Alexandre Lourenço
Lusitania
El pasado mes de diciembre, un amigo español compartió conmigo un artículo del diario El Mundo donde se destacaban algunas aportaciones: "Nos trataban como niños y éramos muy felices". La infantilización de la sociedad: "El SNS se ocupará de todos. Todo está bien. El clima cálido resolverá la mortalidad excesiva, el clima frío es la única causa de la mortalidad excesiva, las vacunas están ahí y lo resolverán todo". La responsabilidad individual se degrada. Mira cómo luchan los niños por los primeros dulces: las vacunas. Por ello, pese a los terribles indicadores de mortalidad, no es extraño ver reuniones de personas sin protección ante el primer rayo de sol.
Un año después del inicio de la pandemia, la incapacidad de implementar un sistema efectivo de tests y rastreo de contactos muestra nuestro fracaso en hacer algo más que la actividad habitual. Así la prevención sigue olvidada y el sistema tiende a centrarse exclusivamente en las estructuras de atención y cuidado convencionales.
El mes pasado, el gobierno británico presentó a su parlamento el libro blanco Integración e innovación: trabajar juntos para mejorar la atención sanitaria y social para todos. El tema no es nuevo, pero es una señal que nos da esperanza en medio de una pandemia. Son este tipo de aportaciones las que involucran a los ciudadanos e iluminan nuestro futuro.
No son los millones de la ayuda económica europea lo que nos hará mejores, sino las personas, sus ideas y su visión colectiva. Como decía mi colega español: si el gobierno quiere involucrar a la sociedad, lo primero que tiene que hacer es considerarnos como adultos.
Magnifica reflexión.
ResponderEliminarEl cuidado de la Salud ees un entramado de responsabilidades, individual, social y politica. Hasta ahora el "papáestado" nos tenia que proveer de todo mientras el individuo lo que hacía era esperar las dadivas.