lunes, 15 de julio de 2013

Dimensionando la adecuación, a propósito del 5º informe de la Central de Resultados de Cataluña

El pasado jueves la “Agència de Qualitat i Avaluació Sanitàries de Catalunya” (AQuAS) presentó el 5º informe de la Central de Resultados. Esta es la segunda vez que el informe se publica sin anonimizar y la primera que lo hace con datos abiertos (open data). Por tanto, cualquier ciudadano se los puede bajar en excel para trabajarlos según su propio criterio. También tenemos que celebrar que el formato sea más analítico con aportaciones de experiencias específicas. En cuanto a los intereses de este blog, quiero hacerme eco de la novedad de la dimensión de "Adecuación", con 11 indicadores, que se centran sólo en la naturaleza de la actividad de los hospitales.

La capacidad diagnóstica y terapéutica de la actuación clínica de la medicina moderna ha alcanzado un nivel de eficacia muy elevado. Por este motivo ha aumentado la responsabilidad de los sistemas sanitarios de aplicar su instrumental de manera adecuada y proporcionada y, por tanto, ahora, además de interesarnos por la eficiencia y la seguridad de las instituciones sanitarias, también debemos observar si lo que hacen corresponde a lo que creemos que deberían hacer.

Cuando hoy hablamos de adecuación, estamos hablando de hospitalizaciones que se habrían podido evitar con una actuación más eficaz en el ámbito comunitario, intervenciones quirúrgicas que no se habrían indicado si el paciente hubiera estado mejor informado de las expectativas reales, procesos de final de vida innecesariamente tecnificados, pruebas diagnósticos redundantes que acumulan radiaciones sobre el paciente, y así un largo etcétera que no hace más que decirnos que a partir de ahora nos tenemos que empezar a preguntar por el derroche ocasionado por la falta de adecuación de las actividades clínicas y de la necesidad de medir el fenómeno para reducirlo.

Los hospitales con presión de urgencias todavía elevada deben preguntarse si su coordinación con atención primaria es la óptima. En Cataluña hay 16 hospitales con una presión de urgencias por encima del 75%.


Si se observan los datos de esta dimensión, el Hospital Clínic (foto), con una red de atención primaria y sociosanitaria bien trabada tiene una presión de urgencias del 54,6%, mientras que en el otro lado del Eixample, con unas circunstancias bastante comparables, Sant Pau tiene un 72,2%. Por otra parte, en el ámbito de hospital comarcal pequeño las diferencias son aún más fuertes, sino mírese el abanico que va desde el Hospital de Amposta con una presión de urgencias del 40,9% hasta el Hospital del Pallars con el 84,7%. De este indicador se debe extraer la lección de que los hospitales con presión de urgencias todavía elevada se deben preguntar si la coordinación entre niveles de su territorio es la óptima, y ellos mismos ya se darán cuenta de que les quedan márgenes para la mejora. Otros lo hacen y lo consiguen.
   
Los servicios de urgencias hospitalarios deberían atender sólo los pacientes que tienen problemas de salud de complejidad proporcionada al recurso. Hay 20 hospitales que tienen una proporción de pacientes ingresados ​​inferior al 10%. 


La mayoría de servicios de urgencias hospitalarios han desplegado sistemas de triaje con el fin de preservar la atención adecuada a los pacientes que más lo requieren. Lamentablemente todavía hoy no se puede utilizar la información procedente del triaje de una manera universal y, por ello, el 5º informe propone el porcentaje de urgencias ingresadas como medida indirecta de adecuación de los servicios de urgencias de hospital, y para entenderlo mejor véase algún ejemplo. El Hospital de Granollers (foto) tiene una proporción de ingresos del 31,3%, la más elevada del SISCAT (sistema de provisión pública), cifra que nos dice que este centro ingresa una urgencia de cada tres, expresión evidente de que las urgencias de poca trascendencia, en Granollers, tienen otros dispositivos más apropiados. También destacan valores elevados en Lleida, con un 26,1% en el Hospital de Santa Maria y 18,6% en el Hospital Arnau de Vilanova (los más altos de su grupo de comparación). Pero en el otro lado de la serie se puede observar el Hospital Dos de Maig con un 4,6% y el Hospital del Vendrell con un 4,8%, centros que seguro que atienden un gran volumen de urgencias de baja complejidad.

¿No sería más conveniente orientar los recursos destinados a ingresos hospitalarios de causa médica de personas muy mayores (más de 20.000 hospitalizaciones) a más servicios comunitarios e intermedios?


En la red hubo 43.502 ingresos hospitalarios de personas de más de 84 años por causa médica (se excluyen los ingresos quirúrgicos), de los que 12.124 correspondieron a ingresos potencialmente evitables. Es evidente que las personas mayores, y las muy mayores, pueden necesitar ser ingresadas en los hospitales, y tienen derecho, pero dadas las circunstancias de los riesgos nosocomiales, especialmente para este grupo de población, y también a la amenaza de sobreactuación terapéutica, o incluso de ensañamiento en el período de final de vida, es conveniente monitorizar este indicador para observar cómo los diferentes centros están abordando el reto de la la atención a las descompensaciones de los pacientes geriátricos. Si se evitan comparaciones transversales, y se analizan centros del mismo nivel, se ve como el Hospital de Sant Jaume d'Olot (foto) tiene un porcentaje de ingresos evitables de personas de más de 84 años del 16,8% , mientras que en el Hospital del Pallars la misma cifra es del 43,5%, o en un nivel de centros algo mayores, el Hospital de Palamós tiene un indicador del 24,8%, mientras que el Hospital Municipal de Badalona lo tiene del 48,7%.
 
Para el post del lunes 22 de julio he previsto hacer una revisión de otros benchmarking célebres: el Top20 de Iasist (de gestión), Hospital Safety Score de "The Leapfrog group" (de seguridad clínica) y US News Best Hospitals (global).

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