En consecuencia, uno de los grandes retos es conseguir equipos eficientes, con un alto rendimiento, y crear espacios en favor de la inteligencia colectiva y para compartir y conectar el conocimiento. Un artículo de The New York Times Magazine “What Google Learned From Its Quest to Build the Perfect Team” nos puede ayudar a descubrir cómo hacerlo.
Hace unos años, Google puso en marcha el proyecto Aristotle para estudiar 180 equipos de su organización y determinar las características de los que tenían mejor rendimiento. ¿Se trataba de equipos compuestos por profesionales con una formación parecida? ¿O que compartían hobbies? ¿O que se relacionaban fuera de la empresa? ¿O que tenían más profesionales seniors? ¿O más ingenieros? ¿O una composición similar de mujeres y hombres? ¿O más mujeres? ¿O más hombres? Las variables significativas fueron otras y se resumen en el concepto de seguridad psicológica. Los mejores equipos eran aquellos en los que se distribuía equitativamente el tiempo en que cada miembro hablaba y que, además, tenían una elevada sensibilidad social, es decir, eran sensibles al estado de ánimo de sus miembros y compartían historias personales y emociones.
Quien consiga trabajar en equipo dentro de su organización y con otras instituciones, aprovechando el conocimiento individual en favor de una inteligencia colectiva, crecerá exponencialmente respecto a quien no lo haga. La autenticidad y la seguridad psicológica van a ser claves para alcanzar un verdadero trabajo en equipo. Se trata de algo tan sencillo como que cada miembro del equipo diga lo que piensa y participe por igual.
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