Se acercan las Navidades y el momento de hacer la carta a Santa Klaus, los Reyes o a quién uno desee. En las últimas campañas navideñas ha sido la tecnología quién se ha prodigado más por chimeneas, calcetines y hogares en forma de teléfono o tableta. En esta próxima campaña parece haber un lugar reservado para los “wearables” (su traducción latinoamericana es la más acertada: vestibles). Apple anunció en septiembre Healthbook y presentó Watch, las Glass de Google siguen en fase experimental, Microsoft sin hacer mucho ruido está posicionando bien su Band (a la derecha) al igual que los wearables de Samsung. Ya ven, los grandes han llegado con fuerza a este nuevo mercado.
Como muestra el video, los wearables se presentan en multitud de formatos: relojes, pulseras, bandas, gafas, calzado, etc. Su misión principal es registrar algún tipo de métrica relacionada con nuestro cuerpo y su movimiento como por ejemplo el ritmo cardíaco, la temperatura corporal, la tensión arterial, la calidad del sueño o el movimiento diario. Con la aparición de los vestibles, el movimiento Quantified Self está empezando a superar la zona friki para abrirse al público general. De hecho, las aplicaciones móviles que ejercen similares funciones han servido para abrir las puertas a la disciplicina del autoconocimiento y la automonitorización y conforman un ecosistema de start-ups con potencial en diversos sectores, particularmente en el de la salud.
Qué la transparencia de información, es decir la objetivización y publicación de los actos, es un desencadenante de cambios en el comportamiento humano parece venir respaldado por las diversas políticas de transparencia que persiguen modular conductas inadecuadas o provocar la emulación del que sobresale. En el plano personal, el conocerse mejor a sí mismo ha de ser tractor de cambio para la calidad de vida y qué mejor que un compañero de viaje invisible que anota y refleja lo que hacemos. Aún más, cuando esta información se dispone en espacio público y se entra en juegos de comparación y competencia.
La intersección entre este fenómeno y la producción de salud y conocimiento aún está en sus etapas iniciales. Existen pocos estudios publicados. Una búsqueda de "Quantified self" en PubMed arroja hasta la fecha tan sólo 20 resultados, de los cuáles ninguno puede considerarse como intervención propiamente dicha. Sin embargo, los movimientos de potenciación del rol del paciente, la medicina participativa o la atención centrada en el paciente combinan a la perfección con la filosofía del yo cuantificado y el empleo de tecnologías portables para mejorar los resultados en salud y potenciar las actividades preventivas como queda recogido en varios trabajos de prospección.
Como en las pasadas ediciones de esta sección, el Deus ex machina vuelve a aparecer con la promesa de resolver la ecuación cuando probablemente la machina sea la excusa para que los actores en juego (ciudadanos, pacientes, profesionales y sistema) ensayen nuevas combinatorias, hasta el momento inviables, para lograr el aplauso del público.
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