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lunes, 13 de noviembre de 2017

A propósito de la continuidad asistencial en los hospitales








La semana pasada debatíamos sobre cómo la continuidad longitudinal de la atención primaria afecta las idas y venidas de los pacientes crónicos a los servicios de urgencias. En esta línea, les quiero hablar de las dificultades que tienen los hospitales para garantizar los servicios asistenciales de una manera continuada, especialmente las noches y los fines de semana, y cómo este problema está siendo un lastre para atender con garantías los colectivos más vulnerables.

Si imaginamos que en un hospital ingresa una persona frágil por una descompensación aguda, de acuerdo con la evidencia conocida, se debería elaborar una evaluación geriátrica global y un plan terapéutico individualizado de común acuerdo con el equipo de atención primaria, si lo que se quiere es tener alguna probabilidad razonable de un regreso a casa lo más pronto y en las mejores condiciones posibles. El problema radica en que los hospitales, ni en la mejor de sus versiones, son capaces de dar una respuesta continuada a pacientes como el descrito, dado que el equipo médico habitual suele ofrecer una cobertura continuada de sólo el 27% (contando 5 días a la semana de 8 a 5). ¿Qué pasa el 73% del tiempo restante (tardes, noches y fines de semana)? Pues que nuestro paciente imaginario, aunque disfrutará de cobertura médica de guardia, el servicio que recibirá estará, muy probablemente, lejos de garantizarle la continuidad que requiere el cumplimiento de su plan personalizado.

lunes, 29 de abril de 2013

Decálogo para mejorar resultados y ahorrar con criterio clínico



1. Reducir hospitalizaciones potencialmente evitables

La hospitalización potencialmente evitable es un indicador que evalúa la capacidad de la atención primaria para evitar situaciones clínicas que requieren hospitalización, o bien para resolver las situaciones en estadios iniciales. En el supuesto de que los territorios que hospitalizan más la casuística evitable se comportaran como los más resolutivos (con datos de Cataluña) habría un ahorro equivalente a la liquidación de un hospital de 500 camas lleno todo el año, y ello sin afectar la calidad asistencial.

En el ppt se puede ver un trabajo de King's Fund, liderado por la Dra. Sarah Purdy, en el que se muestran las actuaciones que han demostrado que pueden reducir hospitalizaciones, de las cuales me gustaría destacar la atención continuada que ofrece el propio equipo de atención primaria, la potenciación del auto-cuidado y la presencia de médicos "senior" en las puertas de las urgencias de hospital.

2. Mejorar la gestión de camas

Las estancias hospitalarias en exceso, una vez se ha ajustado por complejidad, son un indicador que mide la eficiencia interna de los hospitales para gestionar camas. En el supuesto de que los hospitales que gestionan las camas con menos eficiencia se comportaran como los más resolutivos (con datos de Cataluña) habría un ahorro equivalente a la liquidación de 725 camas, y ello sin afectar la calidad asistencial.

3. Potenciar la ambulatorización de los procesos quirúrgicos

La cirugía ambulatoria está implantada en todos los hospitales, pero no todos la impulsan con la misma intensidad. En el supuesto de que los hospitales que tienen tasas de sustitución más bajas se comportaran como los más resolutivos (con datos de Cataluña) habría un ahorro equivalente a la liquidación de al menos 50 camas.

4. Reducir las actuaciones desproporcionadas en oncología e impulsar la atención paliativa

En el año 2011 aparecieron dos informes, uno de "Lancet Oncology Commission" y el otra del New England, en los que, empujados por los propios oncólogos firmantes, se reclama más responsabilidad en la aceptación de evidencias "subóptimas" y se pide combatir contra la ética que defiende pequeños resultados a cualquier coste. También se dice que proveer tratamientos fútiles, como quimioterapia en las últimas semanas de vida, puede comprometer la calidad de la vida de los pacientes, porque esta actitud hace que el equipo asistencial no ponga el foco en las pautas paliativas, mucho más necesarias para los enfermos. Y para terminar este punto, destaco un consejo práctico: "Los pacientes a los que se les administra quimioterapia deberían ser capaces de llegar por su propio pie, sin ayuda, al hospital de día".

5. Mejorar el manejo clínico de los pacientes geriátricos frágiles hospitalizados

En el año 2011 también se publicaron dos meta-análisis que afirman que la evaluación geriatría global mejora la probabilidad de sobrevivir y de retornar al domicilio por parte de los pacientes geriátricos que ingresan en un hospital por una urgencia, y que para estos pacientes, las unidades geriátricas de agudos son más eficientes que las unidades convencionales. Con esta evidencia, todos los hospitales deberían repensar la organización interna y reorientarla hacia la atención a la fragilidad en las fases agudas y de descompensación.

