A pesar de que el
sistema sanitario está yendo muy retrasado en comparación con otras industrias,
en la adopción de servicios on-line, estoy seguro de que los ciudadanos ya
están preparados, y de que si, desde el sistema sanitario, somos capaces de
abrir nuevas líneas de comunicación, de acuerdo con los tiempos que vivimos, el
éxito está garantizado. Eso sí, siempre que los profesionales estemos
dispuestos a adaptarnos, y esta es la parte difícil. No en vano vemos como las
oficinas bancarias y las agencias de viaje, por poner dos ejemplos, han tenido
que redefinir, de pies a cabeza, su modelo de negocio, gracias, o por culpa, de
los servicios on-line.
En este programa de
revisión de evidencia científica (el de la portada azul escaneada), el
Departamento de Veterans Affairs de EEUU se hace la siguiente pregunta: ¿Cuál
es la asociación entre el e-mail "seguro" y los resultados clínicos,
la satisfacción de los pacientes, la adherencia al tratamiento, la eficiencia o
el uso de recursos?
Pero, antes, si me
permiten, aclararé eso del e-mail "seguro", porque creo que es
relevante. Por motivos obvios de seguridad y confidencialidad, siempre que
hablamos del uso de mensajería electrónica para comunicarse entre un paciente y
su médico o su enfermera, lo tendremos que hacer a través de un acceso
protegido, que por ahora es la plataforma de la historia clínica compartida.
Continuando con la
pregunta del documento de Veterans Affairs (es una revisión de julio de 2012),
la respuesta que encuentran los investigadores es que hay una evidencia
"moderada" entre el uso del e-mail por parte de los pacientes y las
mejoras en los controles de glucemia en los diabéticos, mientras que hay una
evidencia "baja" en otras circunstancias y tipologías de pacientes,
tales como el control de la hipertensión, la colitis ulcerosa o la
insuficiencia cardíaca.
Por tanto, con estas
evidencias, es lógico que a partir de ahora, al menos en este post, me ciña a la diabetes, por lo que
les presento un par de publicaciones, una es una tesis doctoral (2012) de Lynne
Harris, que se puede encontrar en la página web de la Universidad de Washington y la otra es una
artículo de la revista Health Affairs (Zhou 2010), sobre un ensayo llevado a
cabo en Kaiser Permanente.
La tesis consultada
en los archivos de la Universidad de Washington dice que casi la mitad de los
diabéticos en EEUU no consiguen tener un control adecuado de su azúcar. En este
punto vale la pena recordar que en España, según un trabajo publicado por J.
Franch del grupo GEDAPS, las cifras son claramente mejores (un 59% de los
pacientes diabéticos tienen una HbA1c inferior al 7%, ver post de 17
de septiembre de 2012). Volviendo a la tesis doctoral, en ella podemos
ver la tipología del uso que los diabéticos hacen del e-mail, y éstos son datos
inicialmente relevantes, porque todo el mundo habla del instrumento, pero casi
no se sabe nada de cómo está funcionando, en los todavía pocos lugares donde se
ha implantado.
Los resultados del
trabajo dicen que sólo un tercio de los diabéticos que tienen acceso utilizan
el e-mail, aunque la mayoría de los usuarios han mostrado un nivel de uso
modesto: 1-3 mensajes por año, combinado con un número algo superior de visitas
presenciales. Los pacientes más activos tienden a ser los de la franja de los
clínicamente más complejos. La tesis demuestra que el uso de e-mail mejora el
control de la glucemia, medida en HbA1c.
En este artículo de
Health Affairs se explica cómo un grupo de investigadores de Kaiser Permanente
diseñó un estudio con 35.423 pacientes con diabetes, hipertensión o ambas
patologías, y consiguieron demostrar que el uso de e-mail entre los pacientes y
los médicos en un periodo de 2 meses se asoció, de manera estadísticamente
significativa, con mejoras en la efectividad clínica, con un 2,0% hasta 6,5% en
mejores niveles de HbA1c, colesterol y tensión arterial. La misma
investigadora principal (Zhou 2007) había demostrado 3 años antes de que el uso
del e-mail reduce el número de visitas presenciales entre un 7 y un 10%.
Discusión
Las tecnologías de
la comunicación han venido para quedarse, hablo de la sociedad en general y,
como bien sabemos, continúo hablando de la sociedad, cuando estas tecnologías
penetran en un tejido empresarial lo cambian drásticamente. A pesar de ello,
todo lo que estamos viendo en esta serie de posts
sobre "Práctica clínica virtual" es que los avances de estas tecnologías
en el sector salud son más bien escasos.
Pienso, sin embargo,
que el modelo sanitario basado en niveles asistenciales y especialidades
médicas tal como ahora lo conocemos no podrá continuar mucho tiempo igual, se
deberá repensar. Pero imagínense que no se hace (por pereza o por resistencia).
¿Qué puede pasar? Pues no duden que si no hay cambios desde dentro, la presión
combinada de la nueva epidemiología (crónicos y frágiles) añadida a la de las
tecnologías de la comunicación ya se encargará de abrir todo tipo de vías de
escape al sistema.
Resumiendo: a pesar
de los escasos resultados que vamos viendo en la apertura de nuevos canales de
comunicación entre pacientes y profesionales, es necesario que desconfiemos: o
nos anticipamos o seremos anticipados.
Bibliografía
Zhou YY, Garrido T,
Chin HL, Wiesenthal AM, Liang LL. Patient access to an electronic health record
with secure messaging: impact on primary care Utilization. Am J Manag Care
2007; 13:418-24.
El próximo lunes 4
de marzo estoy preparando la cuarta entrega de "Práctica clínica
virtual" sobre el acceso on-line del paciente a su propia historia
clínica, e intentaré contestar a la pregunta de: ¿para hacer qué?
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