Al inicio del verano, el Copenhagen Institute for Future Studies publicó el Delphi Study on a Post-COVID-19 World, en el que se sondea acerca del incierto futuro que nos ha provocado la pandemia. El panel consultado estaba compuesto por 28 expertos provenientes de diferentes disciplinas: de la prospección de futuro, de la previsión estratégica, politólogos y economistas, entre otros.
Con horizonte temporal en 2030 o cuando acabe la crisis de la COVID-19, el estudio formula 32 preguntas agrupadas en cuatro apartados:
- Economía y globalización
- Sociedad y gobierno
- Personas y comportamientos
- Vida facilitada por la tecnología
En momentos de gran incertidumbre, este tipo de ejercicios son útiles para renovar nuestra visión e intuir el mundo que se nos echa encima y que nos tocará gestionar. A continuación se resumen los principales mensajes, ordenados de mayor a menor consenso según el porcentaje de expertos que consideran la afirmación probable o muy probable. Hay que tener en cuenta que casi todas las preguntas estaban formuladas en un gradiente de cinco valores (muy probable, probable, posible, poco probable, muy poco probable), por lo que valores superiores al 50% indican dirección y por encima del 70%, consenso importante.
Economía y globalización (horizonte 2030)
- Se acelerará la automatización del trabajo (71%).
- Existirá mayor rivalidad entre Estados Unidos y China (67%).
- El PIB no será el indicador clave del éxito de un país (66%).
- El mundo será menos abierto y más fragmentado (63%).
- Las cadenas de suministro se regionalizarán (60%).
- La recesión tendrá forma de V o U (58%).
- La Unión Europea será más solidaria y habrá mayor colaboración (50%).
- Los gobiernos introducirán el ingreso básico universal (39%).
Sociedad y gobierno (horizonte 2030)
- Las compañías tecnológicas desempeñarán un papel mucho más importante en la detección temprana y el seguimiento de amenazas para la salud pública (100%).
- Las redes informales y comunitarias se convertirán en respuestas formales a posibles crisis cuando los gobiernos fracasen (83%).
- Los sistemas sanitarios invertirán en soluciones digitales para la prevención y el autocontrol (81%).
- Los estados compartirán datos de salud para hacer frente a futuras pandemias (70%).
- Habrá un impulso para la adopción de políticas sostenibles (69%).
- Las conferencias internacionales serán más virtuales (63%).
- La trayectoria de urbanización será similar a la actual (59%).
- Habrá una nueva ola de refugiados hacia Europa (52%).
- Se adoptarán estilos de vida ecológicos que el confinamiento ha puesto en boga (48%).
- Se producirá una recesión democrática por el mantenimiento de los poderes otorgados por los estados de alarma (42%).
Personas y comportamientos después de la crisis de la COVID
- La solidaridad y la confianza en los otros se incrementarán (79%).
- Abandonaremos rápidamente el distanciamiento social en cuanto finalicen las restricciones (77%).
- El sentimiento hacia las alternativas virtuales (compras, ejercicio) crecerá (74%).
- Aceptaremos un mayor despliegue de sistemas de vigilancia tecnológica (apps y reconocimiento facial) para evitar o controlar futuras pandemias (67%).
- Se reducirán los viajes internacionales (63%).
- Se normalizará el uso de mascarillas en lugares donde antes no era habitual (48%).
- Seremos más cautos respecto a la desinformación provocada por las fake news (41%).
- Se incrementará la socialización virtual a expensas de la presencial (37%).
Vida facilitada por la tecnología (horizonte 2030)
- El trabajo remoto y la colaboración online se dispararán (75%).
- El voto electrónico será habitual (63%).
- La educación online será la más frecuente en el nivel universitario (53%).
- Los servicios de entrega mediante drones serán habituales (48%).
- La micro movilidad a demanda en ciudades se extenderá en detrimento del transporte público (46%).
- El dinero en metálico desaparecerá de forma general en el mundo (32%).
Es curioso observar como las preguntas directamente relacionadas con el ámbito sanitario disfrutan de un consenso marcado y dibujan un claro marco de acción para la política sanitaria: invertir en tecnologías de soporte a la prevención, compartir datos para luchar contra futuras pandemias y facilitar el papel de las compañías tecnológicas en salud pública. Muchas otras lecturas emergen de los resultados del estudio, pero con gran angular se observa un paisaje donde impera el verde y domina lo digital.
Las prospecciones de futuro siempre son inciertas, dadas las variables que se introducirán en el decurso del tiempo, sin embargo estas parecen disponer de una base de partida que las hacen, si más no, convincentes.
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