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lunes, 6 de enero de 2020

La mala ciencia, nuevos capítulos








En mayo del año pasado comenté un trabajo de Paul Glasziou y Iain Chalmers que concluía que, teniendo en cuenta las carencias metodológicas, los estudios no publicados y los mal explicados, el desperdicio de la investigación biomédica podía ser del orden del 85%. Es decir, según estos autores, sólo el 15% de lo que se investiga llega a la clínica en condiciones de calidad y de comunicación apropiada. Un poco más de un año después, dispongo de otras fuentes que insisten en que la investigación biomédica, en términos generales, no da señales de recuperación y, para hacerlo comprensible, seguiré el mismo esquema que utilicé en el post que he citado.

lunes, 28 de mayo de 2018

Se estima que el derroche en investigación biomédica llega al 85%








Preocupados por la mala calidad de la investigación biomédica, el año 2014, The Lancet publicó una serie de 5 artículos para analizar el alcance del problema y proponer soluciones y, con esta finalidad, nació Reward Alliance, una plataforma que tiene por finalidad defender el valor de la investigación, de donde he extraído la escandalosa cifra del 85% y, de acuerdo con Paul Glasziou e Iain Chalmers, dos de los líderes del movimiento, el volumen del dinero derrochados por la investigación biomédica podría llegar a los 170 mil millones de dólares anuales, un importe superior al producto interior bruto de Hungría. Los dos autores, que ya vaticinaron esta cifra en 2009, defienden que este importe emana de una acumulación de hasta tres veces el 50%.

lunes, 29 de mayo de 2017

Los tratamientos, a prueba








El otro día, Xavier Bonfill y Iain Chalmers presentaron la edición en catalán del libro Testing Treatments. Better Research for Better Healthcare. El acto me llamó la atención y, con 12 años de retraso, me motivé para leer la obra. Hay que aclarar que en 2006, el año de su primera edición, yo era directivo de hospital y no tenía la cabeza, ni el tiempo, para estas lecturas. Quizás algún día tendremos que hablar sobre qué leen los directivos que leen. Sea como sea, este texto es considerado uno de los que ha sentado las bases de la gestión clínica moderna, la que concentra su foco en la efectividad, un objetivo tan codiciado como difícil (1).

El periodista Nick Ross, en la presentación de la primera edición del libro, escribió: "Este libro es bueno para la salud. Aporta luz sobre los misterios de cómo se toman las decisiones sobre la vida y la muerte. Muestra cómo estos criterios generalmente tienen muchas fallas y desafía a los médicos de todo el mundo a modificar sus prácticas". Por otra parte, Ben Goldacre, en el prólogo de la segunda edición (2011), aporta una cita realmente interesante: "La verdadera finalidad del método científico es asegurarse de que la naturaleza no nos lleve erróneamente a pensar que sabemos algo que en realidad no sabemos".