Un meta-análisis de 48 estudios y casi 2 millones de hospitalizaciones por infarto agudo de miocardio ha concluido que durante los fines de semana la espera para el inicio de la angioplastia es, de media, 15 minutos más larga, mientras que la mortalidad a 30 días es, también de promedio, un 6% superior, desviación que puede llegar al 12% si se consideran los infartos con segmento ST elevado, que son los susceptibles de ser intervenidos con angioplastia. Un estudio norteamericano de casi un millón de hospitalizaciones por insuficiencia renal aguda determinó que los pacientes ingresados durante los fines de semana tenían, en promedio, una probabilidad de morir un 7% superior, y en otro trabajo, también con bases de datos extensas, sobre las intervenciones quirúrgicas programadas en los hospitales ingleses, concluyó que los pacientes operados en viernes tenían un probabilidad de morir un 44% superior, valor que subía hasta el 82% si la intervención se hacía en sábado o domingo (ver un post anterior sobre el tema en este mismo blog). Los tres estudios citados son sólo una muestra de la realidad terca del fenómeno. Sólo hay que rascar un poco en los buscadores científicos para extraer, por ejemplo, tres estudios más en la misma línea (Bell 2001, Freemantle 2012, Pérez Concha 2014). Incluso he encontrado un trabajo que ha observado más mortalidad en cirugía pediátrica urgente (Goldstein 2014).
¿Qué pasa los fines de semana en los hospitales?
Todos estos estudios levantan acta, pero no nos sirven para determinar las causas de los malos resultados observados los sábados y los domingos, debido a que, aunque robustos, se basan en metodologías retrospectivas. Ahora bien, si dejamos los análisis aparte, y damos un vistazo a los hospitales durante los fines de semana, ¿qué vemos? Pues, no hay que ser demasiado experto para darse cuenta de que las plantillas profesionales son más reducidas y, como es obvio, la capacidad técnica de algunos equipos de guardia es francamente mejorable.
¿Qué pasa los fines de semana en los hospitales?
Todos estos estudios levantan acta, pero no nos sirven para determinar las causas de los malos resultados observados los sábados y los domingos, debido a que, aunque robustos, se basan en metodologías retrospectivas. Ahora bien, si dejamos los análisis aparte, y damos un vistazo a los hospitales durante los fines de semana, ¿qué vemos? Pues, no hay que ser demasiado experto para darse cuenta de que las plantillas profesionales son más reducidas y, como es obvio, la capacidad técnica de algunos equipos de guardia es francamente mejorable.
La Dra. Perri Klass, pediatra y escritora, dice en un artículo, "Death Takes a Weekend", publicado en el New England: "Cuando estás acompañando un enfermo y llega el fin de semana es cuando te das cuenta de que el hospital no está pensado para los pacientes. Ves que se trata de una organización de médicos, enfermeras, fisioterapeutas, nutricionistas, etc., de gente muy ocupada resolviendo el trabajo como puede. Sin embargo, la mayoría de ellos, no se dan cuenta de que los pacientes ingresados están muy lejos de tener una vida normal".
No parece que, ni a corto ni a medio plazo, los hospitales vayan a estar en condiciones de ofertar servicios de calidad homologable los siete días de la semana, pero eso no quita que, vista la tozudez de los resultados, se deberían elaborar planes específicos para la mejora de la calidad de los fines de semana, por lo que sugiero tres líneas de trabajo: a) formación específica para mejorar los niveles de las plantillas rotatorias, b) revisión de la eficacia de circuitos clínicos sensibles a la acción rápida, y c) análisis de errores ocurridos para promover los ajustes imprescindibles.
Jordi Varela
Editor
No parece que, ni a corto ni a medio plazo, los hospitales vayan a estar en condiciones de ofertar servicios de calidad homologable los siete días de la semana, pero eso no quita que, vista la tozudez de los resultados, se deberían elaborar planes específicos para la mejora de la calidad de los fines de semana, por lo que sugiero tres líneas de trabajo: a) formación específica para mejorar los niveles de las plantillas rotatorias, b) revisión de la eficacia de circuitos clínicos sensibles a la acción rápida, y c) análisis de errores ocurridos para promover los ajustes imprescindibles.
Jordi Varela
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