6. Reducir la tecnificación desproporcionada de final de vida de los pacientes crónicos y frágiles

La proximidad de la muerte es el trazador principal de los costes sanitarios, y en el ppt se pueden ver resultados procedentes de The Darmouth Atlas en los que hay un hospital universitario, NYU Medical Center, donde casi el 65% de los pacientes con condiciones crónicas, en sus últimos 6 meses de vida, han consultado 10 o más especialistas, y que un 35% de ellos han muerto en el hospital habiendo sido ingresados ​​en camas de críticos.

7. Reducir pruebas diagnósticas inútiles o redundantes

Todo el mundo está convencido de que la petición de pruebas, sobre todo las de laboratorio, es un desorden. Para ilustrar esto, en el ppt se muestran tres trabajos, en el primero se revisan 6.007 altas de hospital, y se concluye que las pruebas innecesarias que se pidieron durante las estancias de estos pacientes subieron a 1 millón de dólares. Otro es un trabajo canadiense de base poblacional que determina que el ahorro de Eastern Ontario por el concepto de pruebas redundantes de laboratorio podría alcanzar los 36 millones de dólares canadienses. En el ppt también se puede ver un meta-análisis de "Ottawa ankle rules", un protocolo sencillo de exploración del tobillo en urgencias, que podría ahorrar hasta un 40% la petición de radiografías.

8. Reducir readmisiones y visitas sucesivas innecesarias

No hay datos específicos, pero es un clamor que las consultas externas de hospital están sobredimensionadas en el seguimiento a largo plazo de personas que en algún momento de su vida fueron tratadas por algún proceso clínico significativo. Y este sobrediamensionament conlleva un consumo desorbitado de pruebas desproporcionadas por la naturaleza del seguimiento.

En cuanto a los reingresos, en el ppt hay un extracto de un informe de "The Commonwealth Fund" sobre las características de los 4 hospitales estadounidenses con tasas de reingresos más bajas. Este informe es, en sí mismo, una visión de reorientación de los hospitales hacia el abordaje de la cronicidad.

9. Actualizar protocolos para mejorar resultados y costes

Los tres ejemplos que muestra el ppt no se basan en revisiones complejas de guías de práctica clínica. Fíjense que tanto el fast-track de cirugía colo-rectal, como la prevención de bacteriemias por catéteres o la gestión de antibióticos basado en la formación personalizada, son tres programas que se caracterizan porque proceden de iniciativas de los profesionales, y que su característica más relevante es que estos profesionales se implican en el refuerzo de protocolos para mejorar los resultados clínicos y los costes.

10. Aumentar la seguridad clínica

Hoy en día todos los hospitales han desplegado programas de seguridad clínica "estructural": lavado de manos, identificación de pacientes, chek-list quirúrgico o registros de incidencias, entre otras iniciativas. No tenemos cifras locales del estilo de las que hemos visto a los americanos o a los ingleses, pero seguro que las nuestras son comparables a las de ellos. Por ejemplo, en la presentación del proyecto "Esencial" (07/03/13) Chris Spry nos explicó que el Reino Unido, en 2012, hubo 70 intervenciones quirúrgicas en el lado equivocado. Nosotros no disponemos de este tipo de datos, y esto es una carencia que deberíamos resolver.

Pienso que el próximo reto de la seguridad clínica es el abordaje de la seguridad inherente a la práctica de cada profesional en particular, pero no veo el clima demasiado preparado para avanzar en este aspecto.

A modo de conclusiones

Del decálogo sugerido destacaría algunas recomendaciones que van implícitas en él, la primera de las cuales sería la necesidad de aumentar la capacidad preventiva y resolutiva de la atención primaria para mantener alejados de los hospitales a los pacientes crónicos y a los pacientes frágiles, otra sería poner sentido común a la terapéutica oncológica, además de evitar la tecnificación desproporcionada de los periodos de final de vida. Tampoco hay que olvidar que la implicación de médicos y enfermeras es clave para la mejora de resultados, como hemos visto en ejemplos como el fast-track. Y para terminar, después de haber puesto manos a la obra en la seguridad clínica estructural, creo que ahora toca afrontar la seguridad clínica que ofrecen los propios profesionales, asunto espinoso pero imprescindible.


