Los comités de tumores son instrumentos de coordinación de la práctica oncológica que existen desde hace muchos años. Ahora, sin embargo, un grupo de investigación mixto alemán-norteamericano (con la colaboración de Glyn Elwyn) ha querido saber, no sólo la calidad del trabajo de estos comités, sino como contemplan la demanda por una mayor implicación de los pacientes en las decisiones clínicas, y por ello se ha llevado a cabo un estudio observacional en 15 comités de tumores del University Cancer Center Hamburg-Eppendorf. De la publicación de este trabajo quisiera destacar dos aspectos claves: a) la realidad de la calidad organizativa de los comités de tumores, y b) cómo estos comités contemplan las preferencias de los pacientes.
a) Calidad organizativa de los comités de tumores
La primera constatación que hacen los observadores es que la mayoría de los miembros de los comités de tumores son médicos en posiciones senior y, en cambio, la presencia de médicos jóvenes es escasa. En ningún caso han detectado la participación de otros profesionales, también importantes para los pacientes oncológicos, como enfermeras o psico-oncólogos. Los investigadores creen que la influencia jerárquica de los miembros claves de los comités y la necesidad de cerrar muchos casos en poco tiempo son factores limitantes para el trabajo multidisciplinar productivo y de calidad. Resumiendo, la observación constata que se suelen aplicar de manera sistemática guías y pautas con escasos márgenes para otras consideraciones.
En el artículo se explica que, de los pacientes en concreto, aparte de la información estrictamente médica, a los comités casi sólo les interesa su edad, aunque, dicen, algunas veces hubo comentarios más bien esporádicos sobre el estado general de algún enfermo, del tipo: "se encuentra bien" o "puede caminar".
b) Las preferencias de los pacientes en los comités de tumores
Tener en cuenta las preferencias de los pacientes es especialmente importante en oncología, ya que muy a menudo hay opciones de tratamiento con gamas muy variadas de beneficios y riesgos, y por ello la decisión que se tome afecta de manera muy significativa la calidad y la cantidad de vida de las personas. A pesar de este hecho, los observadores destacan que ciertas aportaciones que escucharon acerca de las preferencias de algún paciente, acabaron influyendo poco o nada en las decisiones clínicas de los comités analizados.
Los médicos que practican la clínica hoy, especialmente la clínica oncológica, deberían revisar sus conceptos y maneras de actuar. Deberían saber que contar con el apoyo de guías de práctica clínica y ser conscientes de su propia experiencia acumulada, son dos condiciones necesarias, pero ya no suficientes, porque si no son capaces de implicar a los pacientes, si no saben cómo escuchar sus preferencias, entonces podría ser que prescribieran tratamientos inapropiados para el modo de ser de las personas, con resultados poco satisfactorios.
Cómo introducir las preferencias de los pacientes en los comités de tumores
Los mismos investigadores hacen algunas propuestas sugerentes para introducir la decisión clínica compartida en climas tan poco proclives como los comités de tumores:
- El médico que presenta el caso debería reportar que ha tenido una conversación previa franca con el paciente sobre las opciones de tratamiento y estas preferencias deberían estar presentes en los debates de los comités y se deberían tener en cuenta en las decisiones.
- Los comités no deberían tomar una única decisión (cuando haya opciones diversas), sino que deberían realizar un gradiente de recomendaciones que servirían de base al médico referente para debatirlas con el paciente después de la reunión.
- Convendría convocar a las reuniones a enfermeras y psico-oncólogos para ampliar visiones y registros sobre la manera que cada paciente tiene de vivir el proceso oncológico.
- Habría que ajustar los tiempos destinados a las reuniones de los comités de tumores de forma proporcionada a la complejidad de los pacientes agendados.
- Para determinados pacientes, muy seleccionados, se debería contemplar la posibilidad de invitarles a la reunión.
La dinámica de los comités de tumores, que tantos beneficios ha llevado a la coordinación de los procesos, se ha atascado en una visión sólo médica de la práctica oncológica. Todo hace pensar que es hora para la autocrítica y la reinvención.
Posted by Jordi Varela, editor
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