Todos los sistemas sanitarios necesitan racionalizar costes, al mismo tiempo que solucionar un montón de problemas complejos y mejorar resultados en salud. Hablamos, pues, de retos difíciles, que pueden convertirse en imposibles sin la implicación de los médicos, y por eso me ha parecido relevante el artículo "Engaging Doctors in the Health Care Revolution" de Thomas Lee y Toby Cosgrove que, desde Harvard Business Review, han buscado soluciones en Max Weber y sus 4 motivaciones fundamentales para las acciones sociales.
Motivación 1. Buscar propuestas nobles
Cuando se reúnen gestores y médicos deberían hacerlo para hablar de pacientes, de calidad y de resultados, y si de verdad quieren cambiar el statu quo, no deberían moverse de este guión. La conversación, por tanto, no debería empezar nunca por contratos y compensaciones, esto, si acaso, va al final, después de los acuerdos principales. Los gestores deben escuchar, deben valorar puntos de vista y deben saber generar un proceso en el que todas las partes implicadas deberían tener la oportunidad de modelar los detalles de la operativa. Para estos procesos, convendría tener presente un guión básico de 3 puntos, que los autores extraen de Mayo Clinic: a) en el momento de sentarse, todo el mundo debe tener claro que las cosas no pueden seguir haciéndose como se están haciendo, b) el proyecto transformador que se plantee debe estar inequívocamente centrado en el paciente, y c) este es un camino que todos los implicados harán juntos.
En este punto, creo conveniente darles un consejo: pierdan (o ganen) 4 minutos mirando este video que Cleveland Clinic ha promovido para los programas de formación de sus profesionales: If we could see inside others' hearts. "Si como profesional eres capaz de ponerte en la piel de los pacientes, o en la de los compañeros -vienen a decir-, entonces eres uno de los nuestros, seguro que contigo iremos bien".
En este punto, creo conveniente darles un consejo: pierdan (o ganen) 4 minutos mirando este video que Cleveland Clinic ha promovido para los programas de formación de sus profesionales: If we could see inside others' hearts. "Si como profesional eres capaz de ponerte en la piel de los pacientes, o en la de los compañeros -vienen a decir-, entonces eres uno de los nuestros, seguro que contigo iremos bien".
Motivación 2. Buscar la motivación intrínseca
A los médicos les gusta ser valorados y, por tanto, aceptan la evaluación, siempre que perciban los objetivos marcados como oportunos y consistentes (desde la perspectiva de la práctica clínica de valor), y para demostrar la validez de estas afirmaciones, los autores presentan dos casos de éxito en la implicación de los médicos, el uno con incentivación económica (Geisinger) y el otro sin (Cleveland). Es decir, lo de la implicación de los médicos no necesariamente va de dinero, sino de coherencia.
Motivación 3. Promover el respeto
El respeto debe basarse en el valor que cada médico aporta a los pacientes, a los colegas y a la organización, por ese orden. Por este motivo, Lee y Cosgrove citan Utah Health Care, donde se ha implantado un sistema personalizado (para cada médico) de indicadores de calidad y de resultados y, de manera gradual, la información se ha ido ofreciendo en abierto y, con ello, afirman, Utah ha demostrado que este modelo estimula la eficiencia, la efectividad clínica, y el respeto por el valor del trabajo bien hecho.
Motivación 4. Promover el sentimiento de pertenencia
A los profesionales les gusta identificarse con su institución y, más allá de la imagen corporativa, lo que debe prevalecer debe ser lo que tan bien transmiten los de Mayo Clinic: "Aquí tenemos una manera de hacer las cosas", dando por supuesto que los médicos tienen más tendencia a implicarse en organizaciones (sean centros de atención primaria, hospitales o centros sociosanitarios) que ofrecen una forma corporativa de relacionarse con los pacientes, un modo de cooperación profesional, una manera de ver la calidad asistencial, etc. Es lo que se entiende como instituciones acogedoras, o también "hospitales magnéticos".
De acuerdo con los postulados de Max Weber, y la interpretación de Lee y Cosgrove, eso de la implicación de los médicos en el sistema sanitario va de protagonismo en la gestión clínica, de autoestima, de respeto y de sentimiento de pertenencia a la institución donde se trabaja. Por lo tanto, modelos retributivos, modelos organizativos y derechos adquiridos, a pesar de su importancia, deberían venir después de haber abordado las motivaciones weberianas, si lo que se quiere es avanzar.
Mi agradecimiento al Dr. Jordi Amblàs por haberme facilitado, a través de twitter, el post referente.
Jordi Varela
Editor
A los médicos les gusta ser valorados y, por tanto, aceptan la evaluación, siempre que perciban los objetivos marcados como oportunos y consistentes (desde la perspectiva de la práctica clínica de valor), y para demostrar la validez de estas afirmaciones, los autores presentan dos casos de éxito en la implicación de los médicos, el uno con incentivación económica (Geisinger) y el otro sin (Cleveland). Es decir, lo de la implicación de los médicos no necesariamente va de dinero, sino de coherencia.
Motivación 3. Promover el respeto
El respeto debe basarse en el valor que cada médico aporta a los pacientes, a los colegas y a la organización, por ese orden. Por este motivo, Lee y Cosgrove citan Utah Health Care, donde se ha implantado un sistema personalizado (para cada médico) de indicadores de calidad y de resultados y, de manera gradual, la información se ha ido ofreciendo en abierto y, con ello, afirman, Utah ha demostrado que este modelo estimula la eficiencia, la efectividad clínica, y el respeto por el valor del trabajo bien hecho.
Motivación 4. Promover el sentimiento de pertenencia
A los profesionales les gusta identificarse con su institución y, más allá de la imagen corporativa, lo que debe prevalecer debe ser lo que tan bien transmiten los de Mayo Clinic: "Aquí tenemos una manera de hacer las cosas", dando por supuesto que los médicos tienen más tendencia a implicarse en organizaciones (sean centros de atención primaria, hospitales o centros sociosanitarios) que ofrecen una forma corporativa de relacionarse con los pacientes, un modo de cooperación profesional, una manera de ver la calidad asistencial, etc. Es lo que se entiende como instituciones acogedoras, o también "hospitales magnéticos".
De acuerdo con los postulados de Max Weber, y la interpretación de Lee y Cosgrove, eso de la implicación de los médicos en el sistema sanitario va de protagonismo en la gestión clínica, de autoestima, de respeto y de sentimiento de pertenencia a la institución donde se trabaja. Por lo tanto, modelos retributivos, modelos organizativos y derechos adquiridos, a pesar de su importancia, deberían venir después de haber abordado las motivaciones weberianas, si lo que se quiere es avanzar.
Mi agradecimiento al Dr. Jordi Amblàs por haberme facilitado, a través de twitter, el post referente.
Jordi Varela
Editor
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