Para el próximo lunes 6 de mayo tengo previsto hablar de las prácticas clínicas que aportan poco valor o ninguno.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Atención a los crónicos: 10 reflexiones de Wennberg (I)


En el capítulo 12 de "Tracking Medicine", John Wennberg reflexiona sobre cómo el sistema sanitario americano está tratando a los pacientes crónicos, y como creo que se trata de un análisis cuidadoso y oportuno, quiero dedicar este post y el de la próxima semana a comentar estas reflexiones.


Primera reflexión

La confianza ciega en la medicina hospitalaria no funciona para los enfermos crónicos

Se considera que Medicare gasta el 18% de su presupuesto en las facturas de los ingresos hospitalarios durante los dos últimos años de vida de los pacientes crónicos. Si bien es cierto que esta sobreactuación de los hospitales puede añadir algunos días de vida a los pacientes crónicos, la pregunta es con qué calidad y con qué sufrimiento... y a qué coste.

Segunda reflexión

La ley de Sutton: si están interesados ​​en ahorrar dinero, no tengan ninguna duda de que es en los hospitales donde los encontrarán

Willie Sutton era un ladrón de bancos, y cuando le preguntaron que porque lo hacía contestó: "Es allí donde está el dinero, ¿no?". Wennberg propone una estrategia para aplicar la ley de Sutton de manera poco "sangrante": el benchmarking. Es decir, si se consiguiera que los hospitales que ingresan más pacientes crónicos redujeran estas tasas a las de los niveles de los que ingresan menos, ya se podría recoger el dinero suficiente para programas comunitarios más ajustados a las necesidades de estos enfermos , y además se podría ahorrar de verdad.

Tercera reflexión

Es la cantidad, estúpido!

"It's the economy, stupid" es una frase que tiene 57 millones de resultados en Google. Según wikipedia, cabe atribuir la sentencia a James Carville, un asesor de la campaña electoral de Bill Clinton para las presidenciales de 1992. Es curioso que la misma fuente wikipediana dice que esa campaña tuvo también otro lema: "Don't forget health care". Wennberg tunea la frase de Carville para destacar que la cantidad de camas hospitalarias instaladas en un territorio es el principal atractivo para las admisiones potencialmente evitables (En el post de 3 de septiembre mostré un gráfico de Wennberg donde se explica claramente la correlación: más camas, más admisiones). Por tanto, el consejo es claro: cierren tantas camas hospitalarias como puedan.

Cuarta reflexión

Más recursos sociosanitarios, más primaria y más atención domiciliaria, por sí mismos, no lograrán reducir los ingresos potencialmente evitables

La elevada prevalencia de las enfermedades crónicas hace que los recursos que se pongan a disposición, sean del tipo que sean, se usen. Por tanto, si se invierte en recursos comunitarios con intencionalidad alternativa, no duden que se utilizarán, en cambio, de manera complementaria, pero no de manera sustitutoria. Según Wennberg la única fórmula para avanzar no es invertir en más recursos, sino alinear objetivos asistenciales entre hospitales y servicios comunitarios, y esto sólo se puede conseguir mediante la coordinación o la integración de servicios (esta última acción mucho más recomendable que la primera).

Quinta reflexión

Si no se hace nada, la tendencia a aumentar los ingresos hospitalarios es imparable

Las estadísticas americanas avisan que las tendencias para aumentar la atención hospitalaria a los pacientes crónicos y para tecnificar los episodios de final de vida son imparables, y lo que es aún más preocupante es que en los territorios donde las cifras son más altas, lejos de moderarse, continúan aumentando aún más que las tendencias estándares.



En el post del próximo lunes 12 de noviembre hablaré de las otras 5 reflexiones wennbergianes sobre cómo se afronta en EEUU la atención a los pacientes crónicos, pero de momento ya lo ven: la situación allí es mala, y tiende a empeorar.

Por aquí las cosas no van tan mal (esto no es difícil tratándose de la comparativa con un modelo tan profundamente descoordinado como el norteamericano), aunque debemos admitir que el asunto aquí también lo tenemos bastante empantanado.

De momento, pues, en esta primera entrega del decálogo de Wennberg, ya ven: integración de servicios y alineamiento de objetivos. Ah! y la buena noticia: en los presupuestos de los hospitales es donde parece que se encuentra el granero necesario para alimentar los programas comunitarios orientados a ofrecer servicios más adecuados a los pacientes crónicos.

lunes, 10 de septiembre de 2012

¿Se pueden evitar las hospitalizaciones innecesarias?









