Si bien es cierto que en España ya se están explorando las potencialidades de las oficinas de farmacia como recurso de salud pública con la participación en programas como el de intercambio de jeringuillas, el de metadona, programas de cribaje o con la administración de la píldora del día después, en ningún sitio como en el Reino Unido se tiene tan claro que las farmacias comunitarias son un recurso más dentro del sistema de salud pública.
En el Reino Unido, donde se calcula que más de 1 millón de personas visitan cada día una de las farmacias del país, las oficinas de farmacia ya participan en programas para dejar de fumar y para controlar mejor la hipertensión arterial, en la administración de la píldora del día después y en programas de cribaje contra la clamidia, pero ahora se quiere ir mucho más allá. Un primer paso es que las farmacias que lo soliciten empiecen a administrar la vacuna antigripal. Ahora también se quiere conseguir que las farmacias ayuden a administrar mejor los fármacos a las personas con enfermedades crónicas identificando aquellos enfermos que no visitan regularmente los centros de atención primaria.
Un programa muy interesante es el programa Healthy Living Pharmacy, que pretende que desde las farmacias se ayude a disminuir las desigualdades en salud que hay en las comunidades donde se ubican los establecimientos que participan en el proyecto. Actualmente hay 1.000 farmacias acreditadas y se espera que en un futuro próximo lleguen a las 3.000. Cada farmacia tiene un "Health Champion" o promotor de salud que se encarga de llegar a su comunidad, ya sea desde la oficina o en visitas a colegas, escuelas o empresas. Ya se ha empezado a evaluar el programa y se ha visto que a las personas que visitan una de las farmacias incluidas en el programa, tienen el doble de probabilidades de intentar dejar de fumar en comparación con las oficinas que no participan en el programa.
En el Reino Unido, donde se calcula que más de 1 millón de personas visitan cada día una de las farmacias del país, las oficinas de farmacia ya participan en programas para dejar de fumar y para controlar mejor la hipertensión arterial, en la administración de la píldora del día después y en programas de cribaje contra la clamidia, pero ahora se quiere ir mucho más allá. Un primer paso es que las farmacias que lo soliciten empiecen a administrar la vacuna antigripal. Ahora también se quiere conseguir que las farmacias ayuden a administrar mejor los fármacos a las personas con enfermedades crónicas identificando aquellos enfermos que no visitan regularmente los centros de atención primaria.
Un programa muy interesante es el programa Healthy Living Pharmacy, que pretende que desde las farmacias se ayude a disminuir las desigualdades en salud que hay en las comunidades donde se ubican los establecimientos que participan en el proyecto. Actualmente hay 1.000 farmacias acreditadas y se espera que en un futuro próximo lleguen a las 3.000. Cada farmacia tiene un "Health Champion" o promotor de salud que se encarga de llegar a su comunidad, ya sea desde la oficina o en visitas a colegas, escuelas o empresas. Ya se ha empezado a evaluar el programa y se ha visto que a las personas que visitan una de las farmacias incluidas en el programa, tienen el doble de probabilidades de intentar dejar de fumar en comparación con las oficinas que no participan en el programa.
Con la intención de muchas farmacias de convertirse en un aliado en la promoción de los hábitos saludables y la salud en general, se abre un debate interesante sobre los límites éticos de esta colaboración, porque en la mayoría de los casos estamos hablando de negocios privados y algunas personas pueden pensar que no siempre puede prevalecer lo que es mejor para el enfermo.
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