En el post del
lunes pasado hablé de la necesidad de crear Unidades de Gestión Clínica. Recuérdese, de manera esquemática, cuáles fueron las 7 bases imprescindibles para la creación de los nuevos formatos organizativos, de acuerdo con el concepto "Integrated Practice Unit" (IPU) de
Michael Porter, que describí:
Ahora, en este post,
quiero analizar, a la luz de las bases previamente definidas,
tres iniciativas locales: una de atención primaria, una de
hospital y otra sociosanitario, que creo que ya han tenido éxito,
o que están en la buena línea:
Diabetes mellitus tipo
II
Cuando una persona envejece y le empieza a fallar el
páncreas (20% de la población de más de 64 años), el médico
de familia detecta el problema y el equipo de primaria activa un
programa soportado en la educación sanitaria y el seguimiento por
parte de la enfermera. Se trata de una experiencia "diferente", porque en este caso el paciente diabético no se deriva al
especialista, como ocurre con otras patologías, ya que para los
diabéticos, la primaria actúa con mentalidad de atención
continuada especializada, más allá del papel habitual de
gatekeeper. Además,
GEDAPS, un grupo profesional de estudio de la
diabetes en la primaria, promueve formación, evaluación e
investigación, y los
resultados publicados están en primera línea mundial:
Como modelo organizativo, la atención a la diabetes mellitus tipo II cumple casi todos los requisitos de las "Integrated Practice Unit" porterianas: pacientes bien identificados, implicados y con refuerzos formativos, liderazgo clínico claro, definición de procesos y planes terapéuticos individualizados, resultados clínicos explícitos (hospitalizaciones por descompensaciones y complicaciones propias de la diabetes) y evaluados con frecuencia. Pienso, sin embargo, que al modelo le convendría ahora una financiación en base capitativa ajustada para los riesgos de la población definida. Este sería, por supuesto, un avance en la mejora de la continuidad asistencial.