clínica norteamericanas, algunos piensan que nosotros no tenemos estos problemas. Esto es verdad, pero sólo en parte, porque en un sistema como el nuestro, muy ordenado e infinitamente más justo y accesible que el de ellos, la esencia del trabajo profesional de médicos y de enfermeras, en cambio, muestra unas formas de actuar y unas contradicciones que son universales. "Se respiran en el aire", como dijo Shannon Brownlee.
Después de las reuniones, me gustaría citar, además de las dos ideas que Brownlee ha escrito en el tweet (sobreactuación de final de vida y escaso tiempo para escuchar a los pacientes en la atención primaria), algunos ejemplos que ilustran el impacto que las prácticas clínicas de poco valor también tienen en nuestro sistema:
- Medicalizar la prevención más allá de lo que dice la evidencia.
- No ser francos con los pacientes cuando no les informamos de los riesgos del sobrediagnóstico a los que se pueden ver inducidos como consecuencia del acceso a determinadas pruebas diagnósticas.
- No tener en cuenta los valores y la manera de ser de los pacientes cuando aparece la cronicidad y la actuación del sistema sanitario se convierte en compleja y fragmentada.
- Utilizar de manera inapropiada el recurso hospitalario para la población de pacientes crónicos complejos y los pacientes geriátricos frágiles.
- Ofrecer quimioterapia hasta el final de vida, impidiendo a los pacientes los beneficios de la atención paliativa.
- Confiar más en las pruebas diagnósticas que en el razonamiento clínico.
- Mostrar variaciones inexplicables en técnicas que son eficaces y que tienen indicaciones precisas.
El movimiento "Right Care" ha llegado a nuestro país y ahora toca abrir foros de debate profesional centrados en el fomento de prácticas clínicas de valor. Les mantendré informados.
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