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viernes, 4 de diciembre de 2020

Hacer lo que toca, cuando toca y donde toca






Hacer lo que toca, cuando toca y donde toca, aportando valor y teniendo siempre en cuenta la perspectiva del paciente podría ser una definición, un poco casera, del Right Care. La más formal, la de los editores de The Lancet, Sabine Kleinert y Richard Horton, se observa en el gráfico inspirado en el monográfico Right Care de 2017. 

lunes, 25 de junio de 2018

Cómo elaborar una cadena de valor a partir de una trayectoria clínica








Las guías de práctica clínica son documentos de apoyo a las decisiones médicas en base a la evidencia disponible. Las trayectorias, en cambio, son instrumentos que, a partir de las guías, definen aspectos prácticos como: quién hace qué, dónde lo hace y con qué recursos. Es decir, la finalidad de las trayectorias es conseguir que las guías funcionen en cada realidad local específica. Por este motivo, la confección de una trayectoria clínica debería ser un proceso participado entre todos los implicados: pacientes, médicos y enfermeras especializados en el proceso específico, médicos y enfermeras de familia, rehabilitadores, trabajadores sociales, etc. La idea es que todos los profesionales actúen con unas reglas consensuadas, factibles y basadas en la evidencia y que, además, el paciente las entienda y las comparta. Las trayectorias clínicas reducen el desorden de la medicina fragmentada y fuerzan a la homologación de los procesos, pero tienen sus limitaciones, especialmente cuando aparecen las complicaciones sanitarias y sociales.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Unidades de Gestión Clínica: confíe en nosotros, nos ocuparemos de todo

Michael Porter, en su libro "Redefining Healthcare", aporta las bases de la cadena de valor de un proceso clínico. Él nos viene a decir: no se preocupen tanto por las guías de práctica clínica, esfuércense, en cambio, a compartir con los pacientes los objetivos de salud que razonablemente esperan conseguir, aclaren bien qué parte de los resultados dependerá del propio paciente y qué parte de los profesionales implicados. Después preocúpense por medir los resultados conseguidos, por saber qué les ha costado obtenerlos y compitan en el mercado sanitario con estos valores en la mano.

Que las dificultades propias del proceso clínico no nos hagan perder el norte: la efectividad clínica es el único objetivo