miércoles, 30 de mayo de 2018

En el rescate de líderes y guías en salud








En el ámbito de la sanidad pública en el que desempeño mis funciones, desde hace mucho tiempo sufrimos una profunda crisis de liderazgo. Si bien todos los puestos de responsabilidad están bien ocupados y cada vez se diseñan más cargos directivos, paradójicamente es raro encontrarse con gestores o profesionales que lideren equipos con objetivos o misiones concretas que abran nuevos caminos.

Lo habitual es el protocolo, no salirse de lo establecido, evitar cambios e innovación y, de paso, no salir del despacho o la consulta, no nos vaya a pasar algo.

Esta actitud en los cuadros directivos está siendo imitada por los profesionales de a pie que siguen sus consignas. La sobrecarga asistencial y la desidia institucional hacen que los médicos de familia salgan cada vez menos de su consulta a llevar a cabo alguna actividad comunitaria; las enfermeras y los trabajadores sociales, lo mismo, y en los hospitales todo se baraje dentro del servicio y se interaccione lo mínimo con la atención primaria u otros agentes. 

El problema de centrarse en el "protocolo" es que se pierde la función social de guía. Los profesionales de la salud, además de cumplir sus obligaciones asistenciales, han de ser agentes de educación sanitaria y de orientación en salud, funciones que cada vez se atienden menos y están siendo copadas por intereses mercantiles con un gran ánimo de lucro. Esto implica tener algún grado de presencia pública, en la comunidad donde se trabaje, en los medios de comunicación, en Internet o en las redes sociales. Implica interesarse por que los contenidos de salud de calidad se extiendan y difundan, por fomentar la reflexión y la toma de conciencia, por potenciar los autocuidados y la autogestión de la salud y la enfermedad. 

Necesitamos líderes que vayan en cabeza, que se atrevan a abrir nuevos caminos desde una actitud de servicio y búsqueda del bien común. Pero sobre todo necesitamos guías que, en sus pequeños ámbitos de actuación, desde una consulta de enfermería, trabajo social, psicología, fisioterapia o medicina, sean capaces de orientar y animar tanto a colegas como a pacientes. 

No hacen falta grandes heroicidades, basta con publicar un blog o algún artículo en un periódico local, escribir una carta al director o hablar en la radio del barrio, incluir algún mensaje de salud en nuestras redes sociales, ir una vez al año a algún colegio o a algún ámbito público a dar una conferencia, tejer redes comunitarias intraprofesionales o en la zona donde se trabaje..., salir del despacho o la consulta. 

Es inadmisible que muchos gestores no conozcan personalmente a sus subalternos y viceversa. Que los profesionales de hospital no se traten nada con los de atención primaria, que los de atención primaria no conozcan a los farmacéuticos comunitarios, alcaldes o miembros con algún papel social de su comunidad. También lo es el que al buscar información en Internet sea rarísimo encontrar contenidos de calidad de profesionales de la salud independientes no patrocinados. 

Nuestra sociedad sigue los discursos en salud de famosos y cantamañanas sin criterio que son aupados por televisiones y medios que les dan notoriedad y visibilidad. De esta forma, camina sin norte siguiendo los dictámenes de un mercado que no tiene escrúpulos a la hora de vender productos y servicios que anuncian como panacea universal para hacer caja. 

Me da esperanza conocer a muchos profesionales de la salud que realizan esta función de guía de forma callada y constante. Gente buena que busca el bien de la gente con la que trabaja, el beneficio de sus comunidades, la mejora social. Profesionales que tienen que batallar con grandes cargas laborales y diversos problemas institucionales y que resisten la dificultad y aún le echan ganas para innovar o compartir un escrito o una charla. Es cierto que no suele haber reconocimiento dentro de las organizaciones donde trabajan ni a otros niveles, pero eso no está impidiendo que haya valientes que sigan llevando esta vieja antorcha. 

Es posible. Desde esa certeza lanzo este pequeño llamamiento para que visibilicemos, agradezcamos y animemos el buen hacer de tanta gente que se deja la piel en el mundo de la salud.







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