En su último post, Josep Manuel Picas explicaba un marco conceptual para desplegar una medicina centrada en el paciente y, para continuar con el mismo tema, que se lo merece, me parece oportuno hablar de dos evaluaciones, aparentemente contradictorias, sobre el impacto que, en el consumo de recursos sanitarios, puede tener una práctica más orientada a la opinión del paciente.
La primera de las evaluaciones corresponde a una revisión Cochrane de 2012, basada en 115 estudios y 34.444 participantes, que concluye que la medicina basada en la preferencia de los pacientes reduce el intervencionismo quirúrgico y la práctica de los cribajes, en favor de opciones más conservadoras; y en algunos trabajos sobre patologías específicas afirman que estas reducciones pueden ser del 20%, o incluso superiores.
Otra revisión sistemática elaborada por The Darmouth Center for Health Care Delivery, sobre 7 estudios, con la intención de analizar el impacto en costes de las decisiones compartidas, llega a la conclusión de que, con la evidencia en la mano, no se puede afirmar que esta práctica asistencial produzca ahorros, si bien tampoco induce a costes adicionales. En el video podemos ver el investigador principal, Thom Walsh, explicando la metodología de la revisión, y el reconocido profesor en la materia, Glyn Elwyn, diciendo que implicar más a los pacientes en las decisiones clínicas es positivo, mejora muchos aspectos del proceso asistencial y, probablemente, incluso es coste-efectivo, pero que por ahora convendría que los que prometen que en ello han encontrado la clave para combatir el derroche deberían ser más contenidos.
La primera de las evaluaciones corresponde a una revisión Cochrane de 2012, basada en 115 estudios y 34.444 participantes, que concluye que la medicina basada en la preferencia de los pacientes reduce el intervencionismo quirúrgico y la práctica de los cribajes, en favor de opciones más conservadoras; y en algunos trabajos sobre patologías específicas afirman que estas reducciones pueden ser del 20%, o incluso superiores.
Otra revisión sistemática elaborada por The Darmouth Center for Health Care Delivery, sobre 7 estudios, con la intención de analizar el impacto en costes de las decisiones compartidas, llega a la conclusión de que, con la evidencia en la mano, no se puede afirmar que esta práctica asistencial produzca ahorros, si bien tampoco induce a costes adicionales. En el video podemos ver el investigador principal, Thom Walsh, explicando la metodología de la revisión, y el reconocido profesor en la materia, Glyn Elwyn, diciendo que implicar más a los pacientes en las decisiones clínicas es positivo, mejora muchos aspectos del proceso asistencial y, probablemente, incluso es coste-efectivo, pero que por ahora convendría que los que prometen que en ello han encontrado la clave para combatir el derroche deberían ser más contenidos.
La medicina basada en la preferencia de los pacientes es el camino, esta no es la controversia. Si una persona tiene que tomar una decisión clínica, es bueno que entienda bien qué es lo que debe decidir y, cuando lo haga, debería estar convencida de que aquello se ajusta a su manera de ver las cosas, y no a la de otra persona. Si esto es así, como ha demostrado la revisión Cochrane, las expectativas de los pacientes serán más realistas. Pero, por ahora, si hemos de hacer caso a Elwyn y colaboradores, si necesitamos generar ahorros, más vale que busquemos por otros rincones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario