Linda H. Aiken |
Para garantizar la equidad a los pacientes atendidos en el sistema de salud es necesario que las dotaciones de los hospitales sean homogéneas, además de ser adecuadas. Posiblemente, la única forma de hacerlo es legislando sobre el número de pacientes a los que puede cuidar una enfermera en las unidades de hospitalización. En el año 2016, en Queensland (Australia) se reguló en 27 hospitales públicos que las enfermeras podían tener a su cargo cuatro pacientes en los turnos de día y siete pacientes en los turnos de noche. Tal como pone de manifiesto Aiken en un artículo reciente publicado en The Lancet, este cambio en la dotación supuso una reducción del 11% de la mortalidad en estos 27 hospitales públicos respecto a los hospitales que no regularon el número de pacientes por enfermera.
El impacto de las dotaciones enfermeras en la mortalidad de los pacientes hospitalizados se ha estudiado en muchos países, siendo Chile el último que se ha añadido a la lista. De nuevo Aiken, en el segundo artículo publicado este 2021 en The Lancet, pone de manifiesto que las variaciones en las dotaciones tienen impacto en la disminución de la mortalidad y en la mejora de los resultados en salud de los pacientes. A partir del análisis de los datos de 40 hospitales chilenos, el estudio concluye que la mortalidad y los días de estancia aumentan un 41% cuando se comparan los hospitales donde una enfermera cuida a 18 pacientes con los hospitales donde una enfermera cuida a ocho pacientes. Es muy interesante el análisis de costes vinculado a estos resultados puesto que se estima que el ahorro en costes de los hospitales con ratios 1/8 compensa el coste del incremento del número de enfermeras para atender a los pacientes si se compara con los hospitales donde las ratios son 1/18.
Para objetivar con contundencia estos resultados en nuestro país hemos de poder disponer de indicadores para evaluar sistemáticamente el impacto de los cuidados enfermeros. En esta línea, en 2019 se publicó, con el apoyo del Consejo de Colegios de Enfermeras y Enfermeros de Cataluña, el "Proyecto de consenso e implementación de los indicadores de evaluación de los cuidados enfermeros", pero queda pendiente hacer operativa y sistematizar la recogida de estos indicadores en todos los centros sanitarios, centrando la atención en el proceso de cuidar, claramente vinculado a las dotaciones. ¿Cómo se pueden analizar los resultados si no se cuenta con datos suficientes y no se tiene en cuenta el número de enfermeras que forman parte del proceso?
La COVID-19 ha puesto de manifiesto las debilidades de los sistemas de salud amenazados por la falta de enfermeras en todo el mundo, pero ¿hasta cuándo habrá que esperar para aplicar los resultados de la evidencia existente y garantizar y reconocer el valor de los cuidados enfermeros? Es incuestionable que existe evidencia suficiente para efectuar una inflexión en las políticas sanitarias y centrar la atención en los cuidados enfermeros.
Es necesario, tal como decía recientemente Linda H. Aiken en un artículo de opinión en The New York Times, revisar las condiciones laborales de las enfermeras y establecer políticas que garanticen dotaciones seguras. Solo así se podrá mantener la calidad de los cuidados, la atención adecuada a las personas atendidas y la sostenibilidad del sistema de salud.
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