Las ferias tienden a presentar las novedades tecnológicas algo pasadas por la magia comercial, lo que pone en riesgo la necesaria objetividad para valorar lo que nos aportarán. Esto se agrava si consideramos que ahora la tecnología avanza mucho más deprisa que las capacidades de los humanos. Mientras la innovación tecnológica progresa de forma exponencial, la capacidad de adaptación y cambio de las personas y de las organizaciones lo hace en forma logarítmica.
En general, para sacar provecho de las nuevas opciones que la tecnología ofrece, hay que saber dónde se quiere ir y qué hacer para llegar allí, la dificultad es que avanzamos a tientas. La buena noticia, sin embargo, y la feria es un buen exponente, es que somos tanta gente haciéndolo que las opciones de progresar no paran de multiplicarse. Recordemos Edison cuando decía que había descubierto 10.000 maneras de cómo no hacer una bombilla.
¿Cuántos artículos científicos o técnicos que explican fracasos han podido leer? Seguramente pocos, pero, en cambio, a las iniciativas innovadoras hay muchos más errores y muchas más fallos que no aciertos, justo en una razón muy inversa a lo que refleja la literatura. Por este motivo me ha llamado la atención un reciente artículo publicado en JAMA Psychiatry, “An Adjuvant Role for Mobile Health in Psychiatry”. Se trata de un texto breve que expone los beneficios y los riesgos de las apps móviles asociadas a la salud mental que entre otros cita el caso de la fundación británica Samaritans orientada a la salud mental. A finales de 2014 Samaritans lanzó una aplicación móvil para ayudar a personas con angustia emocional severa. La aplicación rastreaba las redes sociales del paciente para identificar signos de depresión o de suicidio y alertar a tiempo. Aparentemente era una buena idea, orientada a generar una red de seguridad alrededor del paciente. Por sorpresa para los promotores, la aplicación generó un buen revuelo sobre cuestiones relacionadas con la privacidad y la vulnerabilidad del paciente. La aplicación fue cerrada nueve días después de su lanzamiento. Pienso, pues, que es una pena que no se publiquen con más frecuencia los resultados de las innovaciones cuando no son satisfactorias, ya que se aprende tanto o más de los errores que de los aciertos.
Haciendo el sencillo ejercicio de revisar la literatura sobre "Mobile Health" referenciada en los dos primeros meses de 2016 en Google Scholar, se pueden identificar algunos de los ítems relevantes de cara a que las oportunidades de la movilidad en la salud se materialicen:
- Entender que hay que hacer probaturas con mucha incertidumbre y que se debe trabajar en un contexto de innovación mixto: investigación - diseño - tecnología.
- Hacer planteamientos integrales salud - entorno social - ciudad - trabajo. La vigilancia de la contaminación del aire en tiempo real como recurso de salud es un buen ejemplo.
- Aprender a comunicarse con los nuevos medios. Si ahora ya hay dificultades de comunicación (heath literacy) se puede pensar que la movilidad aún lo puede empeorar.
- Promover comportamientos más eficientes en el uso de los dispositivos móviles. Se ha analizado entre otros el impacto en los estudiantes que afecta negativamente su rendimiento académico y ya se verá que pasa a medio plazo.
- La tecnología debe convertirse transparente para personas con limitaciones o que no llegan a poder operar con las aplicaciones y los dispositivos por múltiples razones.
El trabajo que tenemos por delante es mucho y hay que trabajar con la paciencia necesaria para asegurar que las nuevas propuestas de valor, lo sean de verdad.
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