Cui prodest
Llegados a este punto del post, permítanme una pequeña licencia: llevamos más de un año en condiciones muy duras, toda la sociedad, pero el sector sanitario más todavía por el gran sufrimiento y esfuerzo acumulados. A algunos la situación se nos ha atravesado y, de hecho, yo mismo no me vi con fuerzas para escribir el post anterior y me disculpo por ello. Vamos a seguir con el tema que arriba he introducido, pero intentaré hacerlo hablando de un profesional que, en los últimos meses, además de hacernos reflexionar a muchos y señalar aspectos importantes de la profesión médica, también ha sacado alguna risa e incluso alguna carcajada en una época en la que estas a veces cuestan de encontrar.
El Dr. Glaucomfleken (Will Flanary en la vida real) (@DGlaucomfleken en Twitter), a quien seguramente algunos habrán visto en esta plataforma o en su cuenta de TikTok, es uno entre muchos twitstars. Su eclosión pública ha sido en el último año en el que se ha hecho famoso por parodiar escenas de interacción entre especialistas de distintos servicios, predominantemente hospitalarios, o entre estos y un estudiante que justo llega para presentarse el primer día de rotación en distintas especialidades. Ciertamente son muy ocurrentes y no se libra ni él mismo, como oftalmólogo, de sus sátiras. Sus posts en las redes sociales son muy esperados… En especial los del estudiante que va rotando con todos los especialistas y en dos minutos resume los tics de cada uno de ellos con humor. Una característica por la que cuento todo esto y que cabe destacar es que es capaz de destilar con suficiente gracia y elegancia escenarios paradigmáticos de los conflictos interprofesionales, imperfecciones del sistema y tics del sistema de formación de residentes, entre otros elementos habituales del trabajo de un profesional. Es enorme su capacidad para captar los aspectos más definitorios de los escenarios que representa e incluso algunos más peculiares pero incómodos. Muestra una gran capacidad para captar componentes del currículum oculto y ponerlos en un guion, lo que indica probablemente una actitud reflexiva ante la práctica clínica. Todo ello, evidentemente, ambientado en el sistema sanitario norteamericano, aunque muchos de esos escenarios son extrapolables a la realidad en cualquier sistema, ya que toca la médula del ejercicio profesional. Lo más sorprendente es que apenas se ven comentarios negativos o críticas a sus, a veces ácidas, recreaciones.
Este oftalmólogo, que es amante de la comedia, ha pasado por el cáncer y una parada cardiorrespiratoria a una edad temprana y efectúa su aportación desde la comedia. La pandemia lo ha obligado a buscar un medio para conectar con su público y para ello ha recurrido a TikTok y Twitter.
Lo que más admiración me produce de todo lo comentado son estos tres aspectos:
- El primero es su valentía y desparpajo para poner el dedo en la llaga. A menudo pensamos que es mejor dejar pasar actitudes o conflictos y no ponerlos como paradigma de las disfunciones de nuestras organizaciones o servicios.
- En segundo lugar, la creatividad de la idea como estrategia de comunicación, ya que sus publicaciones tienen un enorme impacto en las redes y llegan a una gran cantidad de profesionales. Cada vídeo alcanza fácilmente más de 20.000 visusalizaciones a las pocas horas de colgarlo.
- En tercer lugar, las temáticas que escoge y que representa con mucha gracia. La principal, como decía, los estereotipos de profesionales y la reacción del estudiante ante cada uno de ellos. El burnout ocupa un lugar muy importante en sus entradas. En esta representa escenas sobre las distintas causas que lo producen, como la sobrecarga de trabajo, la falta de reconocimiento o, directamente, la falta de implicación de las direcciones para atajar la epidemia de burnout y dejar toda la carga de resiliencia en manos de los profesionales. Otra temática es la colaboración entre especialidades y los “vicios” de cada una de ellas.
Esa amalgama que compone el currículum oculto permite poner en marcha el conocimiento médico al servicio del paciente dentro de una institución y en colaboración con quien haga falta, aportando a la experiencia del paciente, en el contexto de su enfermedad, el valor intrínseco del acto médico.
A menudo, conviene también saber lo que NO debes hacer (aprender) o cómo NO debes comportarte (imitar), tanto ante el paciente como ante los colegas y colaboradores en el trabajo. Desgraciadamente es muy fácil adquirir malos hábitos durante la formación de pre y posgrado. En el ámbito sanitario, todos los profesionales somos ejemplo para el aprendizaje de estudiantes y residentes. Lo digo sabiendo que a veces he podido servir de ejemplo de lo malo. Es fácil recordar alguna situación en la que nos hemos comportado de manera torpe, inadecuada o incluso desagradable y con ello hemos hecho un flaco favor a los ojos y oídos de quienes aprenden de nosotros, ya sea consciente o inconscientemente. El hecho de que sea del currículum oculto hace que sea también un aprendizaje poco explícito y que nadie controla, ni detecta, hasta que es demasiado tarde. A veces basta con un buen ejemplo de como no conviene actuar para conseguir un correcto aprendizaje. Pero no siempre lo sabemos señalar o no somos lo suficientemente valientes para hacerlo.
Recomiendo que veáis algunos de los posts y que os riais un rato. Pero, por otro lado, y volviendo al tema inicial, relativo al currículum oculto, comparto las siguientes reflexiones finales para concluir, muy importantes en mi opinión:
- Hacer visible ese currículum oculto para estructurar mejor el aprendizaje que nos brinda y para identificar aquello que hemos de desaprender y, por lo tanto, evitar transmitir con nuestras actitudes.
- La práctica reflexiva, prestando atención a cómo ejercemos, “mindfull practice” como la llamó el Dr. Ronald Epstein.
- Encontrar estrategias de comunicación que lleguen, que impacten y que generen reacción e interacción. Quizá no todo se ha de comunicar en libros de texto o artículos científicos.
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