Unidades Funcionales Oncológicas: ¿un modelo organizativo?

La puesta en marcha de los comités de tumores, de eso ya hace unos cuantos años, significó una mejora notable en la coordinación de la entonces ya compleja terapéutica del cáncer. Aquel nuevo modelo de funcionamiento enseguida se mostró eficaz, quizás porque la metodología era sencilla. Un grupo de especialistas diversos, pero relacionados con un proceso clínico en concreto, se reúne para debatir sobre el plan terapéutico de un paciente. Se toman acuerdos, y cada uno de ellos se levanta de la mesa sabiendo cuál es su parte de compromiso en el global de la actuación. Fuera de este hecho puntual, la exitosa dinámica de los comités de tumores no pone en cuestión el tradicional modelo jerárquico hospitalario, hasta el extremo de que, modernamente, ha tenido que aparecer la figura de la "gestora de casos" para poder garantizar que el paciente no se pierda en el galimatías de agendas y departamentos de los hospitales.

En muchos hospitales, los comités de tumores más veteranos, como por ejemplo los de mama o los de colon, los han empezado a llamar "Unidades Funcionales", y con este empuje, estas unidades han ido integrando algunas nuevas funciones y competencias, aunque en su conjunto están lejos de ser consideradas "Unidades de Gestión Clínica" porterianas.

En el siguiente gráfico pueden ver cuál es el cumplimiento que tienen, a mi entender, las Unidades Funcionales Oncológicas en relación a los principios porterianos:

En resumen, buena coordinación en torno al plan terapéutico individualizado. Dificultades en la continuidad asistencial y en la definición de la cadena de valor. Empantanado el asunto de la asignación de recursos, y estratosférica, en cuanto a lejana, la competencia en valores y resultados clínicos.

El Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York, probablemente uno de los centros más sobresalientes en el tratamiento del cáncer a nivel mundial, tiene una organización basada exclusivamente en Unidades Funcionales Oncológicas. Si no hagan la prueba. Entren en su página web (pueden aprovechar el link que facilito) y verán cómo los pacientes acceden a la oferta de servicios específica para el tipo de cáncer que les afecte, y allí se les ofrece toda la información que necesitan, incluido el equipo médico de la Unidad y la posibilidad de concertar una visita. La sensación que da el Memorial Sloan-Kettering es: "Si tiene un problema con el cáncer, confíe en nosotros, nos ocuparemos de todo" (siempre que pueda hacer frente a nuestras facturas, claro). 

El Institut Català d'Oncologia, con sede en Bellvitge, Badalona y Girona (el Sloan-Kettering catalán) tiene un nivel técnico muy competitivo, y además hay que decir, con orgullo, que es accesible a todos los ciudadanos, lo que le diferencia claramente del referente norteamericano. De todos modos, si tienen curiosidad, en su página web observarán que no se facilita una entrada por Unidades Funcionales, sino por servicios tradicionales: Oncología médica, Hematología, Oncología radioterápica, etc. Eso sí, verán, en cambio, un apartado dedicado a la ciudadanía que es muy acogedor, aunque el mensaje no es exactamente: "Nos ocuparemos de todo", en el sentido porteriano de la palabra (un equipo se hace cargo de ti y ya no te suelta en todo el proceso clínico), sino más bien la sensación para el paciente es un poco más etérea: "Confíe en nosotros, somos un gran Institución. De eso sabemos". 

Ni en el Sloan-Kettering ni en el Institut Català d'Oncologia no se ve ningún rastro sobre resultados clínicos competitivos. La confianza que nos piden se basa en la experiencia de sus profesionales y en la excelencia de sus servicios. Pero, ¿cuánto tiempo habrá que esperar todavía para tener motivos objetivos para confiar? Como por ejemplo: "Tenemos la incidencia más baja de linfedemas como secuela de la terapéutica del cáncer de mama".