Dicen que el mejor ahorro, en sanidad, es el del ingreso hospitalario evitable que no se produce, sobre todo porque el uso de cama de hospital es el recurso sanitario más caro de toda la oferta sanitaria, pero también porque si una persona, imaginemos que mayor y con varias patologías crónicas, se puede ahorrar el trance del ingreso, su salud sufrirá menos situaciones de compromiso. Por este motivo todos los sistemas sanitarios están muy activos intentando poner en marcha todo tipo de acciones encaminadas a reducir los ingresos de pacientes crónicos y de pacientes frágiles.

La Dra. Sara Purdy, médico de familia y Consultant Senior de la Universidad de Bristol, publicó, bajo el amparo de King’s Fund, a finales de 2010, un análisis sobre qué actuaciones consiguen reducir los ingresos hospitalarios innecesarios y cuáles no. El trabajo de la Dra. Purdy se centra sólo en acciones organizativas tipo hospitalización a domicilio o gestión de casos, y no incluye, en cambio, situaciones estrictamente clínicas como el impacto de un nuevo fármaco para el asma.



Véase a continuación cuáles son las acciones que han demostrado que pueden reducir las hospitalizaciones innecesarias (para conocer las fuentes de la evidencia se debe consultar el documento de King's Fund):

1. Atención continuada que ofrece el propio médico de familia. Hay indicios de que los ingresos evitables se producen con mayor intensidad a deshoras (noches y fines de semana) cuando el servicio habitual de atención primaria no está disponible. 

2. Hospital a domicilio como alternativa al ingreso. Estos programas han demostrado que si la elección de pacientes se ajusta bien, los resultados son comparables a los del ingreso, aunque a un coste similar o algo inferior.

3. Gestión de casos específicamente orientada a la salud mental. Los programas de actuación multidisciplinar en la comunidad son efectivos, sobre todo si se concentran en los pacientes reincidentes en los ingresos.

4. Promoción del autocuidado. Parece que si los pacientes crónicos entienden cómo les afecta su enfermedad y cómo lo deben hacer para salir adelante con los síntomas que les afectan, se reduce su dependencia de la atención especializada hospitalaria. Según los expertos, la clave del éxito reside en la elaboración de planes de acción individualizados.

5. Presencia de médicos senior los departamentos de urgencias de los hospitales. Los estudios citados muestran que, para ser efectivos, estos médicos (ya formados) deberían revisar, en un primer estadio, los casos llegados a urgencias que no han sido enviados por un médico de familia.

6. Intervenciones multidisciplinares y telemonitorización para los pacientes con insuficiencia cardiaca. Las intervenciones más efectivas son las que combinan monitorización de signos vitales con seguimiento telefónico por parte de enfermeras, acciones que deben formar parte de un plan personalizado con apoyo de equipo especializado.

7. Integración de la asistencia primaria y de la asistencia especializada. Para que esta acción sea efectiva la integración también debe serlo. Es decir, el simple desplazamiento de especialistas desde los hospitales a los centros de salud no es efectivo.

En el estudio hay, además, un apartado para las readmisiones, pero este aspecto ya lo trataré de manera monográfica otro día.

Lo que se deduce de la lectura del informe es que en las siete acciones mencionadas anteriormente hay evidencia de efectividad en la reducción de ingresos hospitalarios innecesarios, aunque los estudios económicos o bien no se mencionan o los resultados obtenidos no son suficientemente claros.

Hay otras tres acciones que han mostrado evidencia de poca o nula efectividad en la reducción de las hospitalizaciones:

1. Farmacéutico a domicilio para revisar la comprensión y la adherencia de la medicación
2. Intermediate care: unidades de hospitalización dirigidas por enfermeras
3. Gestión de casos en el ámbito comunitario (excepto en salud mental)

De una primera lectura del informe, resulta decepcionante que la gestión de casos, de tanta actualidad, no consiga buenos resultados, pero tal como se observa en otros trabajos, se trata de una cuestión de gradualidad y, por tanto, de recursos: fíjense que un programa norteamericano llamado Evercare, de actuación específica de enfermería en las residencias de ancianos, consiguió reducir las hospitalizaciones a la mitad (Kane 2003), mientras que en el Hospital de Calella, un programa aún más intenso que Evercare, con evaluación geriátrica y equipo multidisciplinar, de intervención en las residencias geriátricas, redujo los ingresos urgentes también de manera muy notable (Díaz-Gegúndez 2011). En cambio en Inglaterra una actuación más sencilla, sólo de enfermera de gestión de casos (Gravelle 2007) no consiguió reducir las hospitalizaciones. Hay que tomar nota de que ninguno de estos trabajos tampoco incluye estimaciones de costes y, por tanto, no se puede concluir nada sobre su coste-efectividad.

Para terminar esta revisión, me gustaría compartir un pequeño extracto de las conclusiones de un informe de la fundación norteamericana "Robert Wood Johnson" sobre el abordaje a la comunidad de los pacientes con necesidades sanitarias complejas.



"Care Management define intervenciones de enfermería especializada con apoyo de médico y de equipo complementario. Estos programas CM son mucho más efectivos que la gestión de casos estándar de seguimiento telefónico de enfermería generalista desde la atención primaria (...)"

"(...) Uno de los factor de éxito de Care Management es la elección de pacientes. Los programas CM de actuación intensiva que agrupan pacientes de alto riesgo en un solo punto de actuación son muy prometedores. Estos programas pueden ser una liberación para la atención primaria, en el sentido de que habría un pequeño número de enfermos muy demandantes que ya no les distraerían del trabajo habitual."


Bibliografía referenciada anteriormente
  • Purdy S. Avoiding hospital admisiones. What does the research evidence say? The King's Fund. December 2010. Se puede bajar libremente de internet. 
  • Kane RL, Keckhafer G, Flood S, Bershadsky B, Siadaty MS. The Effect of Evercare on Hospital Use. JAGS 2003; 51:1427-34.
  • Díaz-Gegúndez M, Paluzie G, Sanz-Ballester C, Boada-Mejorana M, Terré-Ohme S, Ruiz-Poza D. Evaluación de un programa de intervenciones en residencias geriátricas para reducir la frecuentación hospitalaria. Rev Esp Geriatr Gerontol. 2011; 46:261-4.
  • Gravelle H, Dusheiko M, Sheaffer R, Sargent P, Boada R, Pickard S, Parker S, Roland M. Impact of case management (Evercare) on frail elderly patients: controlled before and after analysis of quantitative outcome data. BMJ 2007; 334:31-4.
  • Bodenheimer T, Berry-Millett R. Care Management of patients with complex health care needs. The Synthesis project. Robert Wood Johnson Foundation. December 2009. Se puede descargar libremente.


El próximo lunes 17 hablaré del papel que juega la asistencia primaria local en la atención continuada de la diabetes tipo II, y los excelentes resultados observados en la contención de la tasa de hospitalización innecesaria debida a esta enfermedad. Y lo haré no tanto por satisfacción, sino porque creo que el modelo de atención de la diabetes debería ser el espejo para los programas que abordan las otras patologías crónicas, los cuales, por cierto, no acaban de cuajar.

lunes, 3 de septiembre de 2012

"The Poverty Hypothesis" versus "The Capacity Hypothesis"


El nivel socioeconómico influye sobre el consumo de bienes y servicios de cada comunidad de manera muy evidente, fenómeno que incluye, lógicamente, las tasas de hospitalización. Pero, ¿en qué sentido la pobreza, o la riqueza, determinan el consumo hospitalario? Y qué papel juega, en las tasas de hospitalización, la accesibilidad a las camas instaladas en la propia comunidad?

Para intentar responder a estas dos preguntas analizaré dos trabajos, uno inglés y el otro norteamericano, que ponen el énfasis en dos hipótesis diferentes, el primero lo hace sobre la influencia de la pobreza y el segundo sobre la capacidad instalada.


El trabajo inglés. Hipótesis: la pobreza es determinante

Este trabajo utiliza como medida clínica una lista cerrada de 19 "Ambulatory Care-Sensitive Conditions (ACSC)", como por ejemplo insuficiencia cardíaca o complicaciones de la diabetes, que no deberían ser motivo de ingreso si la atención primaria tuviera la capacidad resolutiva global sobre estos pacientes. En cuanto a la valoración de la pobreza, el estudio utiliza un sistema de quintiles de un índice socioeconómico que mide varias deprivaciones (Index of Multiple Deprivations: IMD 2010).



La tasa de ingresos por ACSC de la población de las comunidades del Q5 (las más desfavorecidas) fue de 24,5 por mil habitantes y año, más del doble que los 10,1 que se observaron en la población del Q1 (la más acomodada). Por tanto, este trabajo inglés prueba la hipótesis de que la pobreza es un vector determinante en el consumo (en este caso inapropiado) de recursos sanitarios, tales como los ingresos por condiciones que deberían ser tratadas en el nivel de la atención primaria.

Conviene tomar nota de que en este estudio no se contempla la cantidad de camas hospitalarias que tiene disponibles cada una de las comunidades analizadas.

El trabajo norteamericano. Hipótesis: la capacidad es determinante

El equipo de Wennberg agrupó las comunidades estudiadas en quintiles de acuerdo con un solo dato: el ingreso económico medio por familia observado en el censo. Y para medir el consumo clínico de recursos estudiaron la facturación de Medicare (tabla izquierda) y las estancias hospitalarias (tabla derecha) de los dos últimos años de vida de las personas que habían muerto habiendo tenido documentados diagnósticos de enfermedades crónicas. Cada punto graficado representa un centro hospitalario de nivel universitario.


Los dos gráficos anteriores muestran que los pacientes procedentes de comunidades con menos ingresos económicos tienen un consumo hospitalario estadísticamente muy correlacionado con los pacientes procedentes de las comunidades más acomodadas (recuérdese que los investigadores midieron las estancias ocasionadas durante los dos últimos años de vida). Esta correlación tiene un valor de 0,85 en facturación de Medicare y de 0,77 en estancias hospitalarias. Fíjense que algunos hospitales que tienen el punto por encima de la línea de regresión muestran más estancias (y facturación) de pacientes procedentes de las comunidades más acomodadas, mientras que por el contrario hay puntos por debajo de la línea de regresión que representan centros que muestran más estancias (y facturación) de pacientes procedentes de comunidades más deprimidas económicamente.

ase, en la correlación de puntos, que hay centros universitarios (en la parte alta a la derecha) que ingresan los pacientes estudiados, tanto de nivel económico bajo como de nivel alto, el doble de veces, o incluso más, que los centros con los puntos abajo a la izquierda. Wennberg explica que, cuando lo estudió, en el Boston University Hospital el número de indigentes ingresados ​​era muy bajo, y esto sólo era debido a que la capacidad de la sala destinada a estos pacientes era más reducida que la de la población con nivel social más alto. Por el contrario, los pacientes con nivel socio-económico bajo ingresaron en los dos últimos años de vida, en el Hospital de UCLA (Los Angeles), un 20% más que los pacientes de niveles económicos más altos.

El siguiente gráfico explica un correlación directa de 0,54 entre la tasa de camas por mil habitantes de una comunidad y la tasa de hospitalización de pacientes crónicos. En este caso los puntos corresponden a territorios. Nótese en la parte baja del gráfico el comportamiento antitético de las fracturas de fémur, las cuales muestran una tasa de hospitalización constante al margen del número de camas instaladas.



Parece, pues, que es la disponibilidad de camas, y no la clase social, quien marca con más claridad el número de ingresos hospitalarios de las patologías médicas crónicas.


Discusión

Aunque las dos hipótesis parecen contradictorias, creo que los dos vectores, tanto el nivel de pobreza-riqueza como la cantidad de camas instaladas son determinantes, cada uno a su manera. En estudios, ya antiguos, del Consorcio Sanitario de Barcelona, ​​la tasa de hospitalización en los hospitales de la red pública era más elevada en los barrios de tradición obrera, mientras que en los barrios más acomodados, si bien el uso público era inferior, no lo era el consumo global cuando se le sumaba el privado.

En resumen, la accesibilidad es fundamental en la explicación de la variabilidad del uso de recursos, pero al final es la cantidad de camas disponibles el elemento que marca con más fuerza las tasas de hospitalización, pues tal como se empeña en demostrar Wennberg, las reglas de juego del sistema son casi minimalistas: más camas más ingresos.


Referencia bibliográfica de los dos trabajos comentados en el texto anterior
  • Tian Y, Dixon A. Haiyan G. Emergency hospital admisiones for ambulatory care-sensitive conditions: Identifying the potential Reduction. The King 's Fund, April 2012 (se puede descargar libremente en pdf).
  • Wennberg J. "Tracking Medicine". Box 11.1: "The Poverty Hypothesis and Academic Medical Centers" Pág. 180-1. Oxford University Press 2010.


En la próxima entrega prevista para el lunes 10 de septiembre haré un primer repaso de actuaciones clínicas que han conseguido demostrar que reducen, de manera efectiva, el número de ingresos hospitalarios innecesarios.