El pasado 25 de febrero se inauguró en las Islas Caimán el primer edificio del complejo hospitalario Health City que tiene previsto ir creciendo hasta llegar a las 2.000 camas, ser acreditado por la JCI, ofrecer todo tipo de servicios de salud terciarios avanzados y, incluso, iniciar su propia universidad. Pero lo que llama realmente la atención de todo esto es el origen de la iniciativa, que no es otro que la innovación en el modelo de negocio de salud que viene de la India. Entre 2001 y 2012, Narayana Health, un proyecto impulsado por el Dr. Devi Shetty, ha evolucionado desde un hospital de 300 camas en Bangalore a un conglomerado de 6.000 camas repartidas en 17 hospitales, 80.000 pacientes y 3.500 intervenciones al mes. Y ahora han dado el salto a sus antípodas para entrar en el mercado global, ofreciendo a hora y media de vuelo desde Estados Unidos operaciones a corazón abierto, prótesis o neurocirugía, por un precio evidentemente muy competitivo.
En noviembre de 2013, cuatro meses antes de abrir el hospital de las Islas Caimán, los profesores Vijay Govindarajan (Dartmouth College) y Ravi Ramamurti (Northeastern University) publicaron en Harvard Business Review un artículo francamente inspirador, Delivering world-class health care affordably, en el que exponían el qué, el cómo, el cuándo y el porqué de este brillante proyecto, que los autores interpretan como una mezcla de síndrome de Sputnik y orgullo patriótico. Mientras en nuestro país es políticamente incorrecto usar los términos negocio y salud dentro de la misma frase, los indios, mucho más necesitados, ahora inventan el low cost en medicina, que no es otra cosa que una necesidad convertida en virtud. En esta circunstancia, la excelencia en innovación es en buena parte el resultado de tener que hacer frente a las necesidades de salud de una extensa población, una parte de la cual vive en situación de extrema pobreza.