Hay determinantes de la salud sobre los que no podemos hacer nada. Son los que vienen marcados por nuestra dotación genética, nuestra familia, el lugar donde nos ha tocado vivir y el momento histórico que nos es contemporáneo. Otros factores, sin embargo, se vinculan al estilo de vida que decidimos llevar, entre los que el dormir bien (en cantidad y calidad) no ocupa aún un lugar demasiado destacado en el imaginario colectivo. Sin embargo, muchos estudios van en la dirección que marca el sentido común: si uno duerme bien, al día siguiente se encuentra mejor, y viceversa. Por eso no me ha sorprendido el hallazgo de una investigación con sello finlandés que asocia dormir suficiente cantidad de horas, con la somnolencia y la calidad de vida de los adolescentes o otra recogida en Harvard Health Publications que limitó a cinco las horas de sueño de un grupo de estudiantes de instituto de Singapur durante una semana y comparó sus capacidades con otro grupo que habían dormido durante nueve horas cada noche, con los resultados previsibles de deterioro cognitivo debido a la carencia de sueño.
Dormir bien y rendimiento en el trabajo
Un artículo de Harvard Business Review se concentra en la vinculación entre el hecho de dormir bien y el rendimiento personal. El estudio prueba que si una persona lleva 17 horas despierta (las 11 de la noche si se ha levantado a las 6), su capacidad de resolver problemas está reducida de forma equivalente a si estuviera bajo los efectos de una alcoholemia de 0,05%. En la misma línea, las personas que han dormido bien doblan a las que no lo han hecho en varios tests de habilidades, e incluso las que han hecho una siesta van por delante en pruebas creativas. Vistos los datos, por otra parte nada sorprendentes, se observan, curiosamente, pocos estudios sobre deprivación de dormir y rendimiento en las guardias médicas. A pesar de esta escasez científica, un trabajo realizado con la colaboración de un grupo de anestesistas pediátricos canadienses ha probado lo que temía. Unos simples tests cognitivos y de perfiles de estado de humor pasados a las 7 de la mañana a anestesistas que venían de casa en comparación con los que salían de guardia han dado unos resultados demoledores en contra de un modelo de guardias médicas que rompe con toda lógica fisiológica fundamental.
Dormir bien y protección frente a la enfermedad
Es intuitivo que dormir bien debe ser saludable, pero no es hasta hace poco que esta función a la cual dedicamos, o deberíamos hacerlo, un tercio de nuestras vidas, ha atraído la atención de los científicos, y ahora ya se empiezan a publicar investigaciones que hablan de la influencia del dormir mal como factor relacionado con la aparición de algunas enfermedades como: depresión, fragilidad geriátrica, caídas con fracturas, demencia e incluso tuberculosis, pero también se ha visto que el sueño puede ser un elemento coadyuvante (dormir bien en positivo y dormir mal en negativo) de algunos tratamientos como el del parkinson o el de la quimioterapia del cáncer de mama.
Consejos para dormir mejor
Los expertos de Johns Hopkins aconsejan combatir los mitos que mucha gente tiene sobre el sueño, como que con cinco o seis horas ya es suficiente, o la tendencia que muchas personas tienen de buscar ayudas medicamentosas, que crean adicción y no favorecen, en cambio, los ritmos circadianos imprescindibles. Harvard, por su parte, ha publicado 10 consejos para dormir bien, que los pueden encontrar en versión original o en traducción al castellano. También se puede consultar una lista de recomendaciones (en catalán o en castellano) elaborada por el Canal Salud.
La ciencia viene demostrando, poco a poco, que dormir bien o mal no es neutro ni para la salud ni para el rendimiento de las personas y, por este motivo, lo que ahora tocaría desde la práctica clínica es introducir todo lo que relacionado con este determinante de la salud en los antecedentes personales de los pacientes, en los consejos de salud que ofrecemos y en las propuestas terapéuticas que surgen de la actividad clínica.
En otro orden de cosas, con los datos en la mano, es impresionante el desprecio que se tiene del hecho tan meridiano de la necesidad de dormir bien para poder hacer el trabajo profesional con garantías. Hablo tanto del modelo vigente de guardias médicas como de los turnos de doce horas de enfermería.
Jordi Varela
Editor
Yo llevo unos días con el tratamiento de insomnio y ahora es cuando estoy valorando el dormir, me levanto menos cansada y sin mal humor y eso ayuda mucho a empezar a tener un buen día
ResponderEliminarAgradezco tu comentario Ana pero yo me siento tal que así, hay veces que no me apetece hacer nada salvo estar tumbada en el sofá 'viendo' la TV, porque luego no me entero de nada... Valoraré la posibilidad de entrar en la unidad del sueño ya que es algo que necesito
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