Este
cuarto post, y último, relacionado con la serie "Right Care" de la
revista Lancet ("Definición, zonas grises y reversión", fue el
primero, "Entre demasiado y demasiado poco", el segundo, y
"Cuestión de actitud", el tercero), va de propuestas para reducir
el derroche, entendiendo que la inadecuación en la provisión de
servicios sanitarios es un asunto enrevesado (wicked problem), para el que no
hay soluciones mágicas y, por este motivo, el artículo "Levers for addressing medical underuse and overuse: achieving high-value health care"
hace un esfuerzo, que se agradece, de aportar ideas útiles para incorporarlas
a las agendas de trabajo, tanto de jefes clínicos como de gestores sanitarios,
de acuerdo con las siguientes propuestas que tienen por finalidad aumentar el valor de los sistemas sanitarios.
Ajustes
en la provisión de servicios
a) Los
hospitales son imprescindibles para atender de manera eficaz personas afectadas
de ciertos procesos clínicos, especialmente los agudos de intensidad moderada o
grave, pero en cambio son un lastre para los recursos de un país, cuando sus
excedentes se ocupan para ingresar personas con necesidades más propias de ser
atendidas en la comunidad. b) Convendría fomentar el trabajo interno contra las
prácticas clínicas que se sabe objetivamente que no aportan valor. c) Se
deberían revisar los criterios diagnósticos para reducir la tendencia creciente
del sobrediagnóstico. d) Se debería aprovechar la historia clínica electrónica
para enviar mensajes sobre prácticas de valor en las pantallas de los médicos
durante los actos asistenciales. e) Se debería promover la práctica de
auditorías clínicas. f) Se deberían elaborar materiales de apoyo (decisión
aids) para conseguir que las decisiones clínicas compartidas sean cada vez más
un instrumento de uso en los consultorios. g) Convendría garantizar que cuando
una innovación sustituya una práctica antigua, ésta se deje de hacer, rompiendo
la tradición acumulativa, tan propia del sector. h) Habría que ser muy cuidadosos
con los tratamiento compasivos (off-label) para evitar que se prescriban en un entorno de expectativas injustificadas. i) Deberían
fomentarse los análisis de coste-oportunidad para impedir que nuevas prácticas se introduzcan sin las evaluaciones oportunas.
Ajustes
en los modelos de financiación
(Se han
excluido las propuestas específicas del modelo norteamericano)
a) Se
debería dejar de financiar las actividades clínicas que son inefectivas, o que
aportan más efectos indeseables que beneficios. b) Cuando determinadas
acciones, debido al avance tecnológico, se vuelven más rápidas, más baratas y
más seguras, convendría dejar caer las tarifas, como ocurre en los mercados no
sanitarios. c) Cuando, a pesar de la evidencia, un paciente elige una actuación
poco recomendable, los sistemas deberían plantear a los pacientes que se lo
pagaran de su bolsillo. d) En los procesos complejos (terciarios) convendría financiar sólo los equipos profesionales que demuestran que realizan un mínimo de tratamientos, con el fin de garantizar
la seguridad de los pacientes. e) El pago capitativo, ajustado por resultados y
riesgo compartido, es el modelo de financiación a promover.
Ajustes
en los modelos de gobernanza
a) Los
sistemas deberían dar voz a los ciudadanos, a los pacientes y a los proveedores,
animándoles a implicarse en la gobernanza de los sistemas sanitarios, con el
objetivo de desterrar las prácticas clínicas de escaso valor, pero también para
garantizar el acceso universal a servicios contrastados y de calidad. b) Los
dirigentes de los sistemas sanitarios deberían focalizar sus esfuerzos en los
estudios de coste-efectividad y en la extensión de la cobertura universal.
Como
dice el informe "Right Care" de la revista Lancet, garantizar el
acceso a unos servicios sanitarios de calidad y no malgastar recursos en acciones desproporcionadas, son los dos retos más importantes de los sistemas
sanitarios de hoy. Las soluciones son complejas y hay que abordarlas desde la
gobernanza, desde la financiación y desde la provisión de servicios. No hacerlo
es un irresponsabilidad que se debería juzgar en la arena de la ética social y
política.
Jordi
Varela
Editor
No habrá cambio cultural en España hasta que se encuentre el incentivo adecuado para todos los facultativos que trabajan en entorno de Sanidad de provisión pública, con estabilidad laboral no ligada a consecución de objetivos institucionales, enemistados con la jerarquía política y gestora sanitaria y cuya formación continuada siga dependiendo de la industria farmacéutica y no de las propias administraciones públicas.
ResponderEliminarCreemos en Barranquilla Colombia, que es el único camino a seguir, con el fin de garantizar al usuario atención medica con calidad (oportunidad, accesibilidad etc), dado que los recursos en salud son limitados. Mientras que la carga de la enfermedad sigue en aumento, así como también las nuevas tecnologías y nuevos medicamentos que impactan de forma negativa estos recursos. Se debe generar estrategias concretas en el que intervengan cada uno de los actores del SGSSS definiendo una hoja de ruta a seguir por cada actor. El cambio de una cultura del hacer por una cultura del no hacer en el equipo medico, va a depender de la actitud con que cada uno de ellos enfrente la estrategia del Right Care. Por tal razón se hace necesario que el incentivo adecuado debe ser el trabajo mismo que ejecutan y realizan cada equipo medico, permitiendoles participar de forma activa en la generación de acciones de autocontrol, y controles pares, a fin de que se comience a pensar en el paciente como centro gravitancional del ejercicio medico